martes, 19 de febrero de 2019

Las mejores ostras en la Bella Easo

Pues sí, hace unos años vio la luz en la bellísima capital guipuzcoana un establecimiento especializado en ostras y champán, cuyo concepto era verdaderamente novedoso en dicha ciudad. Estamos hablando del Kata 4, regentado por Juan Ramón Goikoetxea, "Goiko". No obstante además de ese preciado bocado de mar, Goiko nos sorprende con una amplísima variedad de productos locales, donde prima siempre la calidad de la materia prima. Nosotros en eta ocasión, optamos por averiguar nuevos y originales sabores, y dejar las ostras para otra ocasión. Seguro que más pronto que tarde habrá opción para catarlas.






Antes de mostrarles todas las diferentes joyas gastronómicas, merece la pena detenerse en la arquitectura del local. Se crean tres espacios bien diferenciados, todos ellos apoyados en unos elementos decorativos muy atractivos. Nada más entrar al restaurante nos encontraríamos con el lugar propicio para degustar las ostras y otro multifuncional saloncito privado de sillas altas. Finalmente, en la parte superior se situarían las mesas más privadas, para poder saborear los diferentes platos de una manera más sosegada. Y antes de que se me olvide, no dejen de visitar su terraza. Su ubicación junto al Hotel María Cristina y frente al río Urumea es pura magia.








Ahora sí, ya llega el momento para volver a deleitarnos con todo lo que allí degustamos. Comenzamos el festín con una verdura de temporada, concretamente unas alcachofas con jamón y un puré de patata delicioso. Si las alcachofas fueron de nota, lo del puré resultó inolvidable. De agradecer un maridaje tan perfecto.










Segundo de los entrantes: cola de cigala rebozada con salsa de chipirón. Nuevamente una combinación de sabores muy acertada. La cigala y el chipirón forman un matrimonio perfecto. En definitiva, un buen plato.

















Y el último de los entrantes, uno de los caprichos de la casa: huevo de caserío a baja temperatura con polenta y setas de temporada y queso manchego. Ciertamente, es un plato que nunca defrauda. Sinfonía de sabores para crear una excelente melodía gastronómica.











Cambiamos de tercio. Llega el momento de los platos principales. Comenzamos con una de las especialidades de la casa: txangurro a la donostiarra con pimiento morrón, yuzu y aguacate. En esta oportunidad se trató de jugar con los contrastes. El yuzu, que para quienes no lo sepan, es un cítrico que crece en Asia Oriental y tiene apariencia de una pequeña naranja, y el aguacate contrarrestaban el sabor terso del marisco. Muy bien.




Para continuar con el apartado de pescados, un clásico de nuestros mares: rape, el cual iba sobradamente guarnecido. Caldo nikkei, tirabeques, tomate cherry, cebolla roja, boniato y shitake marinado. Ejemplo de fusión de gastronomía japonesa-peruana con producto de la tierra. En este caso tres no son multitud.







Oportunidad ahora de degustar un arroz: arroz negro con chipirón y mejillones de roca. Una vez más, el motivo del éxito del plato se debe a la óptima conjunción de materias primas. Felicitaciones.






Y por último, antes de llegar al momento más dulce de la jornada, el manjar carnívoro: solomillo de ternera con pimientos de piquillo y su jugo. Quizás el plato con nota más alejada de la media, motivado por el excesivo sabor ahumado que ofrecía la pieza. Nada que no se pueda corregir.









Variedad de postres notable. Para los más chocolateros qué mejor que una torta de chocolate con helado de sésamo garrapiñado negro. Dulce ideal para los más golosos, sin duda.









Uno más. Strudel de pera, crema pastelera y helado. Este postre que se asocia a la cocina germana continúa haciendo las delicias de muchísimos comensales europeos, como así sucedió en nuestro caso.










Y para terminar, como homenaje al sorprendente clima tan benigno que nos está acompañando, un exquisito surtido de helados. Buen colofón de fiesta.







Ya ven, no sólo los fanáticos de las ostras deben de visitar el Kata 4. Todos tienen su sitio.


Última visita: 16/02/19


Santa Catalina Plazatxoa, 4
 20004 Donostia, Gipuzkoa



943 42 32 43



lunes, 11 de febrero de 2019

Cuando la historia y la gastronomía se dan la mano

En el día de hoy vamos a poder disfrutar de dos placeres al precio de uno. Un poco de historia acompañada de la mejor gastronomía en el mismo pack. Acercarse a la bellísima población aragonesa de Sos del Rey Católico nos permite embeber los capítulos más ricos de nuestra vasta historia. En el visitable Palacio Sada de dicha villa nació el ilustre Fernando II de Aragón, pero la etimología del municipio esconde muchas más sorpresas ¿Por qué el nombre de Sos? Diversas hipótesis. Para algunos Sos significaría sobre un alto, aludiendo a la situación que tiene la villa sobre una prominencia. Para otros “Sos” haría referencia muy posiblemente al pueblo prerromano de los suessetanos que se encontraron asentados por estas tierras. Finalmente hay una interpretación en la que Sos vendría a ser las iniciales de “Sancti Oppidum Stephani”, esto es, la villa de San Esteban. Quédense con las que más les guste.






Y después de resolver nuestras dudas históricas, con el fin de complacer nuestros humildes estómagos, visitamos La Cocina del Principal. Lo primero a destacar, su belleza, nada de extrañar por otra parte, puesto que el restaurante ocupa actualmente lo que eran las cuadras y bodega de caserón noble del siglo XV. De unas instalaciones amplias y rústicas han creado un espacio precioso, en el cual también llaman la atención las bellas pinturas que cuelgan de las paredes. Tan holgado es el lugar, que tuvimos la suerte de saborear los distintos manjares en un salón privado, lo cual es verdaderamente de agradecer. Manjares estos que fueron abundantes, dado que se nos ofreció un menú degustación con los mejores platos tradicionales de la cocina aragonesa.







Y por si el menú degustación no fuera ya de por sí suficiente, para ir abriendo nuestras papilas gustativas, se nos ofrecieron unas aceitunas maceradas en aceite y unas croquetas de pato elaboradas artesanalmente, cortesía de la casa. Sin duda, un comienzo prometedor.








Situándonos propiamente en el menú degustación, el primero de los platos fue su micuit de foie gras casero acompañado de una especie de pan de brick, que igualmente elaboraban ellos, y una sabrosísima cebolla caramelizada. Más que interesante la propuesta.









Sigamos. Una sopa de ajo, que, sin duda nos hace trasladarnos en los tiempos en los cuales, por los motivos que fueran, en ninguna de nuestras cocinas podía faltar esta vianda. Ya por simplemente dicho motivo, merece la pena.









Y un último primer plato antes de llegar a los segundos, que en mi más humilde opinión fue el que destacó entre todos ellos: el canelón relleno. Bechamel exquisita y el punto de gratinado delicioso. Felicitaciones.







Llegamos a los segundos. Lomo de bacalao fresco ajoarriero. Cruda batalla tiene un humilde servidor con este popular pescado. Amén de que no se trata de uno de mis favoritos productos, el plato llegó a la mesa diríamos que templado y quizás con un exceso de sal, de modo que comparativamente quedó un poco por debajo del resto.






Momento de las carnes. Primero, carrillera de ternera guisada con manzana. Si obviamos el mismo pequeño detalle, que en el servicio anterior, es decir que el producto no estaba lo suficientemente caliente, el resto perfecto. Una carne tiernísima y jugosa, la cual se deshacía en la boca, perfectamente maridada con la manzana.







Y con la segunda carne dieron el do de pecho. Junto al canelón fue la estrella de la jornada: ternasco asado al horno. Demostraron con creces que se trata del producto fetiche de la región. Con una materia prima de primerísima calidad y siendo unos maestros en su posterior elaboración como lo son, el resultado no puede ser otro que el cum laude. Enhorabuena.






Por último, un pequeño hueco para el momento más dulce de la jornada, si bien en esta ocasión tuvimos que ampliar dicho hueco, puesto que nos esperaba una notable selección de postres de la casa: canutillo de chocolate, helado de leche merengada y brazo de gitano de crema. En una palabra, excepcional.







Si desean una gastronomía aragonesa de primerísima calidad en un marco incomparable, La Cocina del Principal es el lugar.




Última visita: 10/02/19


C/ Fernando el Católico 13 
50680 Sos del Rey Católico Zaragoza



948 88 83 48

miércoles, 6 de febrero de 2019

Una apuesta por lo tradicional

En la cuna de la innovación y la fusión gastronómica, la Bella Easo, ¿por qué no optar por una cocina tradicional, donde se prioriza la materia prima de primerísima calidad? Pues esa oportunidad nos la da el restaurante Alderdi Zahar, situado en plena Parte Vieja, concretamente en la calle Fermín Calbetón, donde probablemente el pintxo o la tapa por metro cuadrado sea la más elevada de todo el país. Restaurante, por tanto, clásico y que actualmente ha renovado ligeramente su imagen, pero que no ha perdido un ápice su esencia.






En consonancia con la gastronomía que se ofrece, y volviendo a la decoración tanto esta como el ambiente es muy informal, pero  al mismo tiempo realmente acogedor, con una atención por parte de los camareros muy cercana y profesional. Sencillez que se rompe con el atrevimiento de ofrecer una cocina a la vista de los clientes, circunstancia que es siempre de agradecer. No hay trampa ni cartón. Incluso las diferentes piezas que se van a degustar se enseñan en la mesa para posteriormente ser elaboradas.








Como no podía ser de otra manera, los entrantes fueron a base de producto de temporada y naturales. Primero, unas exquisitas alcachofas salteadas con jamón. De quitarse el sombrero. Sabrosas, tiernas y sin ninguna piel.









A continuación, más productos de la tierra: menestra de verduras. En ese festín vegetal tuvimos el placer de volver a saborear alcachofas, además de mi admirado cardo, guisantes, zanahoria y los huevos cocidos de rigor. Todas las notas adecuadas para obtener la mejor sinfonía gastronómica.







Vayamos con los principales. Todo al uso. Primero pescado y luego carne. En cuanto al pescado, un excelente rape al horno con patatas panadera. El que el producto fuera tan fresco, ya le otorgaba la mitad del camino hacia la excelencia. La otra mitad, asunto de los fogones. Bravo.









Y en el apartado carnes, sigamos sin abandonar el aroma tradicional. Chuleta con patatas y pimientos verdes. Podríamos decir que la carne resultó correcta, que es una buena nota, dado nuestro nivel de exigencia.








Y para terminar un dulce casero, recomendación del servicio, que desde luego fue una sugerencia inmejorable. El tiramisú que tuvimos el gusto de saborear, fue de los que se recordarán en tiempo. Mis más sinceras felicitaciones.








Ya lo ven, en Donosti no es todo innovación y platos de alta cocina; lo clásico también gusta, y vaya que si gusta.





Última visita: 02/02/19
Web del restaurante (no disponible)


Fermin Calbeton Kalea, 9
20003 Donostia, Gipuzkoa




34 943 42 52 54