lunes, 26 de febrero de 2018

Bilbao se acerca al Mediterráneo

Así es. Bilbao ha querido acercarnos la gastronomía mediterránea en un local de reciente apertura, el cual destaca por su especial estética, gracias al toque del diseñador Lázaro Rosa-Violán, artífice de otros restaurantes tan importantes como DiverXo. Ese espacio mágico es Bocadero, que nace con el espíritu de enseñarnos cuáles son los sabores y aromas predominantes de la rica cocina que destaca en dicho entorno geográfico. Cocina tan cercana, pero que a veces nos queda tan lejana.








El local como ya comentábamos es amplio y confortable, con formas suaves, luz tenue y detalles cuidados al milímetro y capacidad para mesas grandes, siempre manteniendo la comodidad y el espacio, para que la importancia se centre en los sabores de los platos. En definitiva, un lugar digno de ver, donde su gastronomía, quizás, quede ligeramente por debajo de la sala. La carta es muy variada, pero nosotros optamos por saborear uno de los 3 menús que ofrece Bocadero.











Comenzó la velada con 4 entrantes. El primero de ellos, uno típicamente mediterráneo: Dips mediterráneos con crudites y pan de pitta. Teníamos mucho para escoger: paté de remolacha, hummus, crema de queso, pisto... No todos rayaron a la misma altura, como cabía esperar, puesto que ahí radica la dificultad. Mucho y variado, complicado. El premio, quizás, se lo llevó el paté de remolacha.












Sigamos. Ensalada de tomates variados con bonito del norte y jamón de atún. Ese fue el segundo entrante. Más que correcto. Aunque nos sorprenda, las cosas sencillas son las que en la mayoría de los casos triunfan.










A continuación un clásico más, que está presente no sólo en las recetas mediterráneas, sino que es protagonista de todas las cocinas: croquetas de jamón ibérico. Es cierto que no fueron las mejores que haya tenido el placer de degustar, pero cumplieron el expediente y no emborronaron la sinfonía de platos que saboreamos.











Para finalizar con los entrantes, un plato que sí que podría entrar en el catálogo de platos mediterráneos: pollo frito crujiente con hierbas mediterráneas y salsa de mojo rojo. Lamentablemente, no fue lo más acertado de la noche. Fritura más que vulgar.









La segunda parte fue de más nivel, con unos platos de mayor personalidad. Empezamos con un arroz meloso de chipirones y langostinos, que sin duda fue lo mejor de todo lo que paladeamos. La textura y el sabor del arroz muy notables, pero más sorprendentes aún la calidad de los chipirones y langostinos. Más que brillante.









Para seguir con los segundos, otro plato típicamente mediterráneo: Tagliatelle con salsa de boletus y huevo a baja temperatura. Lo mejor que se puede decir sobre este plato es que no tenía nada que envidiar a las mejores variedades de pasta que nos ofrecen los restaurantes más especializados en ese tipo de producto. Enhorabuena.







Igualmente subió la nota media de la velada el siguiente plato: merluza a la brasa con ali oli y verduras de temporada. Desde luego que no se le puede negar mérito alguno, pero el riesgo suele ser al contrario. Si el producto es de calidad, en este caso la merluza, no obtener un buen plato es más bien un auténtico demérito.











Y por último, un plato más juvenil: hamburguesa con tomate asado, huevo y queso provolone. Lo que se comentó anteriormente para la pasta vale también para este caso. No tendría nada que envidiar al resto de hamburguesas de los mejores profesionales.









Finalmente, en el postre hubo unanimidad. Deseábamos algo ligero y digestivo y qué mejor que  unas fresas en su jugo con helado de nata avainillada. Por si fuera poco, además de todo ello y para redondear todavía más el dulce, éste presentaba polvo de almendras y coco. En una palabra, magnífico.







Ya ven. Bocadero nos ha hecho un favor a los perezosos, que preferimos que la gastronomía foránea se acerque a nosotros, en vez de acercarnos nosotros a ella.


Última visita: 24/02/18
Cardenal Gardoki, 6
48008 Bilbao

946 24 11 99



martes, 20 de febrero de 2018

Medio siglo de cocina asturiana

Seguimos sin abandonar la bella región asturiana y decidimos visitar un pueblo marinero mágico, el cual ya de por sí solo emite un aura especial por su encanto, hechizo y atractivo: Lastres, donde nos espera un lugar creado para el yantar, concretamente, Casa Eutimio. Si nos dedicamos a tratar de detallar su larga historia, tendremos inicio, pero no fin. No obstante, merece la pena destacar unas pinceladas. Como es menester, el amor por la gastronomía lo heredaron María y Rafael Busta, de sus padres Rafael Eutimio Busta y Aida Rosales, que cuando el Restaurante atendía al nombre de "Miramar", no dejaron de servir miles de sardinas día tras día durante 50 años. Ahí es nada. Enhorabuena.








María no sólo aprendió este noble arte de la cocina de su madre, sino que también pasó una temporada en los fogones de la soberbia Casa Fermín, con el fin de añadirle una visión más moderna a la visión clásica gastronómica, que previamente ya le había enseñado su madre. Y dicho toque moderno, además de en los propios platos que se ofrece, se puede apreciar, sin ningún tipo de dudas, en el interior de la sala, la cual no ha dejado de mejorar en estos años; mesas blancas amplias y con buena separación, paredes tan blancas que dan más sensación de luz y finalmente, una vajilla compuesta por grandes platos y bonitas copas. Por cierto, una recomendación, si tienen la oportunidad, traten de reservar en las mesas pegadas junto al mar. Son maravillosas.







El menú fue sencillo, pero exquisito. 2 entrantes, y el primero de ellos todo un clásico: las croquetas de siempre. Estaban rellenas de jamón, que perdonen mi osadía, pero en mi opinión es, sin duda, el relleno estrella. Y si a ello le añadimos, una fritura limpia y exquisita, además de una bechamel espléndida, pues lo que tenemos es unas croquetas de primera.






Y un segundo entrante, también clásico, pero de altura: pinchos de merluza a la romana. Si es cierto que unas de las grandes especialidades de este local es su afamada merluza al estilo Eutimio, nosotros nos decantamos por algo más ligero, pero que del mismo modo, colmó sobradamente nuestras expectativas. Bravo.








Por último, dado que Casa Eutimio vive al lado del mar y vive del mar, no se podía desaprovechar la oportunidad de saborear un notable pescado al horno, que no era otro que una fresquísima lubina recién capturada del bravo Cantábrico. Textura sobria y sabrosa, bien acompañada de unas tiernas patatas panadera y una jugosa cebolla.






Igualmente, los postres también fueron protagonistas en la jornada gastronómica. Por un lado, el sempiterno arroz con leche. Es casi una obligación el demandar dicho postre una vez que se divisan tierras asturianas, puesto que ellos son los grandes maestros en la elaboración de estos dulces arroces y sus verdaderos impulsores. Rara vez defraudan y, por supuesto, en esta ocasión tampoco lo hicieron.





Para terminar el festival una tarta de queso con sorbete de frambuesa, muy atractiva a la vista, al mismo tiempo que poderosa en su sabor. En realidad, enamoraba a todos y cada uno de los sentidos, dominando su presentación y sabor. Trabajo de los que catalogamos de nota muy alta.






Si son amantes del mar y su gastronomía, hay un lugar muy especial, y ese no es otro que Casa Eutimio.



Última visita: 11/02/18
C/san Antonio s/n 33330
Lastres-Colunga, Asturias

985 85 00 12



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lunes, 12 de febrero de 2018

La maxa del platu asturianu

Hoy nos acercamos a una ciudad donde el mar le ha otorgado un carácter especial tanto en lo meramente social, como en lo gastronómico, que es los que nos ocupa y preocupa. Ese lugar no es otro que la histórica y acogedora Gijón, en cuyo Parador, donde se encuentra el restaurante Tamizia, disfrutamos de la magia culinaria asturiana. Y todo gracias al saber hacer del chef Marcos Serén, el cual a pesar de sus orígenes gallegos, es un auténtico conocedor de todos los productos asturianos.






Así es. Marcos ha fijado su interés en la materia prima que ofrece, bien sea el mar, bien sea la tierra del Principado, para elaborar platos realmente vanguardistas y con toques de originalidad. Estos platos modernos y renovadores contrastan en cierta medida con la austeridad, sobriedad y clásica decoración, en consonancia con el espacio en el cual nos encontramos, que no es otro que un Parador. A destacar, la notable separación entre mesas y sobre todo, los grandes ventanales que nos permiten hipnotizarnos, al observar corretear a las juguetonas ardillas por el Parque Isabel La Católica.







Centrándonos ya en lo gastronómico, el inicio fue más que ilusionante. Cortesía de la casa, y de modo muy acertado, se nos ofrecieron unas croquetas de cocido. Nada mejor que aquello para entrar en calor y entonarnos. La bechamel y textura de la croqueta, espectaculares, pero, sin duda, lo más mágico de todo, el relleno. Su sabor nos hacía recordar al completo compango de una auténtica fabada asturiana. Ya ven, Marcos teniendo presente en todo momento los sabores asturianos.




Entre los platos propiamente demandados por nosotros, todos notables, sin excepción alguna. El primer entrante muy sabroso: rollitos de berenjena rellenos de pisto. Una loa a los vegetales, que incluso hacían rendirse a los comensales más carnívoros y menos amigos de la verdura. Bravo, Marcos.











El segundo entrante fue, este sí, uno de los mimados y favoritos del lugar: cucurucho de chipirones fritos. El calamar frito en Asturias es un producto sagrado que en muy pocos sitios decepcionarán, algo que, lógicamente, tampoco sucedió aquí. La originalidad del cucurucho también destacable. Una manera más divertida para saborearlos.










En cuanto a los segundos platos, una vez más optamos por degustar especialidades típicas asturianas. Por un lado, arroz caldoso con "pitu caleya", trigueros y setas ¡¡Qué vamos a decir del pollo de corral asturiano, que no se haya dicho ya!! Simplemente animarles a que lo degusten, y si va acompañado de un arroz caldoso y con unas sabrosísimas setas, miel sobre hojuelas.






Y el segundo plato principal, como no podía ser de otra manera, el clásico y rey de los fogones asturianos: cachopo relleno de queso de sidra y jamón ibérico. Mucha sutileza mostró Marcos en este plato. No era un simple cachopo, puesto que pocos he saboreado tan jugosos, gracias al relleno y el queso. Ese toque de sidra muy imaginativo y efectivo.






De la misma manera, los postres fueron 100% astures: arroz con leche al estilo tradicional. Es la tierra por la que se reconoce dicho dulce, de modo que casi con toda seguridad en la mayoría de los fogones tendrán el placer de degustar máxima calidad. Su caramelo requemado con el que redondean el plato es insuperable.






Si bien el anterior postre es una joya asturiana, sí que es cierto que en el resto de comunidades también la tenemos la suerte de gozar de su sabor, algo que no sucede con el siguiente dulce: "frixuelos" rellenos de manzana. Podríamos decir que se tratan de unos creps al estilo asturiano, pero es mucho más que eso. Pruébenlo y me cuentan.





En Tamizia del Parador de Gijón disfrutarán de la mejor gastronomía asturiana de modo sosegado y envueltos por la naturaleza. Y es tan difícil encontrar eso...



Última visita: 10/02/18
Avenida Torcuato Fernández Miranda, 15 
33203 Gijón España


985 37 05 11