martes, 28 de octubre de 2014

La unión hace la gastronomía

Esta vez Bilbao nos acoge con una grata sorpresa. Algo nuevo: el restaurante Bilbao Berria, si bien más que de un restaurante estamos hablando de un grupo, con establecimientos en Barcelona y Londres, amén del ya mencionado en Bilbao. Una aventura que emprendieron con toda la ilusión del mundo dos vascos y un catalán, Iñaki Lasa, Rafa Viar y Pedro Antonio en la Plaza de la Catedral de Barcelona en 1999, y ya ven, siguen creciendo. Tanta es la popularidad de los últimos años, que incluso el primer ganador español del concurso "MasterChef", Juan Manuel, ya pertenece a la plantilla. Enhorabuena.






En el caso del nuevo restaurante sito en Bilbao, todo el logro es fruto de la experiencia de muchos años, dado que muchos miembros del equipo eran parte del ya cerrado clásico restaurante de Bilbao, Metro Moyua. Ahora se ha dado un giro de 180º; se opta por una cocina totalmente innovadora y creativa. Todo ello además de apreciarse en su gastronomía, se muestra en una decoración moderna, acogedora y agradable, aunque eso sí, las mesas están extremadamente juntas. Eso de querer aprovechar el espacio al máximo para obtener un beneficio sin límites, lo paga el comensal, puesto que la intimidad se pierde sin remedio alguno.









En esta ocasión optamos por 2 entrantes y un gran plato de carne. El primer entrante fue un arroz cremoso de chipirón con langostino, que estaba espectacular. El arroz muy suelto y unos chipirones y langostino de primera. Si es que cuando la materia prima es de auténtica calidad 3/4 del plato están resueltos. Que no nos den gato por liebre.






El segundo entrante fue mucho más innovador y con unos resultados igualmente memorables: canelón de pato asado, su jugo y maíz lyo. Por cierto, este último ingrediente merece una mención aparte; se trata de una nueva línea de frutas liofilizadas creada por Albert y Ferrán Adrià. Ahí es nada. En cuanto a lo principal, el canelón, inolvidable. Pasta fina-fina y el pato "bocata di cardinale". Bravísimo.




Y como fin de fiesta un clásico con mayúsculas, no solo por su historia, sino por su tamaño: chuletón de Villagodio. 2 consideraciones: qué es y cuál es su origen. Es el auténtico chuletón bilbaíno, cuya pieza debe haber pertenecido a un novillo de unos 3 años, pesar entre un kilo y kilo y medio y tener un grosor de unos 5 – 6 cm, cortándose la parte del lomo alto y asándose a la parrilla con o sin hueso. En cuanto a su origen, este se debe al marqués del mismo nombre, conocido por su afición a los toros. El susodicho quiso fundar una ganadería e incluso llegó a construir una plaza de toros en el barrio de Indautxu para que los bilbaínos disfrutasen de la bravura de sus reses. Desgraciadamente para él, ya en la inauguración de la plaza, se vio que sus toros eran especímenes mansos y sin casta. Así, se pasó de una fallida ganadería, a “los toros que sólo servían para carne" ¡¡Y vaya lo que hemos ganado, puesto que chuletas así pocas veces las van a encontrar!!


Finalmente, los postres. Homenaje al chocolate podríamos titular la película. Por un lado, el lingote de chocolate con cítricos. Rayando lo pesado, si bien la elección de los cítricos aligeraba un tanto el postre y facilitaba su digestión. Por tanto, más que correcto, ya que la calidad del chocolate era indiscutible, sin lugar a dudas, y el colorido era de 10.






Por otro lado, el mousse de chocolate, pacanas y escamas de sal ¿Pacanas? Les aclaro la duda: es un fruto seco muy similar a la nuez por lo que se conoce como "nuez americana". Idóneo igualmente el contrapunto del salado, gracias a las escamas de sal. Total, un postre redondo: el dulce del chocolate, el toque salado, los frutos secos...





¿Quieren algo nuevo en Bilbao? Pues hay un sitio muy especial que les espera.


Última visita: 10/10/14
Ver ubicación
Ledesma, 26
48001 Bilbao

94 424 92 73
 

martes, 21 de octubre de 2014

Piedras con gastronomía

¿Qué les parece un lugar que es palacio, hotel y restaurante? Pues todo eso es, precisamente, el restaurante Harria del Palacio Urgoiti ubicado en Mungia (Bizkaia). Historia a raudales; les comento. Dicho palacio del siglo XVII esconde una historia muy peculiar, dado que el palacio no estuvo ahí hasta el año 2005, cuando fue traído piedra a piedra desde otro lugar. En concreto, originalmente estaba ubicado en Galdakao y en el año 1968 fue completamente desmontado debido a una expropiación y fueron guardadas todas sus piedras para posteriormente, entre 2004 y 2005 reconstruirlo de nuevo en este lugar. Prueba de ello es que todavía se puede apreciar inscrita sobre las piedras de la fachada la numeración que se dio a cada una de las ellas para su traslado y reconstrucción. De ahí, por otra parte, el origen de su nombre. Piedra en euskera, harria.





Mis más sinceras felicitaciones a los artífices de todo ello. Y en cuanto a lo que se ofrece gastronómicamente en el interior, ya veremos si son loas y parabienes lo que merecen, o bien, la censura gastronómica les lleva a la hoguera. Simplemente adelantarles que su cocina combina el pasado, en homenaje a su origen ancestral, con un propósito de innovación continua, fiel a la reconstrucción del restaurante. Por tanto, se trata de una cocina tradicional vasca con los mejores productos de la tierra, dándoles un toque actualizado y novedoso,  y haciendo las delicias de todo tipo de público.







Al tema, chicos. Fue una cena de las denominadas clásicas: entrante, dos platos principales y postre. El inicio fue refrescante y con un notable acoplamiento de sabores y temperaturas: ensalada hotz-bero (frío-caliente) de langostinos y salmón marinado con guacamole y hierbas mediterráneas.






Y los platos principales, clásicos-clásicos donde los haya. Por un lado, merluza de pintxo al horno con setas silvestres salteadas al txakoli. El pescado fresco, mínimo requerimiento que se puede exigir. Mención especial al toque del txakoli; el maridaje merluza-txakoli comienza a dar notables frutos.







Como carne, no podía ser otra la escogida: solomillo de buey a la plancha con patatas asadas a las finas hierbas, salsa de  oporto y crema de Idiazabal. Ya ven, continuamos con productos de la tierra. Si antes era el txakoli, ahora es el momento del queso Idiazabal. Carne en su punto y jugosa con un acompañamiento de unas patatas realmente deliciosas.






Y para no dejar de no ser originales, como rúbrica, el ansiado postre: tarta cremosa de trufa acompañada de helado artesanal de maracuyá. Mejor el helado que la tarta; no conviene empalagar al personar después de una cena copiosa. Cantidad no es sinónimo de calidad. Para nada en absoluto.




¿Arquitectura o gastronomía? No hay problema. El restaurante Harria del Palacio Urgoiti les ofrece las dos posibilidades.


Última visita: 19/09/14
Ver ubicación Lat: 43º 19' 14,40'' N / Lon: 2º 53,68" W

Arritugane S/N 
MUNGIA 48100

34 94 674 68 68

martes, 14 de octubre de 2014

Extremadura a través del plato

La magia del lugar donde comemos hoy es, sin duda, el entorno. Cáceres ya de por sí, merece al menos una visita, y si a eso añadimos que nuestro restaurante se encuentra ubicado en el Hotel de cinco estrellas Hospes Palacio de Arenales, el cual es un edificio con un encanto sublime, todo está dicho. Estamos hablando, concretamente, del restaurante Las Corchuelas, que como hemos adelantado se sitúa en ese bello edificio del siglo XVII, cuyo entorno natural es inolvidable. Y nuestra preciosa ciudad monumental a sólo 10 minutos. Ahí es nada.








Y dentro del restaurante, sorpresa; la modernidad combate con el entorno tradicional en buena lid, eso sí, sin romper un ápice la paz, entorno y sosiego que nos brinda el lugar. Cada mordisco de los distintos manjares que se nos ofrecen equivale a saborear un pedazo de tranquilidad. Mordiscos de una pujante cocina extremeña basada en productos de la tierra y en preparaciones detallistas y llenas de sabor y calidad. Una vista a la tierra de Extremadura a través de una materia prima local con toques novedosos e innovadores.








En dicha tierra qué mejor que empezar con su plato insigne y símbolo: torta del Casar. Sí, ya saben ese queso que sólo se elabora en la zona de Cáceres y que posee una crema líquida principal característica de dicho queso. La verdad que fue bastante decepcionante. Ración mastodóntica y queso muy seco. A mejorar.







El segundo plato sí que nos convenció. Unos huevos poché con puré de criadilla de tierra. Supongo que además de un servidor, ustedes también se preguntarán qué diantres es el puré de criadilla de tierra. Pues simple y llanamente, patata. En definitiva, unos huevos rotos con patatas, pero de muy altos vuelos.







Continuemos con productos extremeños, tanto para la carne como para el pescado. En cuanto al primero, tuvimos el placer de saborear un solomillo de retinto de Extremadura con salsa de trufa perigord insuperable. Y es que en esta tierra además de buenos cerdos, tienen unas vacas de raza exquisitas.






El pescado, de la tierra también: trucha del Jerte con aceite de piñones, ajo y pimentón de la Vera. Ya ven, no sólo el pescado era de raíces extremeñas, dado que el condimento estrella, como no podía ser de otra manera, era el prestigioso y reconocido pimentón de la Vera. Y el plato, de veras, muy vistoso y meritorio.






Si hay un lugar donde se rinde pleitesía a la materia prima extremeña, ese no es otro que en Las Corchuelas.




Última visita: 03/09/14
Ver ubicación Lat: 39º 46' 23'' N / Lon: -06º 42' 87" W

Crta N-521, Km 52,100
10005 Cáceres

927 620 490

martes, 7 de octubre de 2014

Historia de la cocina popular andaluza

Y para terminar con nuestra andadura gastronómica gaditana, qué mejor que hacerlo en un grande e histórico como el Ventorrillo del Chato, sito en las afueras de Cádiz en la carretera de San Fernando. Del grupo del Faro, del cual ya hablamos en su día, cuenta con una vasta historia bajo sus manteles, que para sí querrían más de un museo. En concreto, El Ventorrillo se construyó en 1870 en el espigón que unía Cádiz con la isla, y a partir de dicha fecha ya fue lugar de mil anécdotas; hombres y mujeres que en 1812 sitiados por las tropas francesas se defendían en dicho restaurante, diversiones varias del apresado Fernando VII durante 1823...







La unión entre El Faro y El Ventorrillo es obvia, dado que al frente de este irrepetible restaurante está José Manuel Córdoba Serrano, hijo del fundador del primero de los citados restaurantes, Gonzalo Córdoba. Y claro, todo ello supone que el dominio de la cocina popular andaluza es evidente, en beneficio de nuestro propio deleite y gozo. Igualmente es un paraíso para los sentidos su ubicación, ya que se encuentra en la bella playa de Cortadura, sin olvidar que dispone de preciosos salones y comedores decorados al más estilo puro andaluz, incluso de un pequeño salón muy apropiado para celebraciones más íntimas y un comedor mágico en el sótano con estilo francés.












Gran inicio con un plato muy prometedor y original: patata rellena de setas y gambas con huevos de codorniz. Los ingredientes hacían sospechar que el plato pudiera resultar un tanto pesado, pero cuál fue mi sorpresa que el resultado fue el opuesto: ligero, sabroso y fácil de digerir. Es que cuando los ingredientes son de primera, más de la mitad del camino está hecho. A resaltar, de la misma manera, la calidad de la salsa. Si fuera posible, un servidor seguiría aún untando.









El siguiente de los platos fue también de los que asombra: pasta negra fresca y frutos del mar (gamba, langostinos, vieira y chipirón) ¡¡Qué fusión de cocina italiana y local!! Todo de lujo, sin excepción alguna; la pasta al dente y los distintos componentes marinos frescos e insuperablemente sabrosos.







Y que les voy a decir del plato principal, que como protagonista de la noche que era, así se comportó. En una palabra: espectacular. Lenguado (filetes) rellenos de souffle de gambas con una salsa de carabineros. Perfecta combinación de sabores. Gambas y lenguado para repetir, repetir y repetir. Bravo.








Para acabar, 2 postres a saborear. Por un lado, un bizcocho templado de chocolate con helado de vainilla y toffee. Lástima, porque volví a pinchar en hueso con este postre. Uno va empezar a pensar o que es cuestión de suerte, o bien, que en la zona de Cádiz optan por elaborar de este modo dicho postre, que lamentablemente no comparto.











Pero no nos debemos preocupar en demasía, puesto que el último postre sí que fue acertado: trufa de chocolate con helado de chocolate blanco. Doy fe que se trataba de un postre delicado donde los haya. El mundo del chocolate en 2 vertientes diferentes: como trufa y como helado. Muy buen contrapunto. Equilibrio de balanza.










Ya ven, la historia gastronómica gaditana se escribe en el Ventorrillo del Chato.


Última visita: 01/09/14
Ver ubicación Lat: 36º 28' 49'' N / Lon: 06º 15' 44" W

Vía Augusta Julia, S/N.
Ctra San Fernando - Cádiz


956 25 00 25