Un viaje al Oriente Gastronómico, sin tener que facturar equipaje. Eso es Jazmino's. Gracias.
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Fernández del Campo, 17
48010 Bilbao
En el día de hoy abandonamos la península para visitar la bellísima isla de Tenerife. A falta de una entrada les ofreceremos dos, puesto que la peculiar y rica gastronomía canaria bien lo merece. Así que, ya saben, pronto segundo capítulo de cocina insular. Hoy toca el restaurante Casa Pancho, ubicado en primera línea de la Playa de la Arena, en el municipio de Santiago del Teide. Todo ello ya le da un plus. Dicha ubicación en primera línea de playa y con una terraza preciosa, con unos árboles que enamoran, provocan una predisposición totalmente positiva.
Igualmente, el interior es altamente recomendable, cuando las temperaturas así lo recomienden. En ambos casos se mantiene el acertado criterio de mantener una distancia adecuada entre mesas, con una decoración sencilla y práctica. En lo gastronómico, varias especialidades que no se pueden perder, pescados, mariscos, tartares, y por supuesto, el mojo pico de la tierra canaria, que sólo se puede saborear en dichos lares.
Antes de comenzar en detalle, cortesía de la casa, tuvimos el placer de poder degustar un paté de campaña, que cumplió más que sobradamente el trámite. Son detalles que se agradecen, y si además el producto es de calidad, miel sobre hojuelas.
Para comenzar la velada dos entrantes fresquitos, y que son especialidades suyas. Muy apetecibles, porque la climatología invitaba a este tipo de platos. Primero, salmón marinado con pimienta verde. Calidad, frescura y exquisitez. La salsa riquísima y la materia prima de primera. Enhorabuena.
El siguiente, igualmente, fue de nota. Tartar de salmón sobre salmorejo cordobés. Es en uno de los platos, sin discusión alguna, donde demuestran el dominio y arte que poseen en la elaboración de estos manjares. Combinación de sabores, los cuales maridan perfectamente y enamoran a todos los sentidos del comensal. Bravo.
Y si nuestra primerísima opción era degustar uno de los magníficos pescados que se ofrecen en la casa, finalmente nuestros planes se vieron alterados, dado que las piezas en esta ocasión eran, quizás, de un tamaño excesivo. Así pues, empate. Pescado y carne. Como pescado, la reina de los mares: merluza a la parrilla. Lástima que el exceso de aceite enturbiara la calidad original del pescado.
Sin embargo, para sorpresa de propios y extraños, no porque la carne no tuviéramos esperanzas de que fuera de calidad, sino por el hecho de que fue el protagonista de la jornada, superando a sus especialidades marinas. Como preámbulo llegaron a la mesa los estandartes nativos de la tierra: mojo verde y mojo rojo con las inconfundibles papas arrugadas. Y nosotros, por tanto, entrando en situación.
Y con todo ello a la mesa, pues a hincar el diente a un solomillo a la brasa poco hecho, que además no llegaba en soledad. A lo anteriormente citado se le añadía unas patatas fritas más tradicionales, un buen pimiento verde y tomate gratinado. Más no se puede pedir.
Para terminar, la lógica manda. Un postrecito para endulzar el paladar. Tarta de queso con toffee y arándanos. En esta ocasión casi gustó más el elemento secundario, el toffee, que la propia tarta. Puede ser, porque un servidor ya ha tenido la oportunidad de probar tantísimas tartas de dicho estilo que ya cuesta sorprenderse.
Mar, árboles, marisco, pescado, sol, paz... Qué más quieren. Si se conforman, eso lo tienen en Casa Pancho.
Tras un periodo de asueto y descanso, nuevamente nos incorporamos con la tarea que con tanto gusto realiza un servidor, que no es otra que la de tratar de detallar la enorme y rica oferta gastronómica que tenemos el placer de poder degustar a lo largo y ancho de nuestro país. Hoy nos quedamos en Bilbao para visitar una novedad del panorama gastronómico: Clandestino Tap Room. Un lugar ubicado en pleno centro de la ciudad, donde la tradición y la innovación se dan la mano. Dirigiendo la cocina, o mejor dicho las cocinas, dado que en este caso son dos cocinas diferentes, se encuentran dos cocineros con una gran trayectoria como son Javi Jiménez y Jacqueline Carol Castro.
El cambio, para los que conocían el anterior restaurante, el Mesón Lersundi, es radical. Se ha pasado de algo tradicional, tanto en lo gastronómico como en lo que se refiere a la decoración. Se ofrecen distintos espacios para optar por picoteo, cata de cervezas, tapas y platos combinados, menú del día y el comedor principal, para poder saborear todas sus fantasías. Sabores innovadores en un espacio moderno. Destacan de sobremanera sus paredes de ladrillo a la vista y jardines colgantes. Sensación de Amazonas en pleno centro de Bilbao. Precioso.
Los platos fueron sensacionales. Diversidad, y de la buena. Comenzamos con su plato estrella y por qué no, fetiche: niguiris de chuleta (Lámina de chuleta madurada, pan soplado relleno de piquillos ahumados, tuétano mantecado). Un manjar de los que va a perdurar en nuestra retina, y sobre todo, en nuestras papilas gustativas.
Continuemos. Un clásico de nuestra cocina, pero siempre a la manera de Clandestino: las sorprendentes croquetas de queso azul con queso fluido, confitura de calabaza y anchoa del Cantábrico. Otra forma de croquetas, sin perder su exquisitez. Bravo.
Último entrante para quedar más que satisfechos: tacos de carrilleras. Sin embargo, como podéis comprobar todo tiene un toque personal. Y las carrilleras no iban a ser menos, por supuesto. Su envoltorio era una oblea de vino garnacha, col y uvas encurtidas. Fusión musical gastronómica.
Después del primer festín, decidimos que con dos platos principales sería suficiente. Primero, pescado y luego carne, como mandan los cánones. Delicadísimos txipirones a la brasa con cebolla quemada, mojo de sus tintas, encurtidos de zalla. Esta vez sin lugar a la innovación, pero homenaje al producto local. Espectacular.