Hoy visitamos una de las villas marineras más bellas de toda la provincia de Bizkaia: Lekeitio, lugar abierto al mar donde los haya, por lo que el dominio en la elaboración del pescado se lleva en las venas, siendo prueba de todo ello el coqueto mesón Arropain. Al frente de este restaurante ubicado en el piso bajo de un caserío del siglo XVIII, el cual ha sido reformado y equipado con modernas instalaciones, se encuentra el gran Javier Zapirain, saga hostelera reconocida donde las haya. Y en esta emocionante aventura le acompaña su pareja originaria del Tíbet, aportando recetas realmente originales.
En cuanto al mesón, este tiene un ambiente familiar con buena música y bonita decoración. Las mesas están bien separadas entre sí, creando una atmósfera agradable y sensación de espacio. Y su ubicación es la idónea, para después del banquete aprovechar a dar un paseo y digerir la ingesta gastronómica, dado que se encuentra a 10 minutos caminando del puerto y del centro de la villa. Su especialidad, evidentemente, son los pescados y los mariscos, pero sin olvidar ciertos toques gastronómicos mediterráneos y del Tíbet (¡¡Ahí es nada!!)
El comienzo fue refrescante y ligero: capricho mediterráneo. Ya ven, como el Mesón Arropain es mucho más que pescado y, desde luego, aprovechan al máximo todo lo bueno de otras culturas, puesto que el plato, bien podía tratarse de una escalibada catalana. Constaba de berenjena abierta, pimiento rojo, anchoas, aceitunas negras y ajo, con una vinagreta espectacular. Soberbio.
A continuación, un clásico de nuestras cocinas, el rey de los moluscos: almejas a la brasa. Sin condimentos extraños, sin florituras, pero es que, como ya lo hemos repetido en más de una ocasión, cuando la materia prima es de tan primerísima calidad, el producto se debe de imponer, sin que determinados aderezos enmascaren su verdadero sabor. Enhorabuena.
Y como plato estrella, si hablábamos de reyes, la corona en el mar la lleva este pescado, sin género de dudas: la merluza. Tuvimos el placer de degustar un cogote de merluza a la parrilla con unas patatitas y unos pimientos verdes, inolvidable. Está claro que cuando se lleva en los genes este arte, todo resulta muchísimo más fácil. Simplemente, chapeau.
Por último, no pudo faltar el momento más dulce: boyas con natillas ¿El nombre un homenaje, quizás, a esas balizas flotantes situadas en el mar, las cuales en Lekeitio tienen su lugar privilegiado? Se trataba de una especie de flan de plátano sobre unas natillas líquidas, que la verdad, hacían del plato algo original y muy gustoso. Muy bien.
En definitiva Arropain es el resultado de una materia prima de primerísima calidad más la suma de un arte especial en los fogones.
Última visita: 04/04/14
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