viernes, 28 de julio de 2023

Slow food concept

En el preludio de las vacaciones quería acompañarles con una visita gastronómica de las que siempre queda en el paladar. Se trata del restaurante Lasai ubicado en una zona tranquila de Bilbao y liderado por un mago de los fogones, que no es otro que David García. En pocas palabras les puedo definir todo el arte que recorren sus venas, y nunca mejor dicho, dado que David, bilbaíno de pro, es el único chef del mundo que luce una estrella Michelín en un tablao flamenco. Ole, olé y olé. Y donde todo lo que degusten lo van disfrutar con suma tranquilidad y relajo, pues el nombre del local es toda una declaración por sí solo. Lasai, tranquilo en euskera.





En cuanto al espacio, todo lo que se puede decir es mucho y bueno. El local es muy moderno, con amplitud entre mesas, madera moderna a la vista, y con sensación de silencio, a pesar de que haya muchos clientes. Podríamos catalogarlo como un txoko (locales vascos en los que los comensales en un lugar privado se preparan sus viandas, dando rienda suelta a sus habilidades culinarias) del siglo XXI. Y sobre todo, lo que les llamará la atención es quien les recibe. Un lobo personalizado que nos invita a conocer los cuatro elementos básicos de este mundo: agua, aire, tierra y fuego.











Vayamos ya con lo más apetitoso de la jornada. Les adelanto que además de la carta, se ofrecían dos menús degustación. Por un lado, el menú Lasai, y por otro, el menú Crystal. nosotros nos decantamos por el primero, en consonancia con el origen de todo. Para comenzar dos platos en uno: capuchino de aguacate, remolacha y regaliz y tosta de pan brioche con anchoas del Cantábrico, tomate confitado y requesón. Productos de la tierra en un escenario de innovación máximo. Pura filosofía Lasai. Bravo.







Continuemos con la tercera maravilla gastronómica: Falso risotto de apionabo, huevo asado de caserío, papada ibérica gratinada y espuma vegetal. A mí estos juegos gastronómicos, trampantojos me fascinan. El engaño a la vista y al propio cerebro, pero no al gusto y al olfato, los sentidos básicos de la gastronomía, es un mérito al alcance de muy pocos. En esta oportunidad se bordó con unos sabores plena y satisfactoriamente fusionados. Excelente.







Más. Raviolis rellenos de guiso de txangurro y consomé de anguila ahumada. Quizás fue el plato especial de la jornada, en mi opinión. Esa pasta "made at home" es insuperable; un sabor y una delicadeza que quedarán en los anales de la historia gastronómica. Y siempre, sin olvidar el producto local y de cercanía, hete ahí, para que sirva de ejemplo, el txangurro.











Y por último, pero sin olvidarnos del momento más dulce, presa ibérica asada a baja temperatura, vegetales y jugo de pimiento morrón asado. Plato de moda, pero que hay saber elaborarlo, para no caer en una completa decepción, como no fue el caso, algo que no dudábamos en ningún momento. David volvió a lucirse. Enhorabuena, una vez más.






Y como colofón, nuestro momento más dulce. Torrija caramelizada con helado de bollo de mantequilla. Ya ven, con David todo es pura magia. Cuando todos los comensales esperaban el tradicional helado de vainilla acompañando a la majestuosa torrija, sólo a él se le puede ocurrir el crear el helado de bollo de mantequilla, que por cierto, es toda una religión en la villa que nos encontramos en el día de hoy. Loas y halagos máximos.





Calma gastronómica de lujo. Todo eso y más es Lasai.



Última visita: 25/07/23


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Calle Príncipe
48001 Bilbao


944053736


lunes, 3 de julio de 2023

La tercera B del buenísimo proyecto gastronómico

En el día de hoy visitamos un valor seguro, dado que el grupo hostelero que nos ocupa ha llevado a cabo muchos proyectos y todos ellos con un éxito rotundo. Se trata del Grupo Bilbao Berria, cuyo adalid y precursor es el Bilbao Berria. Posteriormente, y habida cuenta de los inmensos logros gastronómicos alcanzados por dicho grupo, optaron por abrir un segundo local: Basuki. Del mismo modo, este local permitió aumentar aún más, si cabe, el prestigio del proyecto. Y por último, el lugar que nos ocupa hoy: Bocoy, que se encuentra enfrente del local matriz o guía, y como no podía ser de otra manera, una joyita más. Podríamos catalogar el conjunto como las 3 B: Bueno, Bonito y Bilbao. En la B de barato no entramos, pues, si bien el precio es asequible, uno no es amigo de cifras, por no herir susceptibilidades.





Y ya ven el grupo ya lleva una experiencia dilatada. Ahora es el momento del Bocoy, el cual se inauguró el pasado 22 de mayo. Al igual que en el caso de los otros dos establecimientos, la decoración es espectacular. Bien iluminado, con paredes pintadas muy primaverales y mesas y sillas funcionales y elegantes. Todo ello en un espacio íntimo, dado que su capacidad es para 40 comensales y liderado por un mago de la gastronomía, que no es otro que Aitor Elola, que con sólo 17 años ya cocinaba en lugares de prestigio.








Comenzamos el festín con uno de los entrantes con mayor pedigrí que en estos momentos ofrece la casa: canelón de txangurro con langostinos al ajillo. Delicias del mar dentro de una pasta más deliciosa, si cabe. Espectacular.



Vayamos con los platos principales. Ambos pescados y ambos a la altura del lugar. Por un lado, rollito de sapito y bacon con verduras. Por si no lo saben, en Euskadi al rape se le denomina sapito, al igual que en otros lugares adquiere otra denominación, como sería pixín en Asturias. Regresando a nuestra harina, y olvidándonos de cuestiones etimológicas, lo principal fue que la combinación de sabores rayó la perfección. Enhorabuena, una vez más.



Y por otro lado, popietas de lenguado y langostinos al cava. Un servidor desconocía el término popietas (volvemos a temas de diccionario, disculpen). Se trata de una técnica de cocina que consiste en enrollar un filete de carne o pescado. En este caso, evidentemente, era el lenguado el que se enrollaba relleno de unos soberbios langostinos. Y para rematar la salsa de cava, que era el epílogo ideal. Superó a la otra pieza de pescado, y eso que el listón estaba en un nivel altísimo.



Momento postre o momento chocolate, puesto que los tiros iban dirigidos al mismo objetivo. Para empezar bizcochuelo de chocolate negro, crema de chocolate blanco y limón. Sugerente, delicioso y digestivo. Más no se puede pedir. Escuela de reposteros.




Y por último, si más no se podía pedir, nos equivocábamos de pleno, dado que el broche final fue antológico: lágrimas de chocolate con mousse fría de naranja y fondo de almendras. Todo sensacional. Continente para enmarcar y contenido para saborear. Bravo.








Debutante con mejor pie imposible. Muchos goles gastronómicos van a marcar. Ya lo verán.


Última visita: 11/06/23


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Ledesma, 15
48001 Bilbao

34 627 62 43 11