¿Es verdad que de los errores se aprende? Si es así, un servidor se ha llevado una gran lección de sabiduría en dosis tamaño familiar ¿Dónde se produjo dicho fiasco? En el restaurante Beraia de Bilbao ¿Puede ser que se diera una conjunción planetaria para que se sucedieran tal cúmulo de despropósitos? Lamentablemente, no. Las mesas tan juntas, el ruido ensordecedor que impedía escuchar al partenaire, (¿Discoteca-restaurante?) un camarero demasiado "gracioso" que se entrometía en las conversaciones... Demasiado real, para que todo fuera culpa del pobre Saturno.
Si aún no han perdido las ganas de continuar con la lectura, les hago una breve descripción de lo que degustamos en dicho "paraje", que dicho sea de paso no desentonó en nada con las condiciones del local; entiéndase en lo negativo. La "fiesta" comenzó con buenas intenciones: se ofreció un aperitivo, con la idea de agradar, pero... Digamos que quedó en intenciones. Una crema de verduras aceptable, pero fría y un mini volován, con tal mezcla de sabores, que aturdían a uno. Es decir, un gran "regalo envenenado" el pseudoaperitivo.
Continuemos con el "éxito". Optamos por comer algo suave, pero incautos de nosotros las verduras que se nos presentaron, fueron un homenaje a la sartén. Más que un panaché de verduras era la fritura de multitud de hortalizas y vegetales sin orden ni concierto: zanahorias, tomates, vainas, alcachofas, espárragos, champiñones, setas y un poco de huevo cocido y jamón para "adornar" el cuadro ¡¡Qué disparate!!
Valientes nosotros, decidimos "saborear" el que llamaban plato estrella de la casa: Lasaña de foie caramelizado con frutos secos y sorbete de manzana. Uno todavía continúa con la duda existencial de cual era la misión de los panecillos ¿Quizás se pretendía que untáramos el foie que se encontraba totalmente oculto en la lasaña? Les prometo que era misión imposible. No obstante, si fuera posible, mejor no optar por dicha "oportunidad", dada la "soberana" calidad del foie... Si les digo que por salvar algo, nos quedaríamos con las nueces y el helado...
Y los platos principales... Cuando la desilusión ahogaba nuestros corazones, la sensación de asfixia gastronómica fue mayor, si cabe. Por un lado, un solomillo correcto, pero muy mejorable, acompañado de unas patatas congeladas y por otro una cantidad ingente de kokotxas de merluza, las cuales, es mi impresión, habían sido previamente congeladas. A ver si su verdadera especialidad era congelar productos, y un ignorante como yo no tuvo la habilidad de percatarse...
En definitiva, la cantidad muy pocas veces es sinónimo de calidad. Si su filosofía es raciones monstruosas en detrimento de la calidad, pleno acierto si elige este local. Usted verá.
P.D. Y si se preguntan si entre tanto damnificado de tal magno desastre hubo algo que quedó indemne, buenas noticias; el vino se salvó. Un Muga siempre responde.
Última visita: 23/03/12