miércoles, 24 de julio de 2019

Disfrute gastronómico en Toledo

Hoy visitamos un lugar que no hace mucho, 2016 para ser exactos, se erigió como capital gastronómica de España. Ese lugar es el histórico Toledo. Y allí visitamos el restaurante Adolfo, donde su chef Adolfo Muñoz con su encanto, cordialidad y buen hacer, es un creador de auténticas maravillas. Poseedor de multitud de premios, pero sin duda, el más importante es su cercanía con todos y cada uno de los comensales. Gracias, Adolfo. Gracias que se hacen extensibles igualmente a su hija Verónica, la cual dirige el día a día del local, con la misma simpatía que su padre. De tal palo, tal astilla.








Y qué les puedo decir del lugar. Pues que se trata de una auténtica maravilla. Si bien se trata de un edificio del año 1924, llama poderosamente la atención la exultante modernidad que reina en cada uno de los cuatro salones de los que dispone el restaurante. Policromías, cuadros y cerámicas bellísimos en un patio cubierto de ensueño, amén de la Cueva-Bodega del siglo IX, o de las increíbles vistas desde la terraza sobre su Casa Urbana Adolfo, donde también uno tendrá el placer, si lo desea, de poder hospedarse, destacan en su variadísima arquitectura.









Como el lugar lo merecía, optamos por degustar el menú chef, el cual se iniciaba con tres aperitivos del día. Primero, un gazpacho refrescante, muy adecuado para las fechas tan calurosas en las que nos encontramos. Dulce y salado al mismo tiempo. Muy notable.







El segundo aperitivo fue más innovador: anchoa con aguacate sobre brick. Del mismo modo, refrescante y sabroso y con una calidad de la materia prima superior. Bravo.








Para acabar con los entrantes, la espectacular tempura de flor de calabaza. Satisfactorio guiño a la cocina asiática. Inmejorable tanto el punto de fritura de la tempura como el gran descubrimiento de la flor de la calabaza. Enhorabuena.







Los platos principales también rayaron a una enorme altura. Para empezar con ellos, tengo el placer de presentarles un novedoso carpaccio de alistado y frutos rojos del bosque. Plato en los que juegan los cinco sentidos, es decir, completísimo. De los que se quedan en el recuerdo.







Sigamos. Pasta de espelta, huevo poché y aceite de rúcula. La intención más que loable, pero lástima que la pasta desvirtuaba y deslavazaba un tanto el plato. No obstante, podríamos catalogar de un plato de los de más que aprobado.







A continuación, producto de la tierra, que puede resultar arriesgado su traslado a la mesa: oreja de lechón, manzana, pasas y nueces. Ya ven a qué me refiero con lo de arriesgado. Sin embargo, su resultado fue soberbio. Pruébenlo. Háganme caso.








Más y además uno de los que se puede considerar protagonista de la jornada: bogavante, su caldo y remolacha ¿Bogavante en Toledo? Se preguntarán asombrados al igual que un servidor. Pues así es, y de una calidad sublime.









Por último, y antes de adentrarnos en los postres, un gran pescado: atún rojo en almadraba. Manjar de los manjares donde los haya. Y nuevamente un guiño más a la cocina asiática, dada su popularidad en aquel entorno.









Vayamos con los postres. El primero, un helado de trufa "Aestivum". Se trata de una trufa negra estival por sus fructificaciones estivales. Las altas temperaturas lo convertían en un dulce necesario a más no poder.








Más azúcar. La bomba golosa del festín gastronómico, y nunca mejor dicho: esfera de caramelo con yogur y tierra de pistachos de Villacañas. En esta ocasión la vista incluso se imponía al gusto, maravillada de poder contemplar tamaña obra de arte.









Y para terminar, unos pequeños dulces a base del que no podía faltar mazapán toledano y unas exquisitas rocas de chocolate. Muy bien.









Adolfo, el placer de la gastronomía toledana, les espera.


Última visita: 06/07/19

Hombre de Palo, 7
45001 Toledo


+34 925 227 321/+34 639 938 140

miércoles, 10 de julio de 2019

Sus vistas enamoran

Una de las más bellas ciudades, que no es otra que la Bella Easo, cuna de los mejores gastrónomos, nos acoge en el día de hoy para poder degustar los mejores platos. Pero esta vez no visitamos propiamente un restaurante, lo que luego lamentablemente se percibirá en el resultado final, sino un centro de talasoterapia, que consta de un restaurante. Se trata de La Perla, donde su mayor mérito y lo que más destaca es el disfrute de la espectacular vista en primera línea de la tan carismática playa de la Concha.






Y sí, el espectáculo visual es un auténtico lujazo. Todo acristalado, creando al comensal una sensación de que mientras degusta diversos platos está surcando las olas en un barco. Enfrente le espera la isla de Santa Clara. La decoración, igualmente, invita a sentirnos capitanes mercantes, con unos colores relajantes y claros, sin abandonar en ningún momento la modernidad de las mesas y sillas y con una vajilla y cristalería muy acertada. En ese apartado nada que discutir.









El tema gastronómico resulta un poco más peliagudo. Primero, cortesía de la casa, se nos sirvió una crema de espárragos, la cual cumplió su cometido. Sin estridencias.









Vayamos con los entrantes. Para comenzar saboreamos un rulo de pato con salsa agridulce de manzana. Quizás, uno de los platos más aceptables. El pato estaba realmente sabroso y el hojaldre sin ser de los mejores que un servidor ha tenido el placer de saborear, no desentonaba en absoluto.








En cuanto al otro entrante, las dudas son mucho más fundadas: hongos confitados sobre puré de tubérculos. Primer error: el plato se sacó templado, rayando a frío. Y segundo, cuando uno ha gozado con el sabor de unos hongos frescos de temporada y le ofrecen esto, pues...








Continuemos con los pescados. Rodaballo con verduras asadas y vinagreta de champiñones. El peligro de los rodaballos de ración es evidentemente que, al compararlo con un auténtico rodaballo a la parrilla de toda una pieza, provoca unos sufrimientos culinarios, de los que uno tarda en escapar.







El otro pescado, un clásico: chipirones plancha con cebolla caramelizada. Es una de las joyas de la gastronomía vasca. Sin embargo, nuevamente no cumplió con las expectativas. Se esperaba mucho más de un plato, que es un símbolo de nuestras cocinas.







En lo que se refiere a la carne, tampoco hubo mucha novedad. El plato escogido fue entrecot con romescu y setas variadas. Correcto, sin más. La carne bien y la salsa buena acompañante, sin esconder las virtudes de la materia prima principal.














Finalmente, los postres, los cuales tampoco mostraron un alarde de cualidades en el arte culinario. Por un lado, sorbete de mandarina y vodka. Refrescante, que ya significa algo, considerando en las fechas en las que nos encontramos.













Y, por otro lado, brownie de chocolate y nueces. Decepcionante. Puede ser que un servidor sea especialmente exigente con este postre, puesto que lo ha saboreado en multitud de ocasiones, pero imponiéndose la objetividad a la subjetividad, también la nota obtenida es muy escasa. A mejorar tocan.






En conclusión, las vistas superan notablemente a la gastronomía.



Última visita: 28/06/19

Paseo de La Concha, s/n
Edificio La Perla
20007 Donostia–San Sebastián
Gipuzkoa


+34 943 46 24 84

lunes, 8 de julio de 2019

Berasategui apuesta por los gastrobares

Pues sí, como lo leen. El bueno de Martín Berasategui apuesta por una nueva aventura, como es un gastrobar y en un nuevo lugar: Bilbao Tras conquistar tierras guipuzcoanas, se lanza a conquistar tierras vizcaínas. El reto es máximo, dado que el espacio gastronómico se sitúa en el recién inaugurado hotel Tayko, donde nuestro gastrobar de hoy, el Patri, compartirá compañero de mesa. A pie de calle, el Patri, y en la primera planta otro concepto, como es el restaurante Ola, donde a buen seguro, Berasategui peleará con ahínco por la undécima estrella Michelín.






En cuanto al diseño del lugar, se corresponde con la filosofía gastronómica que se propone. Una cocina desenfadada con una notable variedad de platos y muy diferentes, indudablemente, se adapta mejor a un lugar más moderno, hecho que el Patri cumple a la perfección. Hormigón y ladrillos a la vista, con sillas vanguardistas, que lo convierte en uno de los novedosos restaurantes-fábrica industrial que actualmente abundan. Eso sí, al fondo la típica ventana donde apreciamos el encomiable trabajo del equipo de cocina, donde debajo de las letras del establecimiento, no podía faltar, como no podía ser de otra manera, la rúbrica del mago de los fogones.







Dado que su tipo de gastronomía invita a ello, optamos por saborear distintos platos, sin diferenciar entre entrantes y platos principales. Comenzamos por algo sencillo, pero que superó con nota nuestras expectativas: tomate de caserío, bonito, piparras y vinagreta de ajo asado. Delicioso. Ejemplo claro de éxito motivado por disponer de una excelente materia prima.







A continuación, ensaladilla de txangurro. Intenso sabor a txangurro. Nada de sucedáneos. Autenticidad al poder. Nada que ver en absoluto con otras ensaladas donde, a pesar de que el protagonista sea dicho producto, se mezclan un sinfín de sabores. Enhorabuena.








Y algo que no podía faltar: croquetas caseras de jamón elaboradas con la receta de Gabriela Olazabal, la madre de Martín. Insuperables. De casta le viene al galgo, podríamos decir. Es evidente que este mago de los fogones tuvo alguien que bien le preparó y le enseñó.









Y ahora un poco de pescadito. Producto de la tierra y fresco: anchoas fritas con ajo y guindilla. En la línea con todo lo anterior; simple, sencillo, a la par que con un gusto exquisito. Mis felicitaciones.








Para terminar, lo más sorprendente y quizás lo más vanguardista: arroz "bombón" con begi haundi y moluscos. Para quien lo desconozca, cuando hablamos de "begi haundi" nos referimos al calamar. En cuanto a los moluscos, la elección fue unas vieiras de primera. Y el arroz colosal, cuyo sabor tenía un toque finísimo a queso, que convertía el plato en algo magistral.







Momento de postres. Comenzaremos con el que obtuvo una menor aceptación, si bien colmó nuestras expectativas: tarta de chocolate fundida y manzana verde. Nos gustó, pero sin llegar a crear emociones notables.








El segundo postre sí que fue un auténtico sueño gastronómico: torrija con crema de almendra caramelizada, chantilly envejecido y helado de café con leche. Martín volvió a demostrar que en lo que se refiere a la elaboración de torrijas, él es un verdadero maestro. Nunca nos defrauda. Bravo.






Si quieren conocer al Berasategui más versátil, no lo duden. El Patri es su oportunidad.


Última visita: 26/06/19

Erribera Kalea, 13
48005 Bilbao, Bizkaia


34 944 652 070


miércoles, 3 de julio de 2019

Opción gastronómica en un entorno que florece

Hoy nos acoge la honorable villa de Bilbao, pero en una zona un tanto especial por el auge que se le ha dado y el modo en que se ha rehabilitado. Se trata del barrio Bilbao La Vieja junto a la ría donde nos espera el restaurante La Viña de San Francisco. En lo que se refiere al lugar, destaca por su minimalismo con un diseño muy cuidado, donde lo moderno se impone a lo rústico, en contraposición con su entorno. A primera vista muy acogedor y atractivo.








Su gastronomía tampoco desentona, con una propuesta ambiciosa. La Viña de San Francisco desea que la cocina que ofrecen no se detenga únicamente en lo autóctono, sino que profundizan también en lo internacional, logrando de esta manera una fusión más que interesante. Un lugar pulcro, moderno, para una oferta gastronómica posiblemente bohemia y vanguardista. Declaración de intenciones en principio tentadoras.








El primer detalle fue verdaderamente más que loable. Se nos obsequió con una sabrosa ensalada de arroz, a base de cebolla roja, tomate, canónigos y apio, aderezado todo ello con trozos de pan tostados, dando lugar a un resultado más que satisfactorio.







Entrando ya en harina, decidimos degustar un primer plato cuyo ingrediente principal fuera igualmente el arroz, pero con un final completamente diferente: arroz salteado a la marinera. Me gustó y mucho. El arroz en conjunto muy suelto, pimientos verdes y rojos carnosos y los mejillones sabrosos. Enhorabuena.







En el segundo plato es donde se produjo la pequeña decepción. Colas de rape con su refrito de ajo y guindillas. El pescado lamentablemente flotaba en un mar de aceite y su carne se hallaba totalmente pegada a su espina dorsal, señal inequívoca de que no se trataba de una pieza fresca en absoluto. Mal.








Gracias a Dios, con el postre se remontó ligeramente y se subsanaron los errores anteriores. Tarta de queso con helado de queso fresco y confitura de frutos rojos. Dulce casero, bien elaborado y con un sabor a queso, que quedará en el recuerdo de nuestros paladares.





Ya ven, un lugar con aires renovados en un entorno en pleno apogeo y esplendor, el cual está en sus manos que continúe prosperando o no.


Última visita: 14/06/19

San Frantzisko Kalea, 17
48003 Bilbao, Bizkaia


689 77 45 41/94 471 30 92


lunes, 1 de julio de 2019

En tierra de sabiduría, un poco de gastronomía

¡Hoy nos vamos de parador, sí señor! Visitamos la bellísima ciudad de Salamanca donde su Parador con unas vistas inigualables a todo un casco monumental histórico de dicha ciudad, nos propone una variada oferta gastronómica en el restaurante Bracamonte. La verdad es que el comienzo es más que esperanzador y toda una declaración de intenciones, al poder disfrutar en la margen izquierda del río Tormes de un paisaje panorámico inolvidable a través de sus enormes ventanales y cristaleras, provocando una sensación cautivadora y encantadora.







En lo que se refiere a la gastronomía, podríamos decir que es más que correcta. Su filosofía se basa en una cocina artesanal, local y con pocas complicaciones. Se impone el local a la gastronomía, dado que es especialmente confortable, elegante y amplio, con una declaración clásica con tonos claros y mucho mármol, que invita al relax. En definitiva, mejor el envoltorio que el producto, lo cual no es grave, pero... Asimismo, en su descargo se debe decir que dicho envoltorio es de muchos quilates.










Comenzamos con un entrante ligero y algo moderno para lo que se estila en la casa: tabulé acompañado de sus verduritas. Bien. Sabroso y buena elección de las verduras, donde el apio sobresalía del resto de ingredientes.








Un entrante más. En esta ocasión similar al anterior en cuanto a los ingredientes, pero totalmente diferente en lo que respecta a su elaboración: hojaldre relleno acompañado de arroz negro. A destacar la textura del hojaldre. Más que bien.








Y por fin el plato principal, el cual fue, sin duda, la estrella de la jornada. Confit de pato con puré de manzana. Una gratísima sorpresa; no esperábamos en absoluto encontrarnos un pato de tamaña calidad en tierras castellanas. Bravo.









Finalmente, el postre. En consonancia con todo lo que se saboreó anteriormente. Ligero y sin estridencias. Una fresquísima sopa de fruta, que siempre es una buena elección en fechas en las que el calor es auténtico protagonista. Nada que objetar.







El mero hecho de poder divisar Salamanca con ciertos privilegios, bien merece una visita a este restaurante.


Última visita: 30/05/19

Teso de la Feria, 2 
37008 Salamanca 


+34 923192082