¿Qué les parece un lugar que es palacio, hotel y restaurante? Pues todo eso es, precisamente, el restaurante Harria del Palacio Urgoiti ubicado en Mungia (Bizkaia). Historia a raudales; les comento. Dicho palacio del siglo XVII esconde una historia muy peculiar, dado que el palacio no estuvo ahí hasta el año 2005, cuando fue traído piedra a piedra desde otro lugar. En concreto, originalmente estaba ubicado en Galdakao y en el año 1968 fue completamente desmontado debido a una expropiación y fueron guardadas todas sus piedras para posteriormente, entre 2004 y 2005 reconstruirlo de nuevo en este lugar. Prueba de ello es que todavía se puede apreciar inscrita sobre las piedras de la fachada la numeración que se dio a cada una de las ellas para su traslado y reconstrucción. De ahí, por otra parte, el origen de su nombre. Piedra en euskera, harria.
Mis más sinceras felicitaciones a los artífices de todo ello. Y en cuanto a lo que se ofrece gastronómicamente en el interior, ya veremos si son loas y parabienes lo que merecen, o bien, la censura gastronómica les lleva a la hoguera. Simplemente adelantarles que su cocina combina el pasado, en homenaje a su origen ancestral, con un propósito de innovación continua, fiel a la reconstrucción del restaurante. Por tanto, se trata de una cocina tradicional vasca con los mejores productos de la tierra, dándoles un toque actualizado y novedoso, y haciendo las delicias de todo tipo de público.
Al tema, chicos. Fue una cena de las denominadas clásicas: entrante, dos platos principales y postre. El inicio fue refrescante y con un notable acoplamiento de sabores y temperaturas: ensalada hotz-bero (frío-caliente) de langostinos y salmón marinado con guacamole y hierbas mediterráneas.
Y los platos principales, clásicos-clásicos donde los haya. Por un lado, merluza de pintxo al horno con setas silvestres salteadas al txakoli. El pescado fresco, mínimo requerimiento que se puede exigir. Mención especial al toque del txakoli; el maridaje merluza-txakoli comienza a dar notables frutos.
Como carne, no podía ser otra la escogida: solomillo de buey a la plancha con patatas asadas a las finas hierbas, salsa de oporto y crema de Idiazabal. Ya ven, continuamos con productos de la tierra. Si antes era el txakoli, ahora es el momento del queso Idiazabal. Carne en su punto y jugosa con un acompañamiento de unas patatas realmente deliciosas.
Y para no dejar de no ser originales, como rúbrica, el ansiado postre: tarta cremosa de trufa acompañada de helado artesanal de maracuyá. Mejor el helado que la tarta; no conviene empalagar al personar después de una cena copiosa. Cantidad no es sinónimo de calidad. Para nada en absoluto.
¿Arquitectura o gastronomía? No hay problema. El restaurante Harria del Palacio Urgoiti les ofrece las dos posibilidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario