jueves, 21 de marzo de 2019

Nuevos y mejores tiempos

Hoy además de pasear por la llamada "green capital", que no es otra que la coqueta Vitoria, optamos por saborear sus mejores especialidades en pleno centro histórico en el restaurante Arkupe. Antes de nada, les tengo que confesar que el dicho de segundas partes nunca fueron buenas, en este caso no se cumple. Tras una experiencia un tanto aciaga le dimos una nueva oportunidad al Arkupe, y vaya que sí colmó nuestras expectativas. Inaugurado en 1973, ha ido adaptándose a los tiempos, con distinta suerte, hasta ofrecernos actualmente una renovación perfecta de sus instalaciones.






En concreto, en su nueva etapa han creado dos ambientes claramente diferenciados. En la parte inferior, donde el ambiente es más fresco e informal, se encuentra la zona de picoteo, engalanada ella con una vitrina donde se exponen un sinfín de referencias de vinos. Por el contrario, en la parte superior podremos disfrutar de un moderno y precioso comedor, donde además de poder comer a la carta, se nos ofrece una gran variedad de menús más que interesantes.








Nosotros degustamos tres entrantes y tres platos principales. Primero las famosísimas croquetitas Arkupe. El relleno de jamón, chipirón y txangurro sació nuestros paladares de la mejor manera posible. Excelente.









A continuación, un clásico de temporada entre las verduras: alcachofas salteadas con jamón. Entre las reinas de la madre Tierra. Cuando es un manjar lo es, y en este caso, afortunadamente, lo fue. Enhorabuena.








Y como último entrante, una miniatura de una especialidad del Arkupe, como son sus pucheros: rollitos de berza rellenos de morcilla sobre crema de alubias. Una versión más minimalista del típico plato de alubias acompañado de su berza. Muy ingenioso y rico.











Vayamos con el capítulo de los principales. Como amantes de los chipirones que somos, a falta de un plato, dos. La primera modalidad fue a base de unos chipirones a la parrilla con ali-oli y cebolla pochada. No hay más truco que permitir que la materia prima sea la protagonista y que florezca su calidad, como es el caso.












La otra variedad de este delicado calamar fueron los chipirones en su tinta con risotto de hongos. Uno de los platos tradicionales de la cocina vasca unido a un arroz más moderno, cuyo sabor era un auténtico gozo para los sentidos.












Para terminar, la carne: solomillo a la brasa con patatas y pimientos rojos. Estupenda pieza y realmente sabrosa. Mis bendiciones. Nada que objetar.


















Para no desentonar con el resto y no romper con la serie, los postres también fueron tres. Para comenzar, el clásico tiramisú fresco y óptimo reductor de nuestros juguetones jugos gástricos. 













Más. Tarta de queso casera. Bien todo. Tanto la textura de la tarta, como la base, donde la galleta-hojaldre cumplían su papel más que dignamente.









Finalmente, tarta de manzana caliente con helado de toffe. Dulce bien maridado. El toffe y la tarta de manzana son el matrimonio perfecto; más aún, si ambos son de primera división.








Renovarse o morir. Ellos optaron por renovarse y han dado un salto de calidad enorme. Enhorabuena.


Última visita: 16/03/19


C/ Mateo Moraza 13
01001 Vitoria-Gasteiz 



945 230 080

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