martes, 26 de mayo de 2015

Cocina innovadora gallega que cautiva

Hoy, amigos, paraísos donde los haya. Nos acercamos a las Rías Bajas, y en concreto, a O Grove (Pontevedra), donde uno queda fascinado y absorto de todas las maravillas que puede contemplar. Y en dicho paraíso se encuentra una joya que acaba de ser remodelada, pero que ya tiene unos años de excelente historia gastronómica, como así lo certifica la estrella Michelín que posee: Culler de Pau. En él nos atiende un chef joven, pero de mucho prestigio, Javi Olleros, el cual además de ir transitando por las mejores cocinas de nuestro país, también se ha enriquecido de las enormes habilidades gastronómicas niponas, al estar cierto tiempo formándose en los fogones de Tokio.






El lugar, como ya les he comentado, es espectacular tanto por dentro como por fuera. A través de unos ventanales de grandes dimensiones podemos apreciar paisajes jamás soñados: la Ría de Arousa, Ribeira, la sierra de Barbanza... Mar y montaña todo en uno. El interior moderno y muy cuidado; minimalista, donde impera el color blanco, el cual combina perfectamente con la madera y el cristal. Asimismo, no quiero olvidarme de la sala polivalente que existe en la sala inferior, la cual puede ser empleada como taller, experiencias en torno a productos o como desarrollo de investigaciones aplicables a nuestra cocina. Todo cuidado al mínimo detalle, para poder ofrecer la mejor versión de la nueva cocina gallega.








Tanta perfección nos impulsó a inclinarnos por el menú degustación. Deseábamos conocer el mayor número de platos, dado que un lugar de estas características bien lo merecía. La fiesta comenzó con los aperitivos, gentileza de la casa. Primero, un vermouth gallego, con el fin de ir cogiendo el tono, acompañado de una deliciosa empanada de pulpo. Los motores y los neumáticos gustativos ya empezaban a calentarse.




El segundo aperitivo, original y realmente sabroso: cortezas de chopo en su tinta. Originalidad a raudales ¿A quién se le puede ocurrir elaborar un plato con unas cortezas de calamar, y que además resulte exquisito? Pues a muy pocos, y entre ellos se encuentra el maestro Olleros. Enhorabuena.





Antes de hincarle el diente a los platos que componían el menú degustación propiamente en sí, no pudimos resistirnos a la tentación de saborear unos percebes gallegos. Pasar una oportunidad de este tipo se puede catalogar de pecado gastronómico. Por lo tanto, y por no caer en penitencia, dimos buena cuenta de ellos, ¡Y vaya que si acertamos! Sabor a la máxima potencia.




Inmersos ya en el menú degustación, el inicio fue como un lienzo gastronómico, donde la composición visual era inmejorable. Espárragos blancos de Ulla en texturas con caballa y marisco. Un montaje del plato bello a más no poder, donde el producto fresco gallego no pierde en ningún momento el lugar que se merece.





El segundo también, de la misma manera, muy atractivo a la vista, con toques vanguardistas y donde se recurre al producto de la tierra: huevo a la carbonara de queso San Simón y migas de pan. Exquisito y de los platos que quedan tanto en la memoria de la retina, como en la del paladar.





En cuanto al pescado, Javi Olleros nos quiso ofrecer un valor seguro, que no es otro, que la merluza. Eso sí, siempre con su sello personal presente: merluza con caldo de pescado, guisantes y algas escabechadas. En este plato sí que se aprecia su paso por la cocina japonesa. La combinación de la verdura con el pescado allí es ley, y es algo de lo que nuestro cocinero toma buena nota.




Por último, la elección de la carne, nuevamente, se movió en el marco de la originalidad: pularda de Mos con emulsión de hierbas frescas y acelgas. El producto, como no podía de ser de otra manera, de la zona. Ya ven, enaltecimiento del producto gallego, buscando en todo momento algo novedoso e innovador. Felicidades.




Postres. Dos mejor que uno. Por lo que estamos de enhorabuena. Primero, cítricos con tomillo limonero y rúcula. De los catalogados postres digestivos, y muy bien traído a este menú, al servir de antesala a un postre más contundente y servir de cierre al menú.





El otro postre, como ya se anticipaba, más en la línea de los golosos recalcitrantes: torrija caramelizada con café, cacao y leche. Postre completo donde los haya, con unos ingredientes a cual mejor elaborado. Torrija y helado que pueden entrar en más de un recetario de lujo.





Y como tantas eran las atenciones, no podían faltar unos pequeños dulces para acompañar a los dulces. Podríamos decir que cumplían el trámite sin más, si bien es cierto, que el no ofrecerlos no estaría a la altura de un lugar de estas características. Por lo tanto, bien. 







Si quieren conocer una cocina con raíces gallegas, pero que va mucho más allá, este es, sin duda, el lugar adecuado.


Última visita: 02/05/15
Ver ubicación Longitud: 8° 53’ 44.68” Oeste Latitud: 42° 28’ 31.03” Norte

Reboredo, 73
36980 O Grove (Pontevedra) 

986 732 275


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