lunes, 26 de octubre de 2020

Tierra de cordero

Una parada ideal para el descanso y la gastronomía durante en el largo trayecto es lo que nos ofrece el lugar que vamos a visitar en el día de hoy, que no es otro que la Bodega Arzuaga, ubicado a pie de carretera en el municipio de Quintanilla de Onésimo en la provincia de Valladolid, la cual dispone de un hotel-SPA, para llevar a cabo con éxito dicho descanso, porque no todo va a ser llenar el buche y mojar el gaznate.



Antes de detallarles los platos allí degustados, se debe destacar la notable renovación que han hecho en todo su conjunto, lo que le ha llevado a apostar a lo grande por la gastronomía. Sirva de ejemplo, el otro restaurante, de cuyo disfrute nos vimos privados, dado que su aforo estaba cubierto, como es el Taller. Este acaba de recibir una estrella Michelín y su decoración innovadora sugiere una gastronomía acorde con dicha decoración. Nos lo apuntamos para la próxima.






El inicio fue el lógico y el esperado ¿Con qué íbamos a comenzar en estas tierras castellanas? Acertaron. El manjar y símbolo de la zona fue el mejor de los preámbulos: jamón ibérico. Esta vez acompañado por un foie cortado delicadamente en láminas y tostas.













Otro entrante más, y de los clásicos, igualmente: croquetas caseras. Notable alto. con una buena materia prima para el relleno, que no es otro que el ya mencionado anteriormente, y una bechamel realmente cremosa, tres cuartes partes del camino ya están recorridas con éxito.









Y por fin llegamos al momento cumbre. La oportunidad de saborear un cordero en la cuna de esta exquisitez. Optamos por gozar de los sabores de unas chuletillas de cordero lechal a la parrilla troceadas, bien escoltadas con una fresca ensalada de lechuga y cebolla.











En cuanto a los postres, tuvimos dos. Por un lado, una de mis debilidades: coulant de chocolate con helado de leche merengada. Bien, sien complicaciones. Quizás la parte del chocolate mejor, puesto que el helado resultaba ligeramente empalagoso.












Y, por otro lado, algo más sofisticado. El postre de las tres capas podríamos denominarlo: tulipa de helado artesano a base de turrón, leche merengada, piñones y chocolate. Interesante aportación.











Un buen cordero y un buen jamón bien valen una parada en el camino.


Última visita: 29/08/20

Web del restaurante
Ver ubicación Longitud: -4º 19’ 26.09’’ Oeste Latitud: 41º 37’ 40.92’’ Norte



Ctra. N.122 Aranda-Valladolid, Km. 325
47350 Quintanilla de Onésimo (Valladolid)




983 681 146

martes, 13 de octubre de 2020

Manjares en la más bella puesta de sol

En nuestra búsqueda del sol, sin olvidar nuestro gran objetivo, que no es otro que la gastronomía, hoy nos detenemos en el municipio de Benalmádena en el bellísimo y espectacular Hotel Vincci Selección Aleysa Boutique&Spa, para conocer su restaurante Alamar. Señalar primeramente que dicho hotel ha sido galardonado por tercer año consecutivo con el premio Tripadvisor Traveller´s Choice Hotels como mejor hotel de lujo de España, y eso ya de por sí nos creaba un cierto reparo, dado que un servidor nunca ha creído en la ecuación hotel y restaurante, que en este caso, si cabe, aún se podía magnificar más.








Y el éxito está motivado, además del buen hacer del personal de sala, porque comandando el barco nos encontramos con un cocinero, cuyo futuro no tiene límites: Daniel García Peinado. El haber bebido de la magia del gran Martín Berasategui, le ha capacitado para crear una cocina innovadora y sin miedos. Platos presentados tanto en los salones interiores como en la terraza, permitiendo en ambos casos disfrutar del astro sol. Muy destacable la decoración tan elegante en tonos blancos, creando una sensación de relax y confort máxima.






Mientras observábamos hipnotizados cómo el sol se iba despidiendo de nosotros llegó a la mesa, cortesía de la casa, un aperitivo para que no sólo trabajara el sentido de la vista. Consistió en una más que interesante crema de bacalao acompañada de su pertinente tosta.




 
 
A continuación, un plato que no puede faltar en el sur: jamón ibérico de bellota D.O. Guijuelo con regañá (especia de tosta de pan dura y fina, típica de Sevilla) de ajo negro y puré de tomate seco elaborado con aceite de oliva virgen extra. Delicias y lujos gastronómicos sencillos, pero inolvidables.





Hablando de delicias...Milhojas de verduras asadas con pétalo de tomate, tapenade, bechamel de espinacas y gratín de mozzarella con parmesano. Plato ideal para los amantes de la comida vegetariana. Todo gratinado al horno compuesto por finas láminas de calabacín, berenjenas y setas de temporada asadas a la plancha y acompañadas de pétalos de tomate dulce al tomillo, aceituna negra, bechamel de espinacas, mozzarella rallada, lascas de parmesano y albahaca. El resultado fue tan espectacular que los no vegetarianos también gozarían con este plato.



En lugar marino no podía faltar un exquisito pescado: Lenguado a la plancha con concassé de tomate, espinacas salteadas, espárragos asados, emulsión de yema y mantequilla gratinada y velouté de pescado con limón y pereji. El toque de Daniel en este plato está muy presente, puesto que se ha revisado el clásico y elegante lenguado a la Meunière, guarneciéndolo de un jugoso guiso de tomate al tomillo, espinacas rehogadas en su punto, espárragos crujientes y una salsa holandesa gratinada. En una palabra, maravilloso.
 
 
 
 
 
El momento de los postres se inauguró con un refrescante lemon pie. Tarta de limón deconstruída con tofe de dulce de leche y plátano a la vainilla, crujiente de kataifi, crema de limón, merengue italiano quemado y torta dulce de aceite de oliva ¿Alguien da más? En un espacio tan reducido Daniel consiguió construir un nido crujiente de pasta oriental, un helado de cáscara de limón y una crema cítrica napada con un delicado merengue caramelizado al momento. Enhorabuena.
 



Por último, otro gran postre a añadir a la lista: Pavlova. Merengue seco crujiente con crema pastelera de limón, confitura de yuzu, chantilly y frutos rojos en texturas. Postre en honor a la inigualable bailarina Anna Pavlova. El dulzor del merengue flota y baila sigilosamente alrededor de la crema de limón y yuzu confitado.





Si desean jugar con el astro rey, mientras saborean lo mejor de la gastronomía, deben una visita al restaurante Alamar. No se arrepentirán.




Última visita: 23/08/20

Web del restaurante
Ver ubicación

Avda. Antonio Machado, 57
29630 Benalmádena Costa Málaga




952 566 566

viernes, 9 de octubre de 2020

El mejor atún del mundo

Hoy, queridos lectores, nos dirigimos al templo del atún. Es un lugar que los amantes de esta joya de los mares no pueden dejar de visitar. Se trata, y desvelamos ya de una vez por todas el misterio, del restaurante El Campero ubicado en el bonito pueblo pesquero de Barbate en la provincia de Cádiz. Eso sí, les aconsejo que reserven con antelación, porque como el sitio realmente lo merece, el aforo siempre está completo. Es evidente que todo gira en torno al atún rojo salvaje de almadraba, ofreciendo además de la carta dos menús especiales, uno, el denominado Susurro de los Atunes y el otro, más ligero, que es el por el que optamos, menú Bordonal.





El local también es precioso, dividiéndose en tres ambientes diferenciados. Por un lado, una terraza, quizás un poco alborotada y ruidosa muy cercana a la carretera, una zona informal con mesas altas y el comedor, elegante amplio y moderno. Juegan con los colores blancos y negros, que le otorgan una elegancia sublime, apoyadas en una mantelería tú y yo, y una más que correcta cubertería y vajilla. A todo ello, habría que unir una amplísima separación entre las mesas, con lo que, a pesar de encontrarse el local completo, uno no siente en absoluto ninguna sensación de agobio.




 




Sin más dilación, procedamos a detallar el menú que degustamos con enorme disfrute. Para comenzar, no podía faltar: carpaccio de paladar. Un corte finísimo de atún rojo delicioso acompañado con helado de albahaca y lima y esferificaciones de soja. Soberbio.








Más piezas de atún del sinfín de variedades que se ofrecen. Sashimi de ventresca. Al igual que en el plato anterior, el corte de la pieza es determinante. Y como fue perfecto, la materia prima de primera y bien acompañado por el wasabi, el plato resultó redondo.


 
 
 
 

 




Que continúe la fiesta. Dados marinados. Una auténtica joya para todos y cada uno de los diferentes sentidos. La presentación de dichos tacos de atún sobre una hoja fresca es para no olvidarla visualmente, amén de su sabor. Enhorabuena.







 
Llega el momento del plato estrella de la jornada: ceviche de lomo. Éxito rotundo, puesto que no se ponía en ningún momento en duda la calidad de la materia prima, factor determinante en dicha modalidad.










Momento de la parrillada y momento de sorpresas por las piezas que allí degustamos: tarantelo, ventresca y corazón. Sorpresa por desconocimiento de qué parte degustábamos, caso del tarantelo, que se trata del lomo blanco entre la ventresca (que también tuvimos el placer de saborear). Y de la misma forma, incertidumbre por degustar el corazón, cuyo sabor intenso, potente y textura, recordaba por momentos al hígado, pero realmente exquisito.




 
 
Sigamos destripando nuestro querido atún. Llegó el turno para el mormo encebollado. En este caso estamos hablando de un corte de la pieza que se sitúa en la parte superior de la cabeza cocinada al estilo tradicional de un guiso. Maravilla.









 
Y, para terminar, más cultura de las diferentes piezas del atún en función de su corte: parpatana. Se encuentra en la parte final de la ventresca, donde empieza la aleta. Verdaderamente jugoso y meloso, equivalente a un chuletón, pero en este caso de atún.








El broche gastronómico, lógicamente llegó del dulce, que a pesar de sospechas bien evidenciadas de muchos, separó sus caminos del atún. Concretamente, pudimos gozar con un refrescante postre a base de limón, jengibre y yuzu. Ideal para que los jugos gástricos comenzaran a realizar su tarea.








¿Saben cuál es un pecado gastronómico? Ser amantes del atún y no visitar El Campero. Si no lo han hecho ya, aún están a tiempo de redimir dichos pecados.




Última visita: 22/08/20


Avda. de la Constitución local 5C
11160 Barbate · Cádiz


956 432 300 · 650 420 792 · 676 599 748



viernes, 2 de octubre de 2020

Innovar en un valle

Hoy visitamos un lugar con auténtica magia: Casa Garras. Está ubicado en el precioso Valle de Carranza, en pleno centro del municipio que da nombre a dicho valle, un poco alejado de Bilbao, a caballo entre Bizkaia y Cantabria. No obstante, se trata de una inmejorable oportunidad para poder disfrutar de una bonita excursión. Casa Garras abrió en 1971. Actualmente su tercera generación, Txema y Pilar Llamosas son las cabezas visibles del negocio. Txema, en cocina tras formarse con pilares de nuestra gastronomía, tales como Eneko Atxa, Arzak y Ferrán Adriá y su hermana Pilar, enóloga, en la sala, ejerciendo de maitre. Sin olvidar a la segunda generación, tanto José Mari Llamosas como su mujer Natividad Orcasitas, los cuales aún continúan a pie del cañón. Ella, en cocina con su hijo y el padre, gestionando la barra en el bar del piso inferior. Un auténtico equipazo.




En cuanto al local, se debe señalar que se acaba de finalizar una estupenda obra, dándole  a los dos comedores de la planta superior un toque de modernidad sensacional, diáfano y con mucha luz. Además, llama poderosamente la atención el atractivo armario para vinos, que nos permite poder saborear la mejor opción gastronómica disponible, que por cierto es realmente variada: carta, con muchas especialidades tradicionales, menú gastronómico y menú degustación. En nuestro caso hubo división de opiniones, optando unos por el menú gastronómico y otros por lo más tradicional. Eso sí, les recomiendo encarecidamente que prueben otro de los proyectos de la familia Llamosas, que no es otro que el Petite Txakolina. Buen txakoli.






    



Dado que un servidor tuvo el placer de gozar con el menú gastronómico, a él me voy a remitir. Comencemos la fiesta. Primer entrante: sopa de tomate ecológico sobre tartar de salmón ahumado Keia y escarcha de bloody mary de sandía. Un placer para el gusto y para la vista. Fresco y realmente sabroso. Enhorabuena. 



 




El segundo, igualmente vistoso y sabroso. Bonito del norte marinado sobre su emulsión, algas wakame y perlas wasabi, con escabeche de tomate. Dos aspectos que me encantaron. Por un lado, el guiño a la cocina japonesa, de la cual un servidor es fiel admirador y por otro lado, que un elemento como el wasabi no enmascarara el sabor del verdadero protagonista.







Continuamos deleitándonos con nuestro inmenso y bravo mar cantábrico: anchoa marinada sobre estofado de pieles de bacalao y praliné de almendra salada, con salazón de anchoa y perlas de tobiko o pez volador. Excelsa la mezcla del sabor del pescado con los frutos secos. 










Y sin abandonar el mar, una joya gastronómica más para saciar nuestros paladares. Txangurro ligado crema y gratinado al horno, con dentelle de maíz, crema de tomate y camarones fritos. Nuevamente un acierto el saber jugar con los frutos secos.






Más productos de nuestros mares: kokotxa de bacalao guisada en su pil-pil, con patata confitada y crema de perejil. Puro arte en la elaboración del pil-pil. Plato completísimo. Mi más sincera enhorabuena.








Otra joya más: chipirón relleno del guiso de sus patatas sobre alioli, raba frita y espuma de tinta. Dos detalles a valorar más que positivamente; la suprema calidad del cefalópodo y lo bien ligada que estaba la salsa. Verdadero manjar.









Regresamos a nuestra adorada y maltratada tierra con un plato de los que siempre sorprende para bien: yema de huevo de caserío sobre crema carbonara, papada y ralladura de queso Idiazabal de Karrantza. Magnífico, en la línea del resto de platos y un aplauso por el apoyo al producto local.







Vayamos con los platos principales. No podía faltar nuestra reina de las aguas, la merluza. Esta vez elaborada a la plancha sobre falso risotto de trigueros y emulsión de coliflor. Homenaje al maridaje de diferentes materias primas.










Y como final de fiesta, donde la pasión por el ganado vacuno es infinita, no podía faltar una chuleta de vaca pinta karrantzana con huevos y pimientos rojos. Pieza, más sabrosa imposible y el punto de la carne el exacto. Demostraron ser auténticos profesionales en la materia.












No faltó la nota más dulce, como no podía ser de otra manera y doble, además: sorbete de fresa sobre strausser ácida de yogur y vinagre balsámico y crema brûlée caramelizada con frutos rojos, escarcha de frambuesa y helado cremoso de queso. Impagable. Los amantes del dulce llorarán de emoción al tener el placer de saborearlo.







Hay un lugar en un valle donde la gastronomía tradicional y moderna se dan la mano y ese es Casa Garras.


 Última visita: 11/08/20

48891 Valle de Carranza (Vizcaya)


946 806 280