martes, 15 de abril de 2014

Cátedra de innovación del producto local

La última parada gastronómica es de las que permanecen mucho mucho tiempo en las retinas y sobre todo, por la cuenta que nos trae, en el paladar. Visitamos un lugar precioso y con unas capacidades gastronómicas espectaculares: el restaurante Auga (antiguo Puerto) en Gijón. Al frente de todo, un equipo liderado por Gonzalo Pañeda y Antonio Pérez, quienes ya manejaban anteriormente con éxito el restaurante La Solana. Continúan acumulando estrellas Michelín, y como no, el Auga no podía ser una excepción. Decidieron trasladarse de las afueras de Gijón al centro, a uno de los espacios con mejores vistas y más elegantes de la ciudad, llevándose su pasión por la buena gastronomía con ellos.






En cuanto a su ubicación, se encuentra en primera línea de mar y en pleno puerto de Gijón, convirtiendo así el entorno en inigualable. Incluso, con buenas vistas al mismo, gracias a su agradable y especial  terraza. Una vez dentro, destacar su decoración exquisita, moderna y con toques marinos, y una iluminación más que adecuada. Decoración toda ella que se reparte en dos comedores sobrios, uno en la parte baja y otro, evidentemente, en la alta. Además existe un último comedor disponible para 8/10 personas apartado por una cristalera para reservas más especiales. Todo perfecto, y la gastronomía ¿qué? Abróchense los cinturones, que empiezan las emociones...







Como no podía ser de otra manera, lugares así exigen y merecen la ingesta de un menú degustación. Y así fue ¡¡Y cómo nos pusimos!! Para empezar un aperitivo cortesía de la casa: crema de bacalao con pétalos de patata ¿Y si les digo que no soy un seguidor de dicho pescado y me encantó, me creerán? Pues créanme. El primer milagro gastronómico de la jornada...







¡¡Ay el primer entrante!! Ejemplo de saber explotar con el mayor de los éxitos la materia prima de la tierra. Les advierto que fue una constante del menú, y que sin duda, será una de las máximas de su filosofía ¿Y con qué nos sorprendieron? Con oricios y manzana. Oricios, sí, sí. Erizos de mar que, lamentablemente, en el resto del Cantábrico ni se recogen. Pues el que tiene el placer de saborear un oricio tiene el lujo de ingerir el mágico yodo del Cantábrico; ahí es nada.






Más productos de nuestra amada Asturies: manzana caramelizada, rey silo, tomate y sardina marinada. Esa especie de ravioli a base de manzana, relleno de tomate y sardina era de una textura, sabor, elegancia y belleza, que merece un lugar propio y exclusivo en una de las que consideremos más exigentes enciclopedias gastronómicas.








Más mar. Y ese es el camino, amigos. Estando ubicados junto al puerto, no debe existir reparo alguno de aprovecharse de esos bienes preciados, afortunadamente, tan cercanos para ellos. Hablamos esta vez de almeja, maruca ahumada, huevas y tomate. Espectacular. Nuevamente, más sorbos de mar en nuestras cucharas. Y yo sin saber que la maruca es una especie de bacalao, pero al mismo tiempo tan feliz. Otro milagro más de la casa. Gracias.






Continuemos con productos de la tierra: vieira, manzana verde y coliflor trufada. Ya ven que la manzana no es solo para bebérsela como sidra ¡¡Tiene tantas posibilidades!! Esperen a probar un pedacito de queso de cabrales con un trozo de manzana y ya verán... En cuanto a nuestro plato, un nuevo triunfo. Conjunción de mar y tierra perfecta. Bravo.








Un pequeño intervalo temporal para la carne: papada de gochu con verduras, setas y queso curado. Por si no lo saben, el gochu es una variedad de cerdo presente en Asturias, que esta vez estuvo realmente bien acompañado, haciéndose notar, asimismo, el rey asturianu: el quesu. Como dicen allí: "nun fagas una comida ni con quesu, ni sin quesu".









Y el pescado, soberbio. Si Gonzalo y Antonio eran los capitanes de los productos del mar, en el pato marítimo por excelencia era su momento de lucimiento personal. Y lo fue, doy fe. Lubina con puré de ajos confitados, setas, ramallo de mar y aceite de limón verde. No se puede pedir más. Todo rayando a la perfección. Sintonía y armonía de sabores plena. Artistas de la gastronomía.








Y cuando parecía que llegábamos a los postres, no; una sorpresa más, al regresar nuevamente a la carne: carré de cordero asado en su jugo con orejones. Bien elegida la salsa, el cordero en su punto y la elección de los orejones, maravillosa. Ya ven, no sólo son expertos en los productos marinos. Este dominio en la carne es algo que ya traen de años anteriores cuando en La Solana ofrecían cordero, cochinillo... Multidisciplinares totales.








Y por fin ya, los postres. A falta de uno, dos. Sopa de queso de cabra con avellanas y miel ¡¡Viva los productos d'Asturies y puxa tan rica tierruca!! Queso, avellanas, miel... ¿Qué les parece? Con materia prima local en busca de la innovación. Espectacular y asombroso.










Del último postre qué podemos decir: crema de café, whisky, cacao, chocolate blanco y vainilla. Un auténtico homenaje y festival del dulce y básicamente del chocolate. El mérito, nada empalagoso, que era la verdadera dificultad. Por tanto, una nueva matrícula.













Y  no podía faltar la definitiva cortesía de la casa, con lo que nuestro banquete además de ser de aúpa gastronómicamente hablando, fue capicúa. Una refrescante espuma de piña para digerir con más facilidad toda la grandiosidad alimentaria. 










Si desean aprender a amar y aprovechar al máximo sus productos locales, tienen un lugar donde aprender todos los secretos.


Última visita: 12/04/14

Claudio Alvargonzález s/n.
33201 Gijón. Asturias


985 168 186





martes, 8 de abril de 2014

Culto al pescado

Hoy visitamos una de las villas marineras más bellas de toda la provincia de Bizkaia: Lekeitio, lugar abierto al mar donde los haya, por lo que el dominio en la elaboración del pescado se lleva en las venas, siendo prueba de todo ello el coqueto mesón Arropain. Al frente de este restaurante ubicado en el piso bajo de un caserío del siglo XVIII, el cual ha sido reformado y equipado con modernas instalaciones, se encuentra el gran Javier Zapirain, saga hostelera reconocida donde las haya. Y en esta emocionante aventura le acompaña su pareja originaria del Tíbet, aportando recetas realmente originales.






En cuanto al mesón, este tiene un ambiente familiar con buena música y bonita decoración. Las mesas están bien separadas entre sí, creando una atmósfera agradable y sensación de espacio. Y su ubicación es la idónea, para después del banquete aprovechar a dar un paseo y digerir la ingesta gastronómica, dado que se encuentra a 10 minutos caminando del puerto y del centro de la villa. Su especialidad, evidentemente, son los pescados y los mariscos, pero sin olvidar ciertos toques gastronómicos mediterráneos y del Tíbet (¡¡Ahí es nada!!)







El comienzo fue refrescante y ligero: capricho mediterráneo. Ya ven, como el Mesón Arropain es mucho más que pescado y, desde luego, aprovechan al máximo todo lo bueno de otras culturas, puesto que el plato, bien podía tratarse de una escalibada catalana. Constaba de berenjena abierta, pimiento rojo, anchoas, aceitunas negras y ajo, con una vinagreta espectacular. Soberbio.







A continuación, un clásico de nuestras cocinas, el rey de los moluscos: almejas a la brasa. Sin condimentos extraños, sin florituras, pero es que, como ya lo hemos repetido en más de una ocasión, cuando la materia prima es de tan primerísima calidad, el producto se debe de imponer, sin que determinados aderezos enmascaren su verdadero sabor. Enhorabuena.







Y como plato estrella, si hablábamos de reyes, la corona en el mar la lleva este pescado, sin género de dudas: la merluza. Tuvimos el placer de degustar un cogote de merluza a la parrilla con unas patatitas y unos pimientos verdes, inolvidable. Está claro que cuando se lleva en los genes este arte, todo resulta muchísimo más fácil. Simplemente, chapeau.






Por último, no pudo faltar el momento más dulce: boyas con natillas ¿El nombre un homenaje, quizás, a esas balizas flotantes situadas en el mar, las cuales en Lekeitio tienen su lugar privilegiado? Se trataba de una especie de flan de plátano sobre unas natillas líquidas, que la verdad, hacían del plato algo original y muy gustoso. Muy bien.







En definitiva Arropain es el resultado de una materia prima de primerísima calidad más la suma de un arte especial en los fogones.



Última visita: 04/04/14
Web del restaurante (no disponible)

Iñigo Artieta Hiribidea, 5, 
48280 Lekeitio, Bizkaia

34 946 24 31 83