jueves, 29 de septiembre de 2016

El mejor arroz menorquín

Hoy visitamos el pequeño pueblo de Sant Climent perteneciente al término municipal de Mahón en la siempre bella y expectante Menorca para saborear los manjares que pueden ofrecernos en Es molí de foc. Nos habían anunciado que se trataba del lugar ideal para saborear el arroz más sabroso de la isla y doy fe que así fue, como comprobaremos a continuación. Mucho tiene que ver en todo ello las raíces valencianas del chef Vicent Vila, auténtico especialista en el arte de la elaboración de distintos arroces.








El lugar es mágico; un antiguo molino de cereal reconvertido en restaurante presto a deleitar al comensal más exigente. Dos zonas muy diferenciadas. Por un lado, unos salones interiores preciosos con decoración rural menorquina muy acogedora y colorista, destacando las paredes vestidas con numerosos cuadros de pintores locales. Y por otro, un muy agradable patio interior ajardinado romano con un muy bello pozo romano, que es donde tuvimos el placer de saborear sus magníficos platos.








El inicio fue más que prometedor. Tuvieron el detalle de ofrecernos cortesía de la casa unas pequeñas rebanadas de pan con sobrasada y miel. Además que resultó realmente exquisito, siempre es de agradecer el que se trate de rendir homenaje al producto local. Buena iniciativa.






E inmediatamente llegó la fiesta de los entrantes. Para empezar pura música celestial gastronómica: carpaccio de gambas de la isla con queso curado y guacamole. Fantasía del comer. Un plato de los que se devora con los cinco sentidos. Realmente fascinante.







Espectacular igualmente el segundo entrante; tostaditas de anchoas con escalibada gratinadas con alioli caliente. De nuevo un nuevo manjar, donde la creatividad ocupa un lugar supremo.







Y por último, la joya de la casa: el arroz. En esta ocasión optamos por un arroz caldoso de rape, cigalas y setas. Iba presentado en una cazuela de hierro que se tapaba con un paño caliente, con el fin de mantener el calor para nuevos servicios. El contenido no le iba a la zaga; un arroz meloso, donde destacaban la cigalas por su tamaño y por su sabor. Sobresaliente.







Finalmente, llegó el momento para los más golosos. Una tarta de queso casera con helado de vainilla más que correcta nos dejó los paladares con un muy buen gusto final.






Ya lo ven. Si tienen la fortuna de visitar Menorca, el mejor arroz les está aguardando en Es molí de foc.



Última visita: 03/09/16




Carrer de Sant Llorenç, 65
07712 Sant Climent, Menorca


971 15 32 22



jueves, 22 de septiembre de 2016

El sabor de la cocina mediterránea

Un buen lugar para disfrutar del verano gastronómico es, sin duda, una isla mágica como Menorca, pero en ocasiones tiene sus pegas, dado que puede ser una idea muy popular, con lo que uno se encontrará un local aún con previa reserva abarrotado, hecho que, desgraciadamente, nos sucedió. Teníamos grandes expectativas depositadas en una preciosidad como el restaurante S'Amarador en la encantadora Ciutadella, pero poco a poco se fueron diluyendo. El detalle de que aún habiendo reservado anteriormente uno de los comensales tuviera que sentarse en un banco corrido, tratándose de una de las peores mesas del local, nos decepcionó muy mucho.








Y verdaderamente fue un auténtico desliz, puesto que S'Amarador dispone de espléndidas terrazas, un gran comedor interior y un delicioso patio presidido por una higuera, pero con nosotros no fueron muy condescendientes; no escogieron la mejor mesa. No obstante, si es cierto que el restaurante es muy especial, ya que está situado en uno de los edificios principales del puerto de Ciutadella, el cual fue restaurado después de haber permanecido cerrado durante más de 15 años, además de que su gastronomía es de calidad, donde destacan los arroces, pescados y mariscos.









En cuanto a lo realmente importante, es decir lo que se nos ofreció gastronómicamente hablando, más que correcto, como ya hemos anticipado. Para comenzar, dos entrantes. Por un lado, una ración de croquetitas de cabracho y gambas. Docena y media de croquetas muy redondas, quizás no demasiado cremosas, pero con un sabor intenso a marisco.





El segundo entrante fue similar, pero le superó en calidad, si bien a la vista parecía querer indicarnos otra cosa. Ya sabemos que todos los sentidos son partícipes del placer de comer, pero el sabor se impuso a la vista en esta ocasión, que por otra parte, es como debe de ser. Una ración de buñuelos de queso, cuya masa era más fina que la de las croquetas.





En los platos principales no arriesgamos en absoluto. Menorca es tierra de pescados, pues dicho producto al plato. Para empezar una clásica dorada a la plancha. No queríamos que le acompañara ninguna salsa que pudiera disfrazar su majestuoso sabor. Y doy fe que acertamos. Una carne tersa que brillaba en todo su esplendor. Magnífico.




El segundo pescado fue una de las joyas de la isla: el fastuoso Gallo San Pedro. Tan feo como exquisito y con un nombre un tanto especial. Dice la leyenda que se debe a que San Pedro dejó una huella cuando sacó una moneda de oro de este pez, cuya característica principal es su mancha oscura, o séase la huella de San Pedro. Olvidándonos de leyendas, destacar que lo que sí fue una realidad es lo fantástico que resultó la pieza, una vez más con la misma estrategia de no recurrir a artificios extraños.




El momento postres fue correcto. Si existe la oportunidad de degustar un coulant con helado de vainilla, rara vez me niego. Lamentablemente, no fue de los mejores que he saboreado. En su descargo hay que reconocer que la exigencia es máxima, a raíz de mi conocimiento de este postre.












Y como colofón, para refrescar la velada, una copa de helado de coco y chocolate. Increíble la amplísima variedad de helados caseros que se ofrecían. Es en esta modalidad de los dulces donde dan el don de pecho. Bien.















Un buen lugar con unas visitas espectaculares, siempre que les asignen la mesa conveniente.



Última visita: 01/09/16




Carrer de Pere Capllonch, 42
07760 Ciutadella, Menorca


971 38 35 24

jueves, 15 de septiembre de 2016

Un bocado del Mediterráneo

Auténtica maravilla la que les voy a presentar hoy. Primero, el pueblecito en el que se encuentra es todo él un lugar mágico: Es Migjorn Gran. Se trata de una pequeña población situada al sur de Menorca, que conserva la arquitectura tradicional de limpísimas y más que cuidadas casitas blancas. El restaurante, llamado Ca Na Pilar, no rompe con la arquitectura y es realmente especial, puesto que está situado en una de las casas más antiguas del municipio, donde destaca su precioso y tranquilo patio interior.







Al mando de todo, otro lujo: el chef Víctor Lidón, el cual después de un largo recorrido y pasar por los fogones de Xavier Pellicer en el Restaurante Àbac de Barcelona (2 estrellas Michelin) decidió viajar hasta Londres, donde trabajó en el restaurante Zafferano (1 estrella Michelin), para regresar un año más tarde a Cataluña, lugar en el que se incorporó al equipo del tristemente desaparecido Santi Santamaría, en el Racó de Can Fabes (3 estrellas Michelin), y acabando como jefe de cocina hasta su cierre. Con esta trayectoria las expectativas eran muy altas, pero afortunadamente se cumplieron sobradamente.












En los aperitivos, cortesía de la casa, Víctor dio el do de pecho; dio muestras de su dominio en el ámbito de la cocina innovadora y cuidada al detalle. El primero de los aperitivos fue un curioso gresini con crema de queso y olivas. Una especie de flautitas de pan que se ofrecen en los restaurantes italianos, pero con el toque personal de Víctor. Interesante propuesta.










El segundo de los aperitivos fue más impactante, si cabe: espuma de queso y sobrasada. Muy muy especial y exageradamente refrescante. En este plato dio muestras de otra de sus características principales de su cocina: la apuesta por el producto de temporada y local. Bravo.







El entrante fue majestuoso. Espectacular, delicado y atractivo a los sentidos. Vegetales Ca Na Pilar. Patata "macaria", sardina ahumada y huevo rojo. Ejemplo claro de productos de la tierra ofrecidos en modo I+D+i gastronómico. Víctor en pura esencia.






Entre los platos principales, dos pescados, a sabiendas de la zona en la que nos encontramos. Por un lado, el pescado del día, que se trataba de un pescado de roca bien sabroso. Mis dudas son si era pagre (pescado difícil de encontrar, salvo en esta zona). Lo que sí que tengo claro es que era a la bullabesa, una muy finísima y digestiva crema.






Y por otro lado, el rey de la noche: un espléndido atún, acompañado de una papada de cerdo, mahonesa de wasabi y aire de lima. Sin lugar a dudas, a la altura de los mejores tatakis de atún japoneses. Inolvidable.







El momento de los postres también fue muy emotivo gastronómicamente hablando. La clásica, pero siempre efectiva tarta tatin para empezar, maridada de forma soberbia con un helado de manzana. Tengo que señalar que quien les escribe no es un gran amante de este postre, pero me sorprendió gratamente. Notable.





Y para acabar la velada, un sufflé de chocolate "Anthony Audebaud" y helado de vainilla bourbon. En este caso me pasó al revés que con la tarta tatin, puesto que si bien la tarta me entusiasmó, el sufflé estuvo por debajo de lo esperado. Lástima.





Si visitan Ca Na Pilar, les aseguro que saborearán la mejor cocina menorquina.



Última visita: 27/08/16

Web del restaurante (no disponible)



Av. de la Mar, 1, 
07749 Es Migjorn Gran, Menorca


971 37 02 12

viernes, 9 de septiembre de 2016

Gastronomía en tierra de arroces

Hoy visitamos un entono excepcional y natural para poder degustar una gastronomía exquisita de la zona: el Delta del Ebro. Y allí nos espera el restaurante L'Algadir del Delta, maestros sin parangón en la elaboración del arroz. Esta arrocería con exclusivas vistas hacia el Delta se encuentra concretamente en el pequeño, pero coqueto pueblo de Poble Nou del Delta (Tarragona). Majestuoso, el como saben aprovechar la cantidad y calidad de productos que les ofrecen las huertas y puertos más cercanos; legumbres, arroces, pescados de roca, anguilas...






Realmente el provecho que obtienen de la desembocadura de un río tan caudaloso es excepcional, siendo, por supuesto, el arroz el rey de su enorme oferta de platos. El gran chef Joan Capilla se atreve con casi todo. A través de productos autóctonos crea una cocina muy sofisticada, variada y atractiva. El local no rompe con el paisaje, lo que es digno de elogio; así, los colores blancos y azules de tonalidad oscura reinan en el interior de este restaurante dándole unos aires muy sobrios, elegantes, en consonancia con la cercanía de L'Algadir del Delta al mar. 








El homenaje gastronómico fue inolvidable. Para empezar 3 entrantes. Pistoletazo de salida con una ensalada variada, pero realmente especial. Atrapaba a los 5 sentidos por su sabor, colorido, aroma... Sorpresa muy grata. Toda la huerta de la tierra en un único plato.






Segundo entrante: coca de recapte. Consiste en una masa mezclada con escalivada, (pimientos y berenjenas asados al horno), a la que se le pueden añadir diversos ingredientes, principalmente sardina, arenque o butifarra. La nuestra fue tan especial que nos prometimos no volver a degustar más cocas, con el fin de que esta permaneciera para siempre en el recuerdo gastronómico.




Como último entrante, otro de los grandes productos de la zona: tostada de anguila fumada. Al igual que el anterior entrante, un plato para recordar. La frescura y textura de la anguila soberbias, con una tosta en su punto, por lo que el conjunto del plato merecía una gran nota.







Luego llegó el plato estrella de la noche, caso de la fideuá. Junto a los arroces, una de las grandes especialidades de la casa. A decir verdad, en definitiva, no deja de ser un arroz con su misma elaboración, salvo que en vez de arroz, el ingrediente principal es un fideo grueso de pasta, pero acompañado de idénticos ingredientes, tales como, mejillones, gambas, pescados de roca...





Hubo hueco para los postres, si señores. Para comenzar, como no podía ser de otra manera, el postre típico de la zona: crema catalana. Exquisita. Demostración clara y palpable de quienes son los creadores de este dulce.







Y como segundo postre, uno con muchas reminiscencias al anterior, pero, evidentemente, con sus diferencias; natillas caseras. También mostraron un dominio en la preparación de este clásico. Cremosidad máxima.







En definitiva, si quieren disfrutar de la visión de las mejores aves mientras degustan verdaderos manjares, sin duda, L'Algadir del Delta es el lugar perfecto.


Última visita: 18/08/16

Ver ubicación Latitud: 40° 64' 67.88" Norte Longitud: 0° 68' 79.03" Oeste


Ronda dels Pins 27-29
43549 Poble Nou del Delta (Tarragona)




977 744 559