Tras disfrutar de unas largas vacaciones, es momento de regresar con nuestro análisis gastronómico. No os preocupéis que estas semanas de ocio han sido bien aprovechadas en lo relativo a lo culinario, con principal atención a la cocina gallega, si bien esta semana comenzamos con un restaurante asturiano. Ya saben, gallegos y asturianos primos-hermanos. Sin más dilación, vayamos a lo nuestro y con esa joya asturiana: Casa Marcial. Y al mando, el gran Nacho Manzano, que enamora con su cocina. Él se siente cómodo, porque realmente dicho restaurante es la casa donde nació y creció, y eso se nota a la hora de cocinar, sin duda alguna. Todo ello le ha hecho buen merecedor de las dos estrellas Michelín que ostenta desde 2009.
Pero no sólo enamoran sus platos, el entorno también es mágico. Su casa se encuentra en el bello paraje asturiano de la sierra de Sueve, en Arriondas. Lugar idílico donde los haya, de veras. Una bella casona asturiana en un entorno campestre que ofrece una cocina asturiana innovadora de autor. Más no se puede pedir. Y hablando de pedir, las opciones eran todas ellas espectaculares, bien la carta, bien los menús, caso del menú tradicional, el menú clásico o el menú gastronómico. Nosotros nos inclinamos el segundo, y vaya acierto.
El aperitivo cortesía de la casa fue sublime. Era una auténtica fiesta de colores y sabores: trufas, tomates deshidratados, huevas de salmón, queso fresco, aguacate, tostas... En definitiva, un regalo para todos y cada uno de los sentidos.
Comencemos con el menú propiamente dicho. El primer entrante yo lo denominaría plato-relax; una manera de entrar pausada y sigilosamente en todo el menú. Gazpacho de ajo blanco. Exquisito, delicado y refrescante con un color que provocaba una sensación de paz inmensa. En este plato Nacho nos demostró que no es necesario visitar comunidades autónomas adalides del gazpacho, para sumergirse en el sabor de dicho plato tradicional.
Momento de guiño a la cocina japonesa: hígado de rape con caldo dashi, hojas de las marismas y vegetales encurtidos. Sinfonía de palabras y de sabores. Fino, fino. Manera celestial de envolver al rape sin encubrir su sabor, algo que está al alcance de muy pocos. Bravo.
Continuemos con el pescado y el homenaje a la gastronomía japonesa; sedoso de bonito. Desde luego, que el comensal nipón más exigente alabaría el trabajo de Nacho, dado que su dominio de dicha gastronomía es evidente. Centrándonos en el plato, señalar que este tenía la virtud de convertir algo simple en complejo. Algo tan natural y sano como una pieza de bonito prácticamente cruda llevado al máximo esplendor.
Y para no variar, más pescado aun; salmonete con jugo de escalibada y aguacate. Si anteriormente Nacho además de introducirnos en la gastronomía andaluza con su gazpacho, nos ofrecía un curso intensivo de cocina japonesa, en esta ocasión, ligera insinuación a la cocina catalana, pero con su sello personal. Jugo sabrosísimo con un salmonete, que si no era el más fresco de todo el Cantábrico, poco le faltaba. Doy fe.
Y para terminar, la carne. Les debo de confesar que jamás olvidaré ese corte de carne roja asturiana. Decir delicioso es poco. Y todo gracias a esa preciosa vaca asturiana de pelaje con colores que van del caoba al castaño claro, la cual produce una carne especial. En este caso es el producto el que manda. Gracias, Nacho, por no acompañarlo de adornos innecesarios.
Qué decir del postre. Arte del dulce en plenitud: coco invertido con fruta de la pasión, helado de hierba luisa e hilos de chile. La mayor virtud de dicho postre, sin duda, su poder y capacidad de ayudar a mejorar el proceso digestivo. Y claro, todo ello, mérito de Nacho, puesto que el elige los ingredientes idóneos: frutas ligeras, hierba luisa... Muy bien.
En definitiva, en Casa Marcial el pasado rural y arquitectónico se funden con el futuro gastronómico, alcanzando un resultado inolvidable.
Última visita: 19/08/13
La Salgar, s/n
33549 Arriondas – Parres
Asturias
Un placer tenerte de vuelta. Qué maravilla de sitio y ese menú es impresionante. Un abrazo, Clara.
ResponderEliminarGracias, Clara. Un fuerte abrazo también para ti.
Eliminarpersonalmente destacaría el producto de Asturias...la carne estaba exquisita!
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