miércoles, 10 de abril de 2024

Turismo y gastronomía

Pues como bien indica el título de la última entrada, en el día de hoy jornada doble: turística y gastronómica. No sólo degustamos exquisitos manjares, sino que tuvimos el placer de disfrutar de la belleza y las bondades del impresionante Palacio Real de la Granja de San Ildefonso, auténtica maravilla. Previamente saboreamos la mejor cocina segoviana de autor en el mismo municipio. El lugar también es mágico por decoración, gastronomía e historia, principalmente. Se trata de La Fundición. El nombre ya nos empieza a dar pistas de todo lo que antiguamente podíamos encontrar en dicho local con solera.






Y verdaderamente, su historia tiene miga. Antiguamente, era una plomería del Real Sitio En su origen, estaba constituida por la sala de labor principal dotada de fragua, una sala de acceso y almacenaje. En 1783 se incorporó parte del viejo hospital para almacenaje, patio y carbonera (actual bodega de La Fundición). Además, dispone de dos comedores con un carácter muy especial. Por un lado, el comedor de la fragua, el cual fue durante más de dos siglos, el corazón de la plomería. El gran arco de ladrillo indica la posición de la antigua fragua, en la que se encontraron crisoles metálicos donde se fundía el plomo aleado con plata. Y por otro, el antiguo hospital, que actualmente no sólo se utiliza como comedor, sino que el origen de la terraza corresponde al espacio que ocupaba el patio de la enfermería.












Y después de esta pequeña clase de historia, momento de comer. Comenzamos con un clásico, pero con innovación: croquetas fluidas de judiones del Real Sitio. Ya ven, que el relleno era a base de las archiconocidas alubiones de La Granja. Y si a ello, añadimos que la bechamel fluía, como ya se nos indicó, el resultado es el que todos ustedes están esperando. Croquetas que quedarán, sin ninguna duda, en nuestro recuerdo gastronómico.










El segundo entrante, también cocina segoviana, con un componente I+D+i de primerísima línea ¿Qué les parece un plato a base de huevo, hummus castellano, setas y camarón pipa? Romper todos aquellos sabores armónicos para crear una sintonía gastronómica infinita, puro placer. Mención especial a los dos componentes más originales: el hummus, que no eran otros que unos tiernos garbanzos, y el camarón pipa, el más pequeño de todos los crustáceos, pero al mismo tiempo, sabrosísimo.






Vayamos con los dos platos principales. Rulo de cochinillo ahumado y crema de yuzu. Increíble. Una manera vanguardista de saborear el mejor cochinillo de Segovia. Eliminada toda la grasa y aligerado con una crema de yuzu, un cítrico de origen japonés intensamente aromático. Soberbio.









Y para terminar con este auténtico festín, raviolis de rabo de toro y salsa de foie. Sublime. Fantasía de sabores, que uno es incapaz de olvidar y no lo desea, dado que fue un momento muy especial. Siempre quedará en nuestras retinas y papilas gustativas. El tener el lujo de degustar dicho manjar, ya merece por sí sola la visita a La Fundición. Matrícula de Honor.












¿Qué podemos decir de los postres? Pues que estuvieron en la misma línea, es decir, siempre jugueteando con el sobresaliente. Primera opción: tarta fluida de quesos. La técnica del fluido La Fundición la tiene totalmente dominada. Advertencia, es una tarta de queso que homenajea al queso. En consecuencia, puro sabor a queso. Para un servidor, delicia máxima.












Como colofón de fiesta, un postre más: semifrío de avellana y caramelo salado. Obra de arte en el plato. Es cierto que en La Fundición siempre tienen presente en todo momento los cinco sentidos. Recuerden, comer no es cuestión y tarea únicamente del gusto. Si nos centramos en este, señalar que la mezcla de dulce y salado, junto al chocolate, maravillas del mundo.










Si quieren disfrutar de una jornada completísima cultural y gastronómica, no existe excusa de ningún tipo que justifique el no visitar La Fundición.




Última visita: 03/04/24


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Plazuela de Calandria, 1
40100 Real Sitio de San Ildefonso
Segovia
921 47 24 06


martes, 19 de marzo de 2024

¿Gastronomía y lectura?

En el día de hoy regresamos a la cuna del buen comer y un lugar con un encanto mágico, que no es otro, que una de las joyas más preciadas del Cantábrico: nuestra siempre admirada la Bella Easo. En esta ocasión optamos por conocer un nuevo rincón gastronómico, cuya denominación evoca también otro placer tan embriagador como es la lectura: Cortázar. Dicho restaurante forma parte de un grupo Garrancho, el cual está más que consolidado, con una oferta culinaria realmente variada, gracias al buen hacer de los hermanos David y Carlos, que unieron sus carreras a partir de 2014, para tratar de convertirse en referentes de la restauración.





En cuanto a la ubicación y la decoración, todo adjetivo positivo tiene cabida, sin lugar a duda. Se halla en pleno centro de Donosti, a escasos metros de la catedral del Buen Pastor, cuya belleza es innegable, incluso para el más agnóstico donde los haya. A su vez, el diseño es un derroche visual, donde la gama de colores es amplísima, pero bien escogida. Las mesas y los asientos son, igualmente, muy vistosos, si bien, quizás, un poco bajos. Otro pero, aunque el mejor escribano echa un borrón, es el exceso de aprovechamiento del espacio. No obstante, todo se compensa sobradamente, con las librerías presentes en todo momento. ¿Guiño a Cortázar? Ustedes lectores, seguro que me sacan de este mar de dudas.






Llega el momento de describirles lo allí degustado. Optamos por uno de los muchos menús que ofrece el local. En esta ocasión constaba de tres entrantes al centro para compartir y un plato principal. Comenzamos con una ensaladilla del Cantábrico, con atún rojo Balfegó y pan carasau. La ensaladilla, correcta, pero mención especial para el atún, dado que se trata de un tipo de atún rojo salvaje que es capturado y posteriormente alimentado exclusivamente de pescado, que lo gestiona Balfegó, una casa de conocido prestigio en estas lides.







Continuemos con el segundo entrante: paleta de jamón ibérico de bellota D.O. Guijuelo con pan tumaca. Un clásico de nuestra vasta cocina, pero donde el valor de la calidad del producto adquiere, si cabe, importancia máxima. En este caso se cumplieron sobradamente las expectativas. Bravo.










Y para finalizar con los entrantes, un plato más atrevido, con ligero acercamiento a la gastronomía asiática: langostinos tigre rebozados con repollo, salsa kimchi y encurtidos. Por cierto, la salsa, de origen coreano, estaba exquisita con su toque picante, gracias a ingredientes como el jengibre y el chile. No debemos obviar, asimismo, el repollo, el cual maridaba perfectamente con el marisco. No siempre hay que crear ideas originales, si ya existen ideas magníficas creadas. Esa es mi filosofía.










Vayamos con el plato principal, si bien un servidor tuvo el deleite de saborear dos al precio de uno. Primero, merluza en salsa verde con salteado de edamame y gambón. Nuevo guiño a la cocina asiática. En este caso atendieron a la cocina nipona, al ofrecernos como acompañamiento, el tan en boga snack edamame, pequeñas vainas de soja poco maduras. La merluza rica y la salsa bien espesada.













Y, para terminar, como mandan los cánones, un poco de carne: picaña de ternera a baja temperatura con parmentier de zanahoria y patata primor. Momento de insinuarse a la cocina brasileña. Es su carne fetiche, con su corte peculiar y siempre en la parte trasera de la res. Nada que objetar. La carne muy sabrosa y el acompañamiento el ideal.






¿Dejamos un lugar para el momento más dulce de cualquier evento gastronómico? Pues les presento, sin más dilación, a la torrija caramelizada con helado de avellana y plátanos al ron. Quizás, porque quien les escribe llegó un tanto saciado al desenlace, le quedó la sensación de que la ración rayaba el exceso. Los más hambrientos seguro que dieron buena cuenta de ello.





La bella Donosti siempre merece una visita, y aun más, si es por una noble causa, como el buen yantar. Háganme caso.



Última visita: 16/03/24


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Hondarribia kalea, 20
20005 Donostia, Gipuzkoa
943 42 41 69

viernes, 8 de marzo de 2024

El mejor restaurante de Avilés

Continuamos sin abandonar la bella Asturias y seguimos en el mismo municipio de Avilés. Eso sí, cambia mucho el lugar escogido, con una diferencia de calidad abismal. Visitamos, sin ningún género de dudas, el que considero el mejor restaurante de dicha población: El Pandora. Lugar, que vaya cómo ha evolucionado con el tiempo. Pasó de ser una cafetería familiar a un restaurante, una vez que su hijo, Alejandro Villa, se puso al frente de la cocina tras años de formación en grandes restaurantes, lo que le ha permitido convertirse en un más que reconocido chef de la zona.






La ubicación del lugar es envidiable, dado que se encuentra en pleno centro de la ciudad. Nada más entrar al local uno tiene la sensación de que la decoración es un tanto vintage. No obstante, dicha impresión desaparece de inmediato, una vez tomamos asiento. Todo está cuidado al mínimo detalle: mantelería, flores, cubertería, copas y vasos, y mención especial para la vajilla. De las más impresionantes que he podido disfrutar en restaurante alguno. Por su parte, las sillas elegantes y modernas, así como, las mesas amplísimas y muy separadas.







En esta ocasión fueron dos entrantes y un plato principal, conocedores del tamaño de las raciones que se estilan en Asturias. Para comenzar el homenaje, un clásico de la tierra: fritos de pixín negro con trufa negra. En Asturias el rape siempre será pixín, y saben, es en el único lugar donde puede disfrutar del lujo de saborear un rape rebozado. Ya lo saben...








Continuemos con el segundo entrante. Pura magia gastronómica, igualmente. Canelón de centolla gratinado con Idiazabal y pesto a la genovesa. Una pasta casera con una textura insuperable con un relleno, que no le iba a la zaga, en absoluto. Puedo decirles que se trata del canelón más exquisito catado por un servidor.








Momento del plato principal: tartar de atún rojo con trufa, huevos y patatas. La imagen de dicho plato en la mesa era auténtico jolgorio visual ¡Qué sinfonía de colores! Un servidor no osaba a romper los distintos elementos que componían ese perfecto conjunto cromático. Sin embargo, lo tuvimos que hacer para lograr que todos los sabores maridaran a su máximo nivel. Les aseguro que mereció la pena, y mucho. Otro plato para los anales gastronómicos.







Los postres, del mismo modo, saciaron nuestros sentidos del olfato, gusto y vista. Por un lado, un flan casero con chantilly y helado de caramelo. Si Asturias es la catedral del arroz con leche, en lo que se refiere al flan, no se suele quedar atrás. Y este, en concreto, superó la media asturiana, lo que quiere decir que como se diría en Asturias, "prestome por la vida".









Y para terminar el festín, otro dulce de categoría suprema: milhojas de crema con helado de café. Un hojaldre crujiente sensacional, acompañado de un notable helado. Por cierto, como podrán comprobar ustedes mismos, la ración mas que generosa, una vez más. Excelente final de fiesta, sin duda.








Si en una escapada al paraíso natural de Asturias, tienen ocasión de visitar Avilés, no duden en hacer una parada gastronómica en El Pandora. Acertarán seguro.


Última visita: 24/02/24


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San Bernardo, 6
33402 Avilés, Asturias
985 56 94 60

martes, 27 de febrero de 2024

Binomio hotel-restaurante no suele funcionar

Tras una larga temporada, regresamos a la tierra que me vio nacer, y que, por tanto, siempre me provoca más de una emoción. Concretamente, visitamos una pequeña localidad, de nombre Truyes, colindante con el animoso municipio de Avilés. En dicho lugar nos espera el Hotel URH Zen Balagares, donde se ubica el restaurante Arde, que nos ocupa y preocupa en el día de hoy. Y digo preocupa, porque ya saben mi opinión de binomio hotel-restaurante. En raras ocasiones se produce el éxito y...







Y sí, sucedió lo esperado. No fue el día que más disfrutamos de la gastronomía, ni mucho menos. La decepción adquirió volúmenes de mayor fracaso, conocida la calidad y variedad de la cocina asturiana. Si cambiamos de tercio, y nos centramos en temas complementarios, como la decoración, nada que objetar. Moderna, elegante y con unas mesas muy espaciosas, que permiten en todo momento la privacidad de la conversación.






El menú fue un tanto frugal, porque en esta ocasión se trataba de cena, y como bien dice nuestro sabio refranero popular, de grandes cenas están las sepulturas llenas. Mejor no arriesgar, por tanto. Primer entrante: fideuá negra de calamares. Correcta, sin más. La tinta del calamar estropeaba bastante el plato.







El segundo entrante mejoró un poco el anterior, y fue un poco más sofisticado, si cabe: tomate de temporada asado con salsa holandesa y crujiente de jamón. Buena materia prima, buen acompañante que incluso mejoraba el conjunto del sabor. Correcto.





Momento de los platos principales. Por un lado, carne, y por otro, pescado. Nada original. En cuanto a la carne, gran disgusto. Cachopo asturiano con su clásica guarnición. Podríamos catalogarlo de publicidad engañosa, incluso. No era el típico cachopo de la tierra, puesto que el rebozado era a base del empanado panko japonés. Suspenso. Impensable degustar un cachopo así en Asturias.






En lo que se refiere al pescado, cierta mejoría, pero no para ilusionarse, puesto que el margen de mejora era más que notable, dado el bajo listón que había que superar. Hablamos de la dorada al limón con patatas confitadas. Por supuesto, no nos cabe la menor duda que se trataba de una dorada de ración de piscifactoría. En fin...





El final de la jornada, es decir, los postres, también en la misma línea. Comenzamos con el que a priori más nos iba a sorprender: tarta de arroz con leche. Lamentablemente, no hubo tal sorpresa. Si cerrara los ojos, un servidor no sería capaz de adivinar qué dulce estaría saboreando. Significativo, ¿no?






Quizás, miren ustedes por dónde, que el postre clásico llegó a causar más sorpresa: yogur natural. Tenemos la sospecha de que incluso podría ser casero. Bien servido, bien presentado y con un sabor potente, cercano a un queso asturiano, lo que hace inclinarnos por un postre hecho en casa. No está mal.








Corolario: hotel+restaurante=alerta todos los sentidos, y principalmente, el gusto.



Última visita: 23/02/24


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Avenida de los Balagares,34
33404 Asturias
985 53 51 57

martes, 20 de febrero de 2024

Eficacia gastronómica

En el día de hoy regresamos a la Bella Easo, cuna de la mejor gastronomía. Ciudad bellísima donde las haya y con una capacidad infinita de ofrecer manjares suculentos. Concretamente, visitamos el restaurante Kaskazuri, que como podían imaginar tiene su traducción del euskera. Literalmente significaría "de pelo cano". En esta ocasión no acierto a adivinar el motivo de la elección de tal nombre. Bien sea, porque tienen la esperanza de que el local va a perdurar en el tiempo, o bien, porque buscan un público más maduro, que no es el caso. Espero su ayuda, para que un servidor no perezca en este mar de dudas. Lo que no ofrece dudas es su ubicación, la cual es indiscutiblemente magnífica. Kaskazuri se sitúa en el Paseo Salamanca, junto a la desembocadura del río Urumea



En lo que se refiere al local en sí, la reforma le ha dado un toque moderno y vanguardista muy a tener en consideración. Comedores muy acogedores con su mantelería blanca, grandes espacios y una iluminación perfecta, que se adapta a las distintas franjas horarias, para que los diferentes platos brillen con la mejor luminosidad. Los dos comedores tienen personalidades totalmente antagónicas. El de abajo es un lugar más multifuncional (con opción de discoteca inclusive) con unas luces más azuladas, si la ocasión lo requiere. Y como guinda, su enorme acuario marino tropical. Por el contrario, el comedor de arriba es más señorial y con unas vistas espectaculares. Por último, antes de adentrarnos en lo que realmente nos compete, una reseña al gran chef: Antton Otaegi, quien tras comenzar muy joven en Kaskazuri, regresa para tomar las riendas convirtiéndose ya en un mago de los fogones.






Entremos en harina. Las opciones son varias y todas apetecibles.  Menú del día, menú especial, menú degustación y carta. Nosotros optamos por la segunda alternativa. Para comenzar con los entrantes, terrina de foiegras con tostadas servido al centro. La calidad del producto soberbia. Nada que objetar.








Otro segundo entrante, pero en este caso cada comensal con su ración individual: ensalada de langostinos, setas y semillas. Quizás, las semillas no maridaban demasiado bien, pues su sabor no tenía un gran aporte. Ese pequeño pero, únicamente.







Para finalizar con el apartado de los entrantes, el que podría ser el que más destacó entre todos ellos: crepe relleno de bechamel. Todo más que perfecto. Tanto el continente como el contenido. Una buena bechamel siempre hay que valorarla con nota.







Llega el momento de máxima tensión, los platos principales. Como mandan los cánones, carne y pescado. El pescado no tuve el placer de degustarlo, pero quienes dieron buena cuenta de ello, salieron más que satisfechos. Por un lado, un rape de ración con refrito de ajo. Gran aspecto.









En cuanto al otro pescado, un clásico de la cocina donostiarra: merluza al horno con salsa de txangurro. La reina de los mares acompañada de su mejor novio, que no es otro que el centollo. Matrimonio perfecto. Enhorabuena.







Momento previo al dulce con una buena pieza de carne: solomillo de vaca con salsa roquefort. Un punto para destacar de sobremanera fue que el queso no enmascaró en ningún momento el sabor de la carne, que la cual llegó a la mesa muy poco hecha, como se sugirió. Gracias.





Para terminar el festín, un buen postre. En este caso, una pequeña degustación para quedarnos con un mejor sabor de boca: tarta de queso con helado de frambuesa y torrija de coco con salsa de mango. No fue lo más especial de la jornada. Bien, porque llegamos a la recta final un tanto saciados, o bien, porque un servidor es más que exigente en lo que concierne a dicha materia.




Si desean relajarse cerca del mar, al tiempo que degustan una gastronomía sin pretensiones, pero satisfactoria, no busquen más. Kaskazuri es su lugar.



Última visita: 17/02/24


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Paseo Salamanca,14
20003 Donostia-San Sebastián
943 420 894

martes, 6 de febrero de 2024

La seducción de la parrilla

Hoy regresamos a una de nuestra niñas mimadas, que no es otra que la bellísima localidad de Getaria en plena costa guipuzcoana. Decir Getaria es decir gastronomía y decir Iribar, que es el destino que nos ocupa hoy, es decir parrilla. Nada más y nada menos que desde 1950 se ofrecen manjares en este lugar elaborados en la magia de la parrilla. Hoy Pili Iribar continúa con la tarea que comenzó su abuelo, tratándose, por otra parte, de unas pocas mujeres que trabaja la parrilla. Tranquilidad, que poco a poco, comienza a crearse escuela.




Dediquemos una breve mención a su ubicación y al interior del local. En cuanto a la ubicación, raya la perfección. Se halla en la calle principal de Getaria, junto al puerto y la iglesia de la localidad (San Salvador). Por lo que se refiere al interior, el establecimiento, con capacidad para 60 personas, cuenta con 3 comedores diferenciados: el comedor principal, situado frente a la barra; el comedor superior, situado en la parte final del restaurante, y el homólogo de este último, situado justamente bajo este, adornados todos ellos con una decoración tradicional marinera sencilla, donde destacan las redes de pesca y los veleros de madera. Y, por supuesto, en el exterior la joya de la corona, la parrilla, que todos los turistas observan atónitos.








El comienzo fue a base de un ofrecimiento de la casa: boquerones en aceite de oliva muy bien presentados en su correspondiente conserva. Espectaculares. Producto local con una calidad insuperable ¿Qué más se puede pedir? Por pedir, que la ración fuera más abundante, porque de lo exquisito jamás se aburre uno.



A continuación, dos entrantes y un pescado a la parrilla. Es que cuando la lógica manda, el resto queda en la retaguardia. Comenzamos con unas pencas rellenas de langostinos y mejillones, que a primera vista nos sorprendió por el tamaño de la ración (compensando con creces lo anterior). Bien acompañado con una salsa de marisco y una crema de verduras. Perfecto.






Otro entrante más, y de categoría, igualmente: colas de cigala rebozadas y rellenas de txangurro. Otra de las especialidades de la casa. No sólo dominan el pescado y la parrilla. El marisco es otra de sus especialidades, dando muy buena fe de ello tanto el centollo como las cigalas. Bravo.









Y como colofón, la estrella de la noche: besugo a la parrilla, ¡¡Pero menuda pieza!! Superaba el kilo de peso sobradamente. Sólo nos queda admirar cómo se elabora el refrito, que es elemento fundamental, a base de aceite, ajo triturado, vinagre, zumo de limón y sal. Puro arte. Y si a eso le añadimos la calidad de la materia prima, poco más que decir. Puro deleite gastronómico.







Y esta vez, ante tal magno homenaje, no hubo recoveco alguno para el postre, Espero que lo comprendan y me lo sepan perdonar. No volverá a ocurrir. Se lo prometo y si no, me lo recuerdan. Lo que si les adelanto es que, si quieren saber lo que es una parrilla de verdad, no pueden obviar su cita a Iribar. Créanme. 




Última visita: 02/02/24


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Kale Nagusia, 34
20808 Getaria (Gipuzkoa)

943 14 04 06