jueves, 10 de septiembre de 2020

Magia de la fusión gastronómica

Hoy visitamos un lugar que se podría catalogar de mágico sin miedo a equivocarse. Hasta el propio nombre del local inspira un halo ciertamente especial: Casa 887 ubicado en la Bella Easo. Y como en esta vida todo tiene una explicación, este caso no podía ser una excepción. El nombre del restaurante es un homenaje a la casa que uno de sus chefs y socios tiene en Brasil. Grandes, ambos dos. Por un lado, Antonio Carlos Fontoura Belotti, cuya andadura profesional se inició en Brasil con Francis Malman, y por otro, Luis Tovar Velarde, que tras cursar estudios de empresariales, gracias a Dios, optó por su verdadera vocación. Posteriormente estos dos genios unieron su ilusión gastronómica en el Restaurante Narru de San Sebastián para finalmente hechizarnos con esta maravilla que nos ocupa.




¡¡Y qué decir del diseño del local!! Es una auténtica invitación a que nuestros exigentes paladares se acerquen con fervor a saborear la multitud de joyas que se ofrecen. Lugar moderno, con piedra vista, notable espacio entre las mesas, mobiliario urbano y lámparas un tanto peligrosas por su altura, pero más que interesantes y originales. En definitiva, un local muy funcional en los que cualquier comensal encuentra todas las comodidades y siente un enamoramiento a primera vista.






¿Qué os parece si comenzamos con el detalle de la fiesta gastronómica? Adelante, pues. Todo a base de platos al centro y muy variados. Para comenzar y cortesía de la casa, recordarlo y agradecerlo, se nos obsequió con unas anchoas de Santoña acompañadas de un tomate deshidratado. Espectacular inicio.






Momento fusión gastronómica japonesa: niguiris 887. Muy especiales con unos ingredientes excelentes tales como atún rojo aliñado, emulsión de wasabi, lomo bajo madurado, yema texturizada y nori, que es el alga marina que recubre esta exquisitez. Maravilloso.








Más. Otra delicadeza inolvidable: tartar de atún rojo, crema ácida de aguacate, emulsión de wasabi y miel. Imposible maridar mejor los diferentes productos y siempre con el toque sutil del wasabi. Enhorabuena.









El siguiente plato es de los que merece un apartado especial. Sorprende y pasa a ser parte de la lista elegida de recuerdos inolvidables gastronómicos: dumplings de txangurro, emulsión de sus corales, hilos de chile y cítricos. Otro guiño a la cocina asiática, China en este caso, si bien es un que lo ofrecen muchas cocinas. No obstante, el de Casa 887, insuperable.







Más sorpresas. Momento de darse un paseo por la península ibérica; de un extremo a otro y tocando las islas. Partimos de Galicia y llegamos a Extremadura con parada en Canarias: pulpo gallego asado, papa canaria rota, papada ibérica y emulsión de pimentón de la Vera. Una demostración más del dominio de Casa 887 en el manejo y combinación de materias primas.









No abandonamos las delicias gastronómicas y nos deleitamos con unos espectaculares hongos asados, royale de foie, yema y su jugo concentrado. Reverencias de plena admiración culinaria. Mis más sinceras felicitaciones.










Y, por último, el plato símbolo de la casa y que la inmensa mayoría considera de demanda obligatoria entre la amplísima oferta gastronómica de este lugar mágico: arroz bomba con carabineros de Huelva y ajo asado. Les aseguro que si no derraman unas lágrimas de goce y disfrute, no tienen sensibilidad culinaria. Matrícula de honor para un plato que provoca sensaciones irrepetibles.






La traca final más dulce, igualmente, estuvo a la altura, no desentonando ninguno de ellos, en absoluto. Primero un flan casero, que por lo que nos informamos, si bien era casero, se encargaba a alguien realmente habilidoso en la elaboración de este manjar, visto el magnífico resultado.










Más postres caseros y de los que no pueden ni deben faltar en una mesa, si se pretende un digno colofón como fin de fiesta: tiramisú casero. Todo perfecto. La cremosidad, el cacao, la cantidad de café y el toque del alcohol.










Y para acabar, si hablamos de clásicos, un postre que siempre está presente en nuestras oraciones gastronómicas: tarta de queso. Desde luego que existen infinitas modalidades de elaborarla, pero un servidor se queda con esta, mucho más natural y lejos de artificialidades coronadas por siropes pegajosos. Bravo.







De verdad, si existe un lugar que aúne producto, originalidad, maridaje y magia, ese no es otro que Casa 887.

Última visita: 06/08/20


Gran Vía Kalea, 9
20002 Donostia, 

943 32 11 38 


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