En la cuna de la innovación y la fusión gastronómica, la Bella Easo, ¿por qué no optar por una cocina tradicional, donde se prioriza la materia prima de primerísima calidad? Pues esa oportunidad nos la da el restaurante Alderdi Zahar, situado en plena Parte Vieja, concretamente en la calle Fermín Calbetón, donde probablemente el pintxo o la tapa por metro cuadrado sea la más elevada de todo el país. Restaurante, por tanto, clásico y que actualmente ha renovado ligeramente su imagen, pero que no ha perdido un ápice su esencia.
En consonancia con la gastronomía que se ofrece, y volviendo a la decoración tanto esta como el ambiente es muy informal, pero al mismo tiempo realmente acogedor, con una atención por parte de los camareros muy cercana y profesional. Sencillez que se rompe con el atrevimiento de ofrecer una cocina a la vista de los clientes, circunstancia que es siempre de agradecer. No hay trampa ni cartón. Incluso las diferentes piezas que se van a degustar se enseñan en la mesa para posteriormente ser elaboradas.
Como no podía ser de otra manera, los entrantes fueron a base de producto de temporada y naturales. Primero, unas exquisitas alcachofas salteadas con jamón. De quitarse el sombrero. Sabrosas, tiernas y sin ninguna piel.
A continuación, más productos de la tierra: menestra de verduras. En ese festín vegetal tuvimos el placer de volver a saborear alcachofas, además de mi admirado cardo, guisantes, zanahoria y los huevos cocidos de rigor. Todas las notas adecuadas para obtener la mejor sinfonía gastronómica.
Vayamos con los principales. Todo al uso. Primero pescado y luego carne. En cuanto al pescado, un excelente rape al horno con patatas panadera. El que el producto fuera tan fresco, ya le otorgaba la mitad del camino hacia la excelencia. La otra mitad, asunto de los fogones. Bravo.
Y en el apartado carnes, sigamos sin abandonar el aroma tradicional. Chuleta con patatas y pimientos verdes. Podríamos decir que la carne resultó correcta, que es una buena nota, dado nuestro nivel de exigencia.
Y para terminar un dulce casero, recomendación del servicio, que desde luego fue una sugerencia inmejorable. El tiramisú que tuvimos el gusto de saborear, fue de los que se recordarán en tiempo. Mis más sinceras felicitaciones.
Ya lo ven, en Donosti no es todo innovación y platos de alta cocina; lo clásico también gusta, y vaya que si gusta.
Última visita: 02/02/19
Web
del restaurante (no disponible)
Fermin Calbeton Kalea, 9
20003 Donostia, Gipuzkoa
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