martes, 25 de febrero de 2014

Cócteles, baile y cocina creativa

Hoy, queridos lectores, algo novedoso en nuestra ya dilatada experiencia gastronómica. Una especie de New York en Madrid; cambio de ambiente y de performance a partir de las 00:00. Todo eso lo tiene el más que restaurante Macadamia, sito en Madrid ¿Alguien da más? Y todo ello en un solo espacio, liderado por el habilidoso Óscar Pino, el cual tras su exitoso paso por el Loft 39, donde desarrolló una gran labor no solo como jefe de sala, sino también en el apartado de los combinados, del que es un enamorado, arriba a Macadamia. En definitiva, ¿qué es Macadamia? Restaurante, coctelería, "afterwork" y pista de baile. Difícil de superar, ¿verdad?








Primer consejo: muy recomendable que el evento escogido sea una velada, pues así de esta manera podrán vivir in situ la transformación de restaurante a lugar de copas, y poder contemplar como los allí presentes se desmelenan en la pista de baile. Y en lo gastronómico, las posibilidades son tan diversas, que no caben enfados: tapeo, raciones, platos para compartir, platos estrellas. Todo ello moderno, innovador, alegre y desenfadado. Desde luego que no es un local por lo que ofrece, espacio y ambiente, que pueda dejar indiferente a nadie.








¿Y en cuanto a lo gastronómico, qué? Más que bien. Comencemos: para compartir habitas baby con huevo frito y alcachofas de Jerusalén. Las habas, espectaculares. No doy crédito todavía que en temporada invernal pudiéramos degustar semejante manjar. Por lo que respecta a las alcachofas, no tenía recelo alguno, pues ya conocía que se trataba de una de sus especialidades, como así lo demostraron. Bravo.








Y el otro entrante, el plato estrella de la casa: nuestro huevo con patata, trufa y jamón ¡¡Cuidado, que el ansía no les supere!! Es un manjar que se debe de saborear delicadamente, si no queremos que el huevo explote y nos juegue una mala pasada. En cuanto al conjunto del plato, soberbio. Ingredientes espectaculares, que permiten obtener magia gastronómica. Gracias.










Centrémonos en los platos principales, que lamentablemente cojearon levemente. En primer lugar, el pollo al limón con arroz Thai. No fue el plato estrella del día. Otra vez será. Quizás su habilidad se centre en cocina de vanguardia y no en platos principales. Podría ser.










Otro más: ravioli de ricota y verdura al pomodoro y albahaca fresca. Lo peor de la noche. Una pasta semifría, donde el tomate ocultaba el sabor del resto de ingredientes. En resumidas cuentas, un plato que no pasará a los anales de la historia gastronómica, pues su aportación era escasa, o más bien nula. Lástima.








Último plato principal, el cual pudo enmendar la plana de los dos anteriores; ragout de ternera con crema de patata ¡¡Y miren que yo no soy muy aficionado y seguidor de este tipo de ternera, pero...!! De sabios es rectificar, por lo que debo confesarles que degusté una auténtica exquisitez. La carne se deshacía en la boca, cual seda gastronómica. Insuperable.









Y para no ser un desecho de originalidad, acabamos, como no podía ser de otro modo, con el postre: dados de brownie con helado de vainilla. Sobrio, sabroso y refrescante. Por ello, difícil que decepcione, incluso al paladar más exigente.










Pero no se vayan todavía, amigos, porque aún hay más ¿Qué se creían. que la fiesta se iba a terminar sin saborear su merecido cóctel? Nada de eso, marchando una de Beso mío by Óscar Pino: ron, fresa natural, coco, zumo de lima, toque de granadina y azúcar ¿Buen colofón, no les parece?








¿Quieren degustar cocina de fusión? ¿Quieren ambiente? ¿Baile hasta el amanecer? ¿Una copa? No lo duden, Macadamia les espera.



Última visita: 08/02/14

María de Molina 50
28006 MADRID


911 697 577


P.D. ¡¡Ya llega una nueva encuesta!! ¡¡Anímense a votar!!

martes, 18 de febrero de 2014

La fiesta del queso

Continuamos en Madrid, como ya les avancé la semana pasada. Y hoy visitamos un lugar muy, pero que muy original. Se trata del Poncelet Cheese Bar. Evidentemente, poco más hay que decir para que se vayan haciendo una idea precisa de cuál va a ser producto estrella de la mesa. No obstante, me parece que conviene que les anticipe alguna sorpresa: ¡¡Podrán degustar también pescados y carnes elaborados con el sello “Anti-queso”, para aquellos que lo prefieran sin él!! Incluso en la planta alta hay una biblioteca donde se rinde culto al queso y donde se realizan conferencias, catas y más, a cargo de expertos en la materia. Excepcional, sí señor. Todo a raíz de abrir en diciembre de 2004 la primera Tienda Poncelet, un establecimiento especializado en quesos nacionales y europeos, para continuar en 2009 con un Centro de Afinanción único en España, donde los quesos alcanzarán su grado óptimo de maduración ("La Cueva"). Ya ven, auténticos maestros queseros.




  


Estoy seguro que el más exigente entre los más exigentes degustadores de queso, encontrará en este lugar su queso perdido: ¡¡80 variedades de queso españolas y más de 240 europeas!! Ahí es nada. Y todo bajo el máximo cuidado arquitectónico. Mucho espacio luminoso, vanguardista y de relax. 2 plantas: en la inferior la cava de vinos y de queso con un diseño especial y original, para que los comensales en todo momento pueden apreciar los diferentes quesos. Y en la planta superior, como acabamos de comentar el lugar de consulta por excelencia del queso: la biblioteca con multitud de libros y revistas sobre dicho producto, en la que no faltarán charlas, conferencias, eventos, cursos sobre algo tan arraigado en nuestra cultura gastronómica. Lugar ideal, entonces, para los llamados ratones de biblioteca. Lo digo por lo de biblioteca-queso.










Dejemos el humor y los chistes fáciles y vayamos a mostrar lo que allí saboreamos. Para que vean que no todo fue queso (en mi tierra dicen: "no hagas una comida con quesu, ni sin quesu", oséase en el banquete nunca debe de faltar el queso, ni debe de ser el único alimento), comenzamos con un risotto de setas. Hombre algo de queso había, concretamente queso Sbrinz, del cual dicen que se emplea a menudo en lugar del parmesano en la cocina suiza y es el más antiguo de los quesos europeos. Buen comienzo.






Antes de continuar, les debo de comentar que se nos ofreció un servicio de mantequilla artesana normanda con un sabor muy original (¡¡Pimiento rojo con un toque picante!!). Después de este break, dos entrantes más: panzerotti de espinaca gratinado a los cuatro quesos (Munster, Morbier, Terrós y Tome Savoie). Primero les defino el panzerotti y luego los quesos. Se trata de una masa de harina de trigo mezclada con grasa de cerdo y levadura de cerveza. Se rellena con salsa de tomate natural y queso mozzarella y se fríe con grasa de cerdo. Quesos; Munster: queso a base de leche de vaca pasteurizada, cuyo origen es la región de Alsacia-Lorena. Morbier: también de vaca y francés (Franco-Condado). Terrós: queso catalán de pasta cocida de leche cabra. Tomme Savoie: queso de vaca, que se elabora en Saboya.







Y el otro entrante: una estupenda coca de zamburiñas con Mozzarella de Bufala Campana y albahaca fresca. A dicha especie de pan en esta ocasión, sabiamente, todo sea dicho, se le añadió la tan sabrosísima zamburiña gallega con, como no podía de ser otra manera, el toque del queso. No se preocupen, que es de los famosos: lo extraordinario es su origen ¡¡Leche de búfalo de agua!! ¿Increíble, verdad? Y además más sano y digestivo que la leche de vaca...






Y por fin, el momento de los quesos en sí. Como ya les he aburrido anteriormente en demasía con la descripción detallada de los diferentes quesos, olvidémonos de las distintas categorías, y hablemos del sabor. Por un lado, una estupenda selección propia de 5 quesos acompañados de frutos secos y mermelada artesana de membrillo. Es más, si quisiera indicarles de qué quesos se trataban, difícilmente podría hacerlo, dado que era tal la saturación de quesos, que uno perdía la atención.






Por otro lado, lo especial del lugar: las fondues y las raclettes. Nosotros optamos por esta última. Por si no lo saben, es una especie de fondue típica del cantón suizo de Valais que se prepara fundiendo el queso del lugar y se acompaña con patatas (sin pelar) y otros ingredientes variados ¡¡Ale, a darle a la paleta, a rascar y a disfrutar!!









Los postres fueron una excepción; dejamos el queso de lado y nos decidimos por los dulces y los digestivos ¡¡Qué mejor elemento para hacer una digestión, como el mojito!! En este caso se trataba de un mojito en sorbete con granizado de ron incluido. Buena elección. Y en cuanto al chocolate, nada que objetar: chocolate guanaja 70% con coulant de avellana. En mi modesta opinión la combinación fue acertada.






Ya ven, un auténtico homenaje al queso. Desde luego que los grandes amantes de dicho alimento tienen una visita obligada a este templo y paraíso del queso.



Última visita: 08/02/14
Ver ubicación Longitud: 3º 41,32’ 12’’ Oeste Latitud: 40º 26,17’ 49’’ Norte


José Abascal, 61 
28003 Madrid


913 99 25 50

lunes, 10 de febrero de 2014

Lo más "in" gastronómico

Para que  vayan entrando en situación, les comento que las próximas entradas gastronómicas se van a referir al Madrid gastronómico, que creo que ya se lo merecía. Una ciudad como esta, tan rica en lo cultural, tampoco le va a la zaga en lo culinario, como lo vais a poder comprobar en las próximas semanas. Espero que lo disfrutéis tanto como lo ha hecho un servidor. Para iniciar esta sección gastronómica madrileña, comenzaremos con el restaurante La Pescadería, que se encuentra el Barrio del Triball de Madrid (entre Malasaña, Gran Vía y Pez), donde se vive una especie de eclosión de restaurantes de nuevo cuño, los cuales están revitalizando esta zona, que ya se ha convertido a día de hoy en una de las áreas más glamourosas, in y cool de la capital. Dicho de otro modo; además de comer magníficamente bien, habrá la oportunidad de disfrutar del meollo madrileño, e incluso (si así lo desean) de ver a famosos o pseudofamosos.







Y antes de más detalles, la primera pregunta obligada a responder es el origen de nombre, cuya respuesta, lamentablemente muy original no es. Evidentemente, todo se debe a que antiguamente se trataba de una pescadería, habiéndose transformado actualmente en un espacio casual, donde la clientela objetivo son los más jóvenes. De ahí que la filosofía del restaurante se base en la acción de compartir. Lo económico prima. Algo que también se refleja en la decoración, de la cual ya hemos anticipado ciertos detalles anteriormente. Local con aire industrial, mesas sin mantel, mesas colocadas de forma atrevida, incluso algunas dan la sensación de vagón de tren privado. Por último, si este les gusta, tienen al hermano mayor (mayor digo, dado que La Pescadería es de muy reciente apertura; el pasado mes de septiembre echó a andar, concretamente) muy cerquita; Lamucca en la calle Pez. Mismos propietarios, misma filosofía y mismo estilo.








Les confieso que yo seguí a pies juntillas todas las indicaciones que les he dado. No soy de los que "consejos vendo, que para mí no tengo". Por ello, homenaje a la ración. El inicio fue clásico, en contraposición a la modernidad de los platos ofrecidos por el lugar. Patatas bravas con una salsa rebajada, que cumplían con el expediente.








El otro entrante sí que lo podemos situar en el catálogo de platos modernos: tacos de rabo de toro. El taco bien y el rabo de toro, notable. Pero si hay algo que destacar en el plato, son sus verduras. Estas estaban adobadas con limón, cebolla y sal, que a uno le producían la sensación de degustar un ceviche. Fantástica fusión de gastronomía mexicano-española. Bravo.









Y ahora,  los platos principales ¿Qué les parece unas brochetas de pollo con piña? Desde luego que son ingredientes que combinan ni que pintados. El pollo además de con los pimientos verdes y rojos, la cebolla, la manzana combina de maravilla con la piña. Por tanto, un buen acierto.








2 platos más y llegamos al dulce de la casa, osease, el postre. Primero, nueva visita turística gastronómica: degustamos un pedazo de la Europa más alejada, en concreto, Turquía: kebab de cerdo ibérico con salsa de yogur picante. Perfecta sincronía de sabores. Alumnos aventajados de la escuela otomana me atrevería a señalar. Excelente.









Y el otro, vuelta a lo más clásico, pero sin faltar en ningún momento el toque especial de la casa, de ahí el motivo del nombre del plato: Burger "La Pescadería". Lo más importante es que el plato se componía de ingredientes realmente naturales. Y eso, desde luego, en un plato de estas características es fundamental.






Y por fin, lo prometido; el postre: tarta de zanahoria. Les tengo que confesar que era mi primera vez y...¡¡Me encantó!! Postre de origen inglés, donde, sin lugar a dudas la zanahoria tiene un papel estelar en el interior del bizcocho. Además se suele recubrir con una capa de azúcar glas duro, que junto a frutos secos, tales como las nueces, convierten al plato en un auténtico manjar. Repetiré.






Por tanto, la cocina casual joven tiene un nombre y un lugar: La Pescadería en Madrid.



Última visita: 07/02/14


c/Ballesta 32, 28004
Madrid


91 523 90 51



martes, 4 de febrero de 2014

Cocina sencilla

Cambio de tercio gastronómico, queridos lectores. Hoy visitamos un lugar donde uno puede salir más que airoso, culinariamente hablando, a base de degustar una exquisita variedad de raciones ¡¡Bendito placer!! Se trata del restaurante Casilda, que hasta hace bien poco se conocía por Amume. Lo digo, porque esta denominación también es un buen referente, en caso de que estén dispuestos a conocer el lugar. Además, de dicho restaurante, llevan la gestión del Restaurante Las Cepas y el Bar Figón. Y todos ellos, con la máxima seriedad, se lo aseguro.







Como les contaba, acaba de cambiar de nombre y yo creo que esta iniciativa ha sido realmente acertada, dado que el establecimiento se encuentra cercano a uno de los parques más famosos de Bilbao, que como no podía ser de otra manera, se denomina Parque de doña Casilda. Por lo tanto, ahora será más fácil de conocerlo, ¿no les parece? Y en caso de pérdida, señalarles que está en pleno centro de Bilbao, no muy lejos del Museo de Bellas Artes de Bilbao. Y un último detalle, a mí, particularmente, el estilo de decoración me encantó. Me hizo recordar quizás a las mesas toscanas. Espero que sean ustedes mismos quienes lo desmientan o me lo corroboren.






El comienzo fue muy esperanzador, y no precisamente, porque fuera un plato cortesía de la casa, si no más bien, gracias a la categoría del propio plato. Evidentemente en un lugar de este tipo, donde predominan las raciones, saborear unas buenas croquetas es más que obligatorio ¡¡Y vaya que lo estaban!! A destacar la calidad de la bechamel. Gracias.












Más cocina en miniatura de calidad: risotto de hongos y boletus. El arroz sabroso y suelto, suelto. Los hongos, igualmente, de calidad, por lo que la nota del plato va por sí sola. Notable.









A continuación, el plato recomendado y que en la propia casa consideran el manjar del lugar: tartar de salmón marinado. Supremo. Diseño visual excelente y el sabor no le iba para nada a la zaga. Desde luego que yo no me esperaba saborear algo tan fino, delicado y sutil. Asombrado, pero desde la perspectiva positiva. Y eso es el fin de la gastronomía; procurar de provocar un continuo asombro al comensal.








Otro plato exquisito: solomillo ibérico con salsa a la pimienta, hojas de patata, verduritas y pimientos ¿Alguien da más? Colorido, variedad y explosión de sabores. Todo medido milimétricamente para obtener un plato bien armonizado, coordinado y sinfónico.











Y ahora vayamos a acercarnos un poco a la innovación gastronómica ¿Qué les parece un canelón de rabo de toro? ¿Novedoso, verdad? No solo el relleno era de calidad; la masa en la que consistía el propio canelon estaba aldente y en su punto. Dos ingredientes muy recurrentes, que unidos dan lugar a un plato realmente original.









Y para terminar, un clásico de nuestras cocinas, y que nunca puede faltar: la merluza. En este caso se trataba de merluza en salsa de chipirón. La merluza fresquísima y una salsa bien ligada, que al mismo tiempo no cometía el "pecado" de enmascarar el sabor de la merluza. Bravo.











Los postres fueron ambos dos ligeros y digestivos y de parecidas características. Por un lado, el yogur cremoso de frutas, donde la nota principal era la suavidad de los ingredientes. Quizás, un poco falto de sabor, pero eso sí, un buen producto para poder ir digiriendo adecuadamente lo anteriormente degustado.











Y por último, un postre un poco más original que el anterior: queso fresco cuajado en vaso con miel y frutos secos ¿Una cuajada? ¿Queso? Diríamos que un híbrido, pero, desde luego, que refrescante y digestivo al mismo tiempo, sin duda.






En definitiva, platos sencillos y sin complicaciones, a base de productos de la tierra y primera calidad. Eso es Casilda


P.D. No puedo acabar sin señalar, además de la simpatía del personal, el que se nos invitó a las croquetas, el vino y los cafés. Ahí es nada.



Última visita: 31/01/14


C/ Máximo Aguirre, 1
48011 Bilbao (España)


94 423 70 99