martes, 18 de diciembre de 2018

El rey del besugo

Hoy nos acercamos a uno de los restaurantes más clásicos de la costa guipuzcoana: Katxiña ubicado en Orio. Un pueblo que para los que no lo conozcan tiene muchísima historia. Su nacimiento ya es toda una hazaña, puesto que no llegó a crearse hasta que los niveles del mar Cantábrico se lo permitieron. De ahí surgió el espíritu pescador de sus habitantes, los cuales no se conformaban con cualquier ejemplar. Sólo tenían ojos para las enormes ballenas, que les hicieron prosperar como pueblo, a raíz de la venta de productos relacionados con preciado animal.







Antes de centrarnos en los manjares gastronómicos, merece la pena detenerse un poco más en su ubicación. El entono llama poderosamente la atención por su paz, tranquilidad, armonía y belleza. Exactamente se encuentra sobre el pueblo de Orio, con unas vistas espectaculares de la propia villa y del río Oria que le rodea. Ya en el interior, destaca su sencillez y sobriedad a base de una madera noble, que le otorga ese carácter familiar que tratan de buscar. Nada de excentricidades decorativas. Lo importante es lo que nos vamos a encontrar en el plato. Allí, el cercano José Miguel Zendoia, creador y ferviente enamorado del txakoli, nos deleita con su magia infinita.








Entremos en materia. Para comenzar, dos entrantes. Por un lado, un delicioso pastel de puerros y gambas. Es, sin duda, una de las recomendaciones de la casa más acertadas. Ambas materias primas son de calidad, pero lo más importante es que el resultado del pastel es magnífico: bien ligado, jugoso, esponjoso, sabroso... Sobran los calificativos.







El otro entrante también es un ejemplo de producto de primerísima calidad: revuelto de hongos. Quien nos iba a decir a nosotros que en un lugar entregado al mar como es este, tendríamos el placer de saborear una maravilla tal. Indudablemente, un ejemplo más de cuál es la filosofía que impera en el Katxiña.









Y como plato estrella, la joya de la casa: besugo a la parrilla. Como introducción, les adelanto que en 2000 fueron galardonados con el galardón de mejor besugo de Orio. Arte en la parrilla, producto inigualable y el toque especial de la salsa, que ya es autóctona: salsa Orio. Se doran los ajos fileteados con aceite de oliva y cayena, para finalmente añadirle el perejil y un chorro de vinagre, obteniendo una salsa, que es tan simple como deliciosa. Maravilla pura.





Finalmente, el postre, el cual en esta ocasión fue dos en uno: flan con natillas caseras. Auténtico placer y deleite para los más golosos; dos postres caseros clásicos de tamaña calidad cuesta encontrarlos. Uno exquisito aún, pero dos... Bravo.









Pregunta ¿Es usted un apasionado del besugo? Respuesta: Katxiña. Así de sencillo y claro. Ahora disfruten de la magia.


Última visita: 04/11/18


Barrio San Martín 
20810 Orio 



943 831 407


miércoles, 12 de diciembre de 2018

La mejor sopa de pescado del mundo

Muy sugerente el título de la entrada, ¿verdad? Pues no lo digo yo sólo, si no la prensa nipona, los cuales de gastronomía saben un rato, y más aún, de sopas. Pinchen el enlace y compruébenlo también ustedes mismos. El lugar que ofrece esa maravilla es muy particular, como no podía ser de otra manera: La Hermandad de Pescadores ubicado en la inigualable por su belleza Hondarribia. Allí lleva desde 1938 este lugar situado en el popular arco de la Hermandad en el centro de la ciudad, bajo las órdenes del popular Iñaki Bergés, el cual  comenzó como cocinero en el barco en el que durante 15 años salía a pescar.







Lo primero a destacar de la cocina de este lugar es su completo respeto hacia el producto y que en todo momento impera la filosofía de lo tradicional. De hecho, el lugar es realmente antiguo, puesto que, si bien en 1938 empezó a ofrecer comidas, su origen data, nada más y nada menos, que de 1361 cuando los pescadores levantaron este local para guardar sus aparejos y redes. En definitiva, se trata del más antiguo de los edificios extramuros de Hondarribia. Ambiente tradicional que se refuerza más, si cabe, por el atuendo que llevan las camareras, que no es otro que el típico traje de pescadoras.









Fue un menú simple a base de dos platos, pero vaya par de joyas. Primero, cómo no, la famosísima sopa de pescado de la casa, que como bien nos explica su propietario no tiene misterio alguno, pero precisamente ahí radica el misterio en muchas ocasiones. Se hace como toda la vida en base a una receta tradicional y con buenos pescados para obtener un resultado fantástico. Tan fantástico que para muchos comensales se trata de la mejor sopa de pescado que han degustado nunca.









Y a continuación el príncipe de los mares: rodaballo a la parrilla. Nunca puede defraudar tal tesoro marino regado con una salsa excelentemente ligada. Cuando la profesión se convierte en arte, como es el caso, poco más hay que añadir. Sobran las palabras. Maravilloso.












De la misma manera, en el postre se aprecian las manos de grandes reposteros, como lo demostraron en la elaboración de un postre tan delicado como la panchineta. Para los menos avanzados en el conocimiento de su existencia, les comento que se trata de un postre típico del País Vasco, el cual se prepara con un hojaldre y se rellena con crema hecha de huevo, harina y azúcar. Después se mete todo en el horno espolvoreado con almendra, para que se pueda saborear bien caliente. Un auténtico lujo. Y si se acompaña con un helado de canela, miel sobre hojuelas.



¿Amantes de la tradición? No lo duden. Esta es su casa.



Última visita: 21/10/18


Zuloaga kalea 12,
20280 Hondarribia
Gipuzkoa



(+34) 943 64 27 38

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Delicadeza gastronómica en el más bello paraje

¡¡Hoy nos vamos de boda, sí señores!! ¿Qué mejor que un gran homenaje gastronómico en la celebración de un evento tan especial? Pues para ello nos dirigimos al exclusivo y diferente Real Golf Club de San Sebastián, cuya ubicación no se halla en la Bella Easo, si no en una hermosísima villa que poco le tiene que envidiar, que no es otra que Hondarribi. En dicho lugar en un caserío emblemático (Borda-Gain) situado en las faldas de Jaizkibel, el cual en la década de 1960 fue remodelado para acoger al Club de Golf  nos esperaba con todos sus encantos gastronómicos su capitán, Jon Marie Grao Crespo.







Evidentemente tratándose del evento que se trataba, el comienzo no podía ser otro que un cocktail de bienvenida, en el cual no faltó de nada. Entre los aperitivos fríos habría que destacar el foie en canapé de tostadita, el taco de pulpo, las gildas de anchoa y los diferentes makis, sashimis y nigiris, entre muchos otros. Entre los aperitivos calientes también hubo un buen festín: croquetitas, crujiente de puerro y fideuá, buñuelo de morcilla, tempura de trigueros, gambas fritas... Y todo ello, con el lujo de poder disfrutar al mismo tiempo de la espectacular bahía de Txingudi y Hendaya. Ahí es nada.









Entremos en materia. Para comenzar un inolvidable crujiente y fluido de txangurro con perla de vieira, sopa de almejas y ensalada de txipiron crujiente con aliño de pipa. Igual de suculento que su denominación lo hacía indicar. Cuando todos los elementos que componen el plato son de calidad primorosa, se obtiene una sinfonía mágica.






Sigamos. ¿Qué les parece ahora un pescadito? ¿Fenomenal, verdad? Pues para deleitarnos, la reina de los mares: merluza de pintxo a la bretona con gambas al cebollino silvestre. Salsa bretona; magnífica idea. Este tipo de salsas a base de crema de leche, mantequilla y un poco de vino blanco maridan perfectamente con el pescado. Bravo.









Antes de pasar con la carne, nos merecemos una pequeña tregua para asentar perfectamente todo el conjunto de sabores paladeados, y que mejor para ello que el típico sorbete, si bien en este caso era singular por su gusto, motivado por sus ingredientes: sorbete de limón con majao de menta y flor eléctrica. Términos nuevos para mí, ambos dos. El primero, simplemente, machacar la menta. Y el segundo tiene más enjundia: se trata de una flor originaria de Brasil y de Perú, cuyo nombre debe a ese extraño hormigueo que produce en el paladar. Increíble el juego que puede dar un sorbete. Maravilloso.












Ahora para los más ansiosos carnívoros llega su trance gastronómico más emotivo. La carne en la mesa. Nada más y nada menos que un solomillo Rossini. Al igual que la salsa bretona, el origen igualmente se debe a la inigualable cocina francesa. Basta con saltear en una sartén con mantequilla dicho solomillo cubierto con una rodaja de foie gras pasada unos segundos por la sartén. A continuación se sirve sobre una rebanada de pan ligeramente frita en mantequilla y se acompaña de unas trufas laminadas regadas con una salsa a base de vino tinto y tenemos esta auténtica maravilla.




Finalmente, un ambicioso dulce para redondear un sueño gastronómico hecho realidad. Bizcocho cremoso de canela con helado de avellana y crema de pistacho. Esta vez, sin lugar a dudas, el éxito del postre estaba en la elección de los elementos. Canela, avellana y pistacho son la familia perfecta. Excelente.






El Real Golf Club de San Sebastián el lugar donde sus sueños gastronómicos se hacen realidad.


Última visita: 20/10/18
Ver ubicación Longitud: 1º 49’ 36’’ Oeste Latitud: 43º 20’ 16’’ Norte


Chalet Borda-Gain
Barrio Jaizubia
20280 Apdo. 6.
Hondarribia (Guipuzcoa)



943 61 68 45

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Lo mejor del mar con desbordante simpatía

Hoy visitamos la villa marinera por excelencia, que no es otra que la preciosa Castro Urdiales en Cantabria. Allí nos espera el amabilísimo propietario del lugar, Santos Guerrero, que nos encontró un hueco cuando el establecimiento estaba completo. Gran detalle. El nombre sorprende un tanto: La Arboleda, pero tiene su explicación. Él es originario de dicho pueblo, y bien orgulloso que está, como lo demuestra con gran pasión con todas las fotografías del Athletic, que cuelgan sobre las paredes. Les recomiendo encarecidamente que si se trata de fin de semana, no duden en reservar previamente, dado el tamaño reducido del local. Es uno de los pequeños peros que se le podría poner. Espacio limitado, por lo que las mesas se encuentran muy juntas, y eso nos lleva a participar en conversaciones ajenas, si somos demasiado sociables.






Si es cierto que el restaurante no es de un lujo desmesurado, sino todo lo contrario, dicho pequeño déficit se suple con creces gracias a la ya comentada colaboración de todo el personal del restaurante, el cual en todo momento va guiando al comensal en la elección del mejor pescado fresco. Uno se siente como en casa, algo que por otra parte, no sorprende, porque su ubicación ya invita a ello. Su ubicación se encuentra en una de las zonas más animadas de la villa, siendo el local una extensión de dicha calle, habida cuenta de su facilidad para acceder al recinto. Por tanto, local modesto, pero el trato es tan cercano, que uno enseguida se olvida de todo ello.







La velada gastronómica comenzó con unas rabas de calamar frescas. Resultaron espectaculares. Y todo ello, por dos motivos; por un lado, el producto era de primerísima calidad, y por otro, la elaboración tenía su truco. La fritura era de una precisión exacta. 18 segundos, ni más ni menos, de modo que la cantidad de aceite brillaba por su ausencia. 








Para el otro entrante, decidimos inclinarnos por el capítulo de los mariscos. En este caso humilde, pero realmente sabroso. Vieiras a la brasa. Nuevamente, materia prima insuperable y de la zona, principal característica por la que se reconoce La Arboleda. Excelente.


















Y como plato principal, ¿quién va a hacer ascos a un besugo a la plancha? Todo OK. Sus patatas panaderas, cebolla, salsa a base de aceite y vinagre... Una vez más un pescado de la zona, al que le saben sacar el máximo partido.














Finalmente, el postre estrella de la casa: torrijas flambeadas con chinchón seco de 74º. La textura y el sabor del dulce, de matrícula. Quizás hubiera quedado mejor sin flambearlo, porque ya de por sí el dulce era estupendo, y el alcohol le otorgaba un amargor innecesario, motivado por el que se quemara la canela que coronaba la torrija.


Dos logros en uno es lo que nos ofrece La Arboleda: sentirse feliz y poder degustar los mejores productos del mar. Ahí es nada.



Última visita: 13/10/18


C/ Ardigales Nº48 
39700 Castro Urdiales



942 87 19 93


martes, 30 de octubre de 2018

La mejor paella según Ferran Adrià

Sí, lo dijo el mismísimo Ferran Adrià. Palabras textuales del mago de los fogones: "el mejor plato que se podía comer en España era una paella en Casa Salvador". Y es, precisamente, el lugar que se encuentra en la playera Cullera, el que visitamos en el día de hoy. Desgraciadamente, hay que lamentar el reciente fallecimiento de Salvador Gascón, el alma máter del restaurante en el cual llevaba trabajando 66 años ininterrumpidamente, tras ponerlo sus padres en marcha. Ahora la tercera generación ya está al mando. Los hermanos Concha y Juan José cuidan todos y cada uno de los detalles.







Tema comedores. Si tienen oportunidad, escojan, sin duda, la terraza, donde podrán disfrutar de un paisaje maravilloso y huir de la contaminación acústica de los comedores interiores. La situación, como les comentaba anteriormente, es inigualable. Se encuentra junto a L’Estany de Cullera, una laguna de agua dulce, la cual desemboca en el mar en la que se han formado unos viveros de abundante pesca. En definitiva, se trata de un lugar apacible y tranquilo, además de que goza del privilegio de paraje protegido, libre de edificaciones, conservando aún virgen la naturaleza del paisaje.








Para empezar, qué mejor que unas sabrosísimas gambas rojas de Denia. Pues sí. Tuvimos el placer de saborear una de las joyas del Mediterráneo. Está catalogada por muchos, junto a la gamba de Palamós, como la mejor de España. Su explicación no es otra que lo enormemente jugosa que es, gracias a la concentración de yodo y sal que posee dicho producto. 






Y a continuación, el plato que no podía faltar, la paella. En esta ocasión nos decantamos por una paella de Cullera (qué menos que rendir homenaje a la villa en la que nos hallábamos). Consistía en arroz acompañado de un filete de salmonete, figatells de escorpa, langostinos y chopito. Por si alguno desconoce lo que son los figatells, como le sucedió a un servidor, les informo; se trata de unas pequeñas hamburguesas que se elaboran con la carne más humilde del cerdo: el tocino magro y el hígado. En este caso de escorpa o cabracho. Abundantísima paella y en su punto. Bravo.






Finalmente, un pequeño hueco para el postre, pero con la idea de ir pudiendo aligerar nuestro estómago. Y lo mejor, como no podía ser de otra manera, un helado de fresa casero. Tierra valenciana, tierra de helados. Lo demostraron, vaya que sí.






Si quieren visitar el palacio del arroz, no lo duden y acérquense a Casa Salvador. Lo agradecerán.




Última visita: 28/08/18
Ver ubicación Longitud: 0º 23’ 35" Latitud: 39º 12’ 94’’ 


Carrer Accés a l'Estany 
46400 Cullera, (Valencia)



96 172 01 36




martes, 23 de octubre de 2018

Lo mejor del mar en el lugar más especial

Binomio turismo y gastronomía en el día de hoy. Poder disfrutar de un ambiente marinero con unos alimentos de extremada calidad es un lujo que está al alcance de muy pocos. Y eso es, precisamente, lo que nos ofrece el restaurante La Tana en Cabo de Palos en la provincia de Murcia. Una variedad inmensa de pescados y mariscos, acompañados de todo tipo de arroces que uno tiene la opción de poder degustar en alguna mesa situada junto a la balconada, la cual da directamente al acceso del puerto de Cabo de Palos.








Esa sencillez y cocina tradicional se traslada a todo lo que se refiere a la gastronomía, que, sin lugar a dudas, se explica por sus orígenes humildes. Estos se remontan a principios del siglo pasado, cuando sus antiguos propietarios se afincaron en Cabo de Palos y abrieron las puertas de una tienda de comestibles, para a partir de los años 50 convertirse en una especie de bar, casa de comidas y casino musical, siempre teniendo presente la filosofía de la humildad, dado que en dicha época la mayoría de los habitantes de la zona eran pescadores con unas economías más que ajustadas. Finalmente, en 1965 y con el boom del turismo, se convirtió en el actual reconocido restaurante de vistas espectaculares.









En cuanto a lo gastronómico, muy pocas sorpresas. Nos adaptamos plenamente al guion; los productos del mar debían de ser los actores principales. Así que, comenzamos con una especialidad y sugerencia de la casa: calamar frito de Cabo de Palos. Delicias sin misterio. Bravo.






Y a continuación, dos pescados. Primero, un hermoso salmonete, como no, también de Cabo de Palos. Un servidor es un seguidor nato de este pescado, y siempre que se le presenta la más mínima oportunidad no duda un instante en escogerlo ¡¡Es tan difícil encontrarlo sobre los manteles de nuestra gastronomía!! Esta vez lo encontramos y lo disfrutamos.





En cuanto al segundo pescado, el representante fue otro de los grandes de la zona: lubina, pero en este caso, de una zona geográfica aún mayor. Su localización recogía todo el Mar Menor. Bien acompañada de unas sabrosas patatas panaderas y verduras de la riquísima tierra murciana.





Y así de contentos, felices y bien alimentados nos retiramos a nuestros aposentos a descansar. Si ustedes también quieren vivir la misma sensación, La Tana les espera.


Última visita: 26/08/18


Paseo de la Barra, 3
Cabo de Palos
30370 - Murcia



968 563 003/ 968 563 425












martes, 16 de octubre de 2018

Mágico tributo a su majestad la verdura

Hoy estoy seguro que les voy a sorprender, tanto por el lugar como por  lo que degustamos con gran placer. El lugar es mágico; se trata del restaurante Trinquete en Tudela, donde la verdura es religión. Es tanta la admiración que le procesan, que hasta les dedican un congreso y unas jornadas gastronómicas donde entregarse a la cocina verde. Y aquí en el Trinquete se han valido de la sabiduría horticultora de Manolo, para que llegue la mejor verdura directamente del huerto al plato, y a continuación su hijo, el chef, elabore las mejores recetas.






Y esta es la segunda parte de la sorpresa: Trinquete es un restaurante que prácticamente sólo ofrece verduras, frutas y hortalizas de temporada, las cuales provienen directamente de la cosecha del mencionado Manolo ¿Propuesta muy arriesgada y sorprendente, no les parece? Ofrecer un menú degustación innovador formado por ochos platos dedicados a la vasta y rica huerta de Tudela tiene un mérito increíble, y si además se hace con éxito, más aún. Se deben doblar las capacidades, no sólo hay que dominar los fogones, sino el conocimiento de la tierra debe de ser el máximo. Enhorabuena.







No nos dilatemos más y demos paso a su majestad la verdura. Empezamos con un exquisito carpaccio de calabacín con nube de Idiazabal, aceite arbequina y sal de algas. Esas finísimas láminas de calabacín con un suave queso de Idiazabal son el matrimonio perfecto. 








Más. Tomate feo de mi huerto con toques de huerta de mar y tierra con aliño de Manolo y algas atlánticas. Mi querido, Manolo, el tomate de feo, nada. Vistoso, bien presentado, con un tamaño de órdago y un sabor penetrante y continuo.







Seguimos. La sorpresa de la jornada, sin duda: cuajada de borraja veraniega a base de crema de patata y sal de algas. Admiración y fascinación que alcanzó su punto álgido cuando vimos que había que romper la crema que sellaba el envase de forma natural, para poder saborear la humilde y muchas veces ninguneada sabrosísima borraja.







A continuación homenaje a la cebolla. Un guiño a la cocina asturiana, donde en muchas localidades dicho producto es sagrado, permitiéndose el lujo de rellenarlas. Aquí no se rellenaron, si no que se plancharon en sus propios jugos. El resultado, al igual que en Asturias, si bien con otro modo de elaboración, soberbio. Mis felicitaciones.






Momento ahora de repetir con el tomate, eso sí, dándole más posibilidades: tomate asado al sarmiento coronado con cristales verdes sobre pan de ajo tostado y aceite Arbosana. Resumiendo, podríamos catalogarlo como una tosta, pero evidentemente, con unos toques innovadores notables. Bravo.







Los momentos más salados llegan a su fin, pero no así el de la verdura. La degustación de los platos, obviando el postre, terminó con la verdura hecha huevo, el cual era de sus gallinas sobre lecho de crema de hongos. Un plato realmente redondo para rendir el merecido homenaje a la verdura. Y es que sí los huevos y los hongos son de calidad, el resultado no puede ser otro que el óptimo.




Y como colofón, sin abandonar en ningún momento las hortalizas, pero cambiando de tercio, llegamos al momento dulce. Seguro que ya tienen todos en mente una de las más dulces. Si pensaron en la calabaza, hicieron pleno, dado que degustamos un botín de calabaza dulce asada con sus pepitas. En caso que me advirtieran de que se trataba de un postre clásico al uso, me lo hubiera creído, a pies juntillas. Delicioso.






Si quieren observar cómo se saca el mayor de los partidos al producto de la tierra con mimo, talento, cariño e imaginación, no lo duden, el restaurante Trinquete jamás les va a defraudar.



Última visita: 29/08/18


Calle Trinquete, 1BIS
31500 Tudela, Navarra



34 948 413 105