Sí. Hoy nos acercamos a un lugar cuyas señas de identificación son esas ¿Quién no ha oído hablar de la inmensa calidad de la ternera de Ávila? Les aseguro que se trata de una fama bien merecida, dado que un servidor tuvo el gusto de saborearla. Para hacer frente a tan magno "esfuerzo" nos acercamos al restaurante Las Cancelas en pleno casco histórico de dicha ciudad. El lugar es precioso, puesto que se trata de un espacio ubicado en un antiguo patio de columnas, cuya belleza arquitectónica le ha dado pie para que ahora, además de restaurante, sea un prestigioso hotel.
Nada más sentarnos lo que más llama la atención es su amplio y precioso patio, del que uno está esperando que en cualquier momento salga un bandolero acompañado de una joven y lozana doncella castellana. Desde luego, que se trata de un patio que invita a soñar. Uno se transporta al pasado. Y no es difícil que suceda eso, dado que Las Cancelas data de 1956, por lo que las historias allí vividas son numerosísimas. En la actualidad nos aguarda un mago de los fogones, que no es otro que el chef Francisco Sánchez, cuyas habilidades en la elaboración de la carne son más que contrastadas.
Comenzamos nuestra diversión gastronómica con diversos entrantes. El primero de ellos fue un clásico que nunca defrauda: croquetas de la casa de jamón de la serranía de Ávila y huevo duro. Funcionaron los dos componentes primordiales: un gran jamón, como no podía ser de otra manera, dada la tierra en la que nos encontrábamos, y una bechamel de categoría. Excelente.
Sigamos con algo más innovador: chipirones tibios con cebolla confitada en agridulce de aceto balsámico con brotes tiernos, endivias y tomatitos cereza. Sorprendente la calidad del calamar. Cuesta creer que en un lugar tan alejado del mar encontremos un producto tan fresco y tan sabroso. Es cierto, que ya me habían informado previamente de que aquí adoraban el chipirón, por lo que a los que me habían facilitado dicha información, no me queda más que felicitarles fervientemente. Gracias.
Más. Crujiente de morcilla y piñones sobre una cama de compota de manzana reineta. Espectacular morcilla, donde destacaba su sabor especiado, que podía resultar ligeramente empalagoso. En mi modesta opinión no fue la estrella de la velada, ni mucho menos, pero la mezcla de sabores y fusión de productos, es de tenerla en cuenta. Lamentablemente, del último entrante no hay testimonio gráfico, porque nuestra voracidad lo impidió. Solo decirles que se trataba del pulpo a la parrilla sobre patatas revolconas con verduritas salteadas al dente. Ese famoso plato de puré de patatas de Ávila. No se vayan sin probarlo. Es un símbolo abulense.
Y de traca final, el plato estrella. Solomillo de ternera de Ávila a la parrilla con guarnición clásica. Todo lo que se diga es poco. El ganado vacuno en esta tierra es su modus vivendi; gastronomía y cultura van de la mano. El amor al toro es incondicional por los lugareños. Arte en el plato.
Para terminar llegó la apoteosis del dulce. Surtido del repostero con helado. Cuatro dulces lideraban el plato. Un helado gourmet de vainilla, acompañado de un flan de huevo casero, al que rodeaba un mouse de higos del Valle del Tietar con salsa de chocolate y un cremoso de café y chocolate. Mucha variedad en la que, evidentemente, algún postre destacaba por encima de otro, caso del delicado flan.
Gozar del increíble casco histórico de la eterna Ávila y su carne es lo que ofrece Las Cancelas. Disfruten.
Y de traca final, el plato estrella. Solomillo de ternera de Ávila a la parrilla con guarnición clásica. Todo lo que se diga es poco. El ganado vacuno en esta tierra es su modus vivendi; gastronomía y cultura van de la mano. El amor al toro es incondicional por los lugareños. Arte en el plato.
Para terminar llegó la apoteosis del dulce. Surtido del repostero con helado. Cuatro dulces lideraban el plato. Un helado gourmet de vainilla, acompañado de un flan de huevo casero, al que rodeaba un mouse de higos del Valle del Tietar con salsa de chocolate y un cremoso de café y chocolate. Mucha variedad en la que, evidentemente, algún postre destacaba por encima de otro, caso del delicado flan.
Gozar del increíble casco histórico de la eterna Ávila y su carne es lo que ofrece Las Cancelas. Disfruten.
No hay comentarios:
Publicar un comentario