Les pongo en antecedentes. Tras 40 años liderando el Asador Katxiña, el matrimonio formado por José Miguel Zendoia y su mujer María Pilar Etxezarreta decidieron poner fin a su exitosa carrera, pero afortunadamente tomaron el testigo en un entorno muy cercano Izaskun e Iñaki Zendoia. Concretamente en la villa de Orio en el año 2014 inauguraron el restaurante Bodega Katxiña, cuyo éxito ha sido fulminante, como lo demuestra su reciente el premio al “mejor asador de lujo del mundo 2018” otorgado por “World Luxury Restaurant Award".
Y no sólo nos encontramos en un gran restaurante, donde principalmente disfrutaremos de los mejores pescados, sino que además podemos visitar una bodega de auténtico lujo, dadas sus innovadoras y atractivas instalaciones. Además de todo ello, la mención al entorno es obligatoria. Desde una cristalera inmensa nos convertimos en protagonistas absolutos de toda la belleza que podemos observar: el caudaloso río Oria a nuestros pies rodeado de unas majestuosas montañas engalanadas con infinidad de viñedos de txakolis. Mi más sincera enhorabuena, por la elección de la ubicación.
Y dado que el día no era de los más agradables, el ofrecimiento de una crema caliente de puerros para ir entonándonos, fue acogido con gran alborozo. Desde luego que son detalles que cuentan y puntúan.
A continuación dos entrantes y un plato principal. El primer entrante un clásico de nuestros mares: begihaundis de Igeldo troceados y rebozados con guacamole y cítricos. En definitiva, unos calamares frescos, cuya delicadeza y sabor eran superiores.
Abandonamos el mar y nos centramos en la tierra, donde otro de los reyes de dicho hábitat nos espera en la mesa:hongos acompañado de huevos de caserío. A destacar, que llevaban el sello personal de la familia Zendoia, al ser elaborados a la brasa, sin bien ello enmascaraba ligeramente su sabor.
Y antes de los postres, la joya de la casa, obviando los pescados: magnífica chuleta guarnecida con una patatas caseras, que previamente habíamos demandado nosotros. Calidad suprema.
Sobre los postres resaltar que todos ellos eran elaborados en casa, si bien uno resultó más suculento que otro. Estamos hablando, en concreto, de una espectacular tarta de queso casera acompañada de su crema inglesa y sirope de fresa, además de un refrescante helado de avellana. De nota.
En cuanto a lo que se refiere al segundo postre, diríamos que no culminó tanto nuestras expectativas. Somos unos acólitos seguidores del soufflé y eso es cierto, que nos hace más críticos cuando degustamos un postre como éste. Se limitó a cumplir el trámite, sin ningún tipo de alarde especial.
Un lugar mágico con el mejor producto elaborado con el mayor de los cariños es todo lo que nos ofrece Bodega Katxiña.
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