La costa asturiana nos espera en el día de hoy para saborear sus más delicados manjares. En concreto, nos acercamos a un pueblo marinero muy cercano a Avilés, llamado Salinas, donde visitamos el restaurante Real Balneario con Isaac Loya, distinguido con una estrella Michelín, siendo ya esta la tercera generación al frente. Lugar precioso con unas vistas inolvidables, desde su ubicación en primera línea de playa. Quizás en la temporada veraniega resulta un poco incómodo para la intimidad de los comensales, como para la de los propios bañistas, debido a las amplias cristaleras que rodean el local.
Y lo del nombre Balneario tiene su explicación lógica y evidente. El restaurante se asienta sobre un antiguo chalet que formaba parte de las instalaciones del Balneario de aguas marinas, inaugurado por S.M. Alfonso XIII en 1916. Han seguido fieles a sus raíces y leales al producto de la tierra, para homenaje de la rica gastronomía asturiana. Isaac ha sabido darle su toque especial de conjunción entre lo tradicional y lo innovador.
El entrante cortesía de la casa merece mención especial, por su vanguardismo, sabor y calidad: nigiri con tataki de atún acompañado de un gazpacho realmente natural y casero. Exquisito y delicado. Un inicio realmente prometedor.
Y antes de comenzar con los entrantes en sí, el ofrecimiento del camarero de unos percebes no cayó en saco roto. Es una de mis debilidades, siendo la elección acertadísima. Percebes del muy cercano Cabo de Peñas, que quedarán para siempre en mi recuerdo gastronómico.
Los primeros platos también estuvieron a la altura. Por un lado, un jugosísimo bonito de temporada sobre ponzu y cebolletas glaseadas. Bravo por ese inconfundible guiño a la cocina nipona. El taco de bonito más hecho por fuera que por dentro, para que la pieza mantenga la intensidad del sabor, bien acompañado con una salsa agridulce y unas cebolletas espectaculares.
Y por otro lado, una espectacular cola de cigala, papada confitada, snacks de fabes y jugo de remolacha amarilla. Tributo a los productos de la tierra. Riesgo y éxito. Conjuntar alubias con algo una cigala es realmente arriesgado e innovador. En esta ocasión el resultado fue el óptimo.
Llegamos al momento de la carne y del pescado. Por lo que respecta a la carne, un Angus Aberdeen con patatas grenaille y pimientos asados. carne muy especial, desde luego, ya que esa raza bovina sólo se encuentra en alguna zona de Escocia, que la cual en este caso desvirtuó un poco su calidad, debido a una presentación escasa.
En mi opinión en esta ocasión el pescado superó a la carne: lomo de lubina al vapor sobre una salsa citronela. Una lubina fresquísima y guardando todo su sabor, dado que esa salsa a base de hierba de limón era muy sutil. En definitiva, muy buen acompañamiento.
La sesión de postres fue triple. Primero, una cremosa torrija de vainilla con su helado de café. Postre notable podríamos decir. La torrija muy bien elaborada y el helado con personalidad. Más que bien.
A continuación, el postre estrella de la casa y de la tierra: arroz con leche requemado. Está claro que para degustar el mejor arroz del mundo hay que visitar la tierra de Don Pelayo. Este dulce es patrimonio de la bella Asturias, sin duda.
Y para terminar con este trío tan goloso, el tocinillo de cielo con leche merengada. Mientras en la parte superior estaba la gran bola de leche merengada exquisita, en el fondo se encontraba un consistente y dulce tocinillo, que resultó realmente empalagoso. Demasiado contundente para ser el epílogo.
Como no podía ser de otra manera, con los cafés unos últimos dulces para hacer más placentero, si cabe, dicho momento. Correcto, pero no obstante, de agradecer la iniciativa.
Si quieren comer de modo exquisito en un lugar playero, no lo duden, la mejor opción es el Real Balneario de Salinas.
Última visita: 23/07/16
Avenida de Juan Sitges, 3
33405 Salinas (Castrillón) Asturias