martes, 29 de octubre de 2013

Raíces perdidas

Hoy el recorrido gastronómico llega a nuestro Gijón del alma. Ciudad esta, que siempre merece una visita, por sus playas, paseos, chigres, tapas, sidras, espichas... Y allí que fuimos, aunque debo de adelantarles, que con una cierta decepción final, dado que al restaurante que acudimos, La Marmita de Mario, poco o nada tiene que ver con el original; los artífices de este clásico de la cocina de Gijón se han trasladado al club de tenis de dicha ciudad, y vaya qué cómo lo ha acusado su cocina, hasta hoy una de las referentes de la ciudad. No siempre se puede acertar, y desde luego, que de los errores se aprende. Seguro que nos sirve de lección.






En cuanto al local en sí y la ubicación, nada que objetar. Se encuentra en el centro de Gijón, junto a la calle Corrida, en el corazón de "La Ruta de los Vinos" de la ciudad, zona esta, por cierto, altamente recomendable. El edificio, por su parte, construido en piedra y madera, presenta una fachada antigua y un interior clásico, pero, a su vez, muy atractivo y apetecible, con unos salones realmente bonitos. En la planta baja, donde también existe la posibilidad de degustar los distintos platos, se encuentra un pequeño bar, como no podía ser de otra manera, puesto que así lo exige la zona. Recuerden, estamos hablando de la zona  de vinos de la ciudad...








Vayamos a lo importante, que esta vez, lamentablemente no fue tan gratificante. Cortesía de la casa comenzamos con un salmorejo. Aprovechemos la ocasión para resaltar las diferencias entre este último y la sopa fría por excelencia: el gazpacho. Pues lo más importante es que al salmorejo no se le añada agua y sus ingredientes son mucho más escasos: simplemente tomate, ajo, aceite y pan, y además, se trata de la indiscutible sopa fría andaluza. Lo que se nos ofreció fue correcto y sin pretensiones; quizás, se abusó del huevo cocido y del jamón.












Continuamos con un pastel caliente de verduras. La verdad, todo hay que decirlo, es que estaba bien montado y el sabor era rico, pero, claro, nuestras expectativas eran elevadas, y eso pesó en nuestras conciencias. No se debe objetar tampoco la textura de la salsa, que acompañaba al propio pastel, que evitaba que el plato quedara seco, uno de los principales riesgos que se producen con este tipo de entrantes.














Ya que nos encontramos en una villa marinera por excelencia, no podíamos dejar de saborear unos chipirones troceados con pimientos rojos, verdes y cebolla. Buena calidad del chipirón, pero, cuidado, un problema: el condimento a base de picante enmascaraba el sabor, y ese es un error que se debe subsanar, y además, desgraciadamente, se repite con frecuencia en la estupenda gastronomía asturiana.













Antes de llegar a los postres, el momento de los famosos cachopos asturianos. Se refiere en su forma original a dos filetes de ternera, habitualmente bastante grandes, rebozados en pan rallado y huevo, y entre ellos jamón y queso. El conjunto se come frito y caliente y se suele servir con guarnición de patatas, pimientos y en ocasiones con queso fundido por encima. En este caso, lo que se nos ofreció fue correcto también, pero nosotros queríamos algo más...












Y por último, el postre; otro de los clásicos del amplísimo recetario asturiano: los frisuelos. Un manjar a base de harina, leche, huevos y azúcar. Así de fácil y así de rico. En definitiva, una especie de creps asturianos. En este caso tuvimos la oportunidad  de degustarlos acompañados de una compota y rellenos de chocolate, pero estaban casi fríos, y este postre, en concreto, pierde muchos de sus innumerables méritos en ese lapso de tiempo de frío al calor...







Por todo ello, bien, pero lejos del original...


Última visita: 26/10/13

Calle de Begoña, 20,
33206 Gijón/Xixón, Asturias



985 35 49 41

lunes, 21 de octubre de 2013

Innovación, variedad y fusión

Hoy el gozo gastronómico está más que asegurado. Visitamos un precioso restaurante situado en la atrevida villa de Las Arenas, debajo de uno de los símbolos de Bizkaia: su Puente Colgante, declarado Patrimonio de  la Humanidad de Unesco en julio de 2006, merced al uso innovador de su característico acero ligero. Y estoy seguro que la ubicación no está escogida al azar, dado que su capitán gastronómico, Álvaro Martínez, es un gran enamorado de la mar. De ahí, dicha situación estratégica de esta joya: el Sukam. De Álvaro se puede decir mucho, y todo bueno... De promesa a realidad, algo que por su bagaje previo cabía esperar: ha trabajado junto a grandes cocineros como Hilario Arbelaitz, Juan Mari Arzak, Ferrán Adriá o Martín Berasategui. Pocos pueden presumir de este currículum, desde luego.







Sobre el local en sí, igualmente una impresión excelente. Moderno, cuidado, innovador, elegante, sencillo minimalista y de diseño. Pero, sobre todo, hay un detalle a destacar, el espacio ¿Y cómo se consigue? Gracias a la separación entre mesa y mesa idónea y adecuada. Local innovador, acorde a una gastronomía de nueva generación. Felicidades, Álvaro. Y antes de entrar en materia, mi felicitación también para todo el equipo de sala; jóvenes, agradables, muy atentos, y realmente profesionales. En definitiva, local, ubicación y equipo, sobresalientes ¿Y la gastronomía? Les adelanto, que no le va a la zaga...







El concepto gastronómico de Álvaro se basa en la innovación, variación y fusión. Comenzamos con unas croquetas de gambas al ajillo y un nigiri (cortesía de la casa; mil gracias, Álvaro) de txangurro, guacamole y mahonesa de soja. Destacar, por un lado, la exquisitez de las gambas y el rebozado especial a base de panko: pan rallado japonés, el cual está elaborado con pan japonés —lleva leche en su composición— sin las cortezas de éste, y picado en fresco, sin tueste previo. Y, por otro, la calidad del txangurro y la sensacional salsa. Todo espectacular, con un guiño evidente a la cocina asiática. Bravo, Álvaro.




Continuamos con otro entrante mágico: huevo a 64º con pimientos asados y espuma cremosa de patata. Álvaro determina que ese es el punto exacto de cocción, ni un grado más, ni un grado menos, permitiendo al comensal disfrutar de dicho manjar en su máxima plenitud. Por otra parte, los pimientos caseros espectaculares y la textura de la espuma, insuperable.









Sabiendo de la destreza de Álvaro con el bacalao, y a pesar de que un servidor no sea un rendido seguidor de este noble pez, opté por su degustación; bacalao con sopa cremosa de ajo y crujiente de puerro. Un espectáculo, tanto para el gusto, como para la vista ¡¡Qué colorido!! Y el arte de mantener las dos salsas de modo permanente, inolvidable. Plato de los guapos, podríamos decir.








Y como carne, un clásico: solomillo asado con guarnición de verduras. Calificativos como tierna, blanda y suave son los más adecuados para definir a dicha carne. Calidad al alcance de la dentadura más débil y perjudicada. Sobre la verdura, nuevamente debemos levantar el cartelón del 10. Cualquier chef japonés del más alto nivel, estaría orgulloso de tener como compañero de fogones  a Álvaro.












Los postres, igualmente, sublimes. Por un lado, brownie de chocolate blanco con nueces y helado de chocolate. Y ahí está la dificultad; no es lo mismo trabajar con el chocolate negro, habitual en estas lides, que con el blanco, el cual requiere de mayor habilidad. Por tanto, una vez más, Álvaro, felicitaciones por tu innovación y audacia que dieron como resultado un helado exquisito, un bizcocho jugoso, y una especie de barquillo crujiente, el cual es ya sinónimo de repetir visita.











Y por otro, el cheesecake con cramble y helado de galleta. Todo maravilloso: ese cramble a base de harina, azúcar y mantequilla, muy sabroso, una tarta de queso con un sabor intensísimo y un helado de galleta, que quedará en mi disco duro de la antología del dulce.







Esto es Sukam; un homenaje a las distintas cocinas del mundo. Ahora sólo les queda visitarlo, para poder gozar de un viaje gastronómico inolvidable.



Última visita: 19/10/13
Plaza Zubiko, s/n
Las Arenas (Getxo)


 946850992

martes, 15 de octubre de 2013

El saboreo de un pedazo de historia

Abandonamos Galicia y continuamos con nuestro periplo gastronómico. Antes de entrar en materia, les quería señalar, que les agradecería muy mucho que clicaran en Te invito a que cliques Me Gusta en mi página, apartado este que acaba de ser recientemente añadida en la parte derecha superior de la página, debajo de las encuestas. Será para un servidor todo un halago y un auténtico premio emocional. Abordando, ahora ya sí, el tema que nos compete, indicarles que en el día de hoy viajamos a tierras castellano-leonesas, más concretamente a Benavente, provincia de Zamora. Allí visitamos el Restaurante Condes Pimentel del Parador de dicha localidad.






En cuanto a la comida, lo que allí van a encontrar va a ser una oferta gastronómica sobria de la tierra, acorde con su decoración mudéjar con tapices y lámparas forjadas y extraordinarios jardines clásicos. Sobre el edificio, muy buena impresión; se trata de un castillo-palacio de estilo renacentista en pleno centro de la ciudad, y que fue Sede de las Cortes en 1202. De este modo, además de nutrirnos de la mejor gastronomía tradicional zamorana, tenemos la posibilidad de darle un buen bocado a nuestra rica y vasta historia. Doble beneficio.








El inicio fue el tradicional; un aperitivo cortesía de la casa a base de hojaldres de chistorra. Nada que objetar. Sencillos, correctos, y un buen modo para abrir boca.






Primeros platos, abundantes y contundentes. Por un lado,  el clásico, pero al mismo tiempo resolutivo y del gusto de todos, huevos fritos con chorizo y lomo. Por otro, un plato más innovador y atrevido: risotto cremoso con calabaza frita y pétalos de flor. Y por último, ensalada de la huerta.







El primer plato era regresar a la infancia, y por qué no, una forma de no dar la espalda a la cocina de a diario, dado que la innovación se alimenta de dicho trabajo diario. Además, el plato era algo más, con esos ajitos y el laurel, los cuales le otorgaban un sabor especial. El otro principal, nada que ver. Se buscaba una óptima sinfonía de ingredientes para lograr una armonía bien afinada, y se logró. 





Por lo que respecta a la ensalada, para cubrir el trámite sin más. Olivas negras, pimientos rojos caseros, atún y lechuga. Desde luego, que no pasará a los anales de la historia de las ensaladas, habida cuenta de su mayúscula simplicidad.








Vayamos con los platos principales. En este caso, igualmente, se impuso la variedad: trucha con guarnición de verdura y entrecot con verduras y patatas rebozadas. De lo que sí estoy seguro que se han dado cuenta es de la importancia que se le concede a la verdura en todo momento. Fue una constante de todos los platos; se cumple la máxima de que comer sano no impide comer variado.




En cuanto al pescado, la trucha sin grandes estridencias. Nuevamente hacer hincapié en productos de la tierra como setas, zanahorias, calabacines, pimientos, espárragos trigueros... No obstante, si se debe de hablar más de la guarnición que el elemento principal, algo falla... Por su parte, el entrecot, más de lo mismo.: foco de atención en la verdura. Nada especial y unas patatas rebozadas que pueden crear división de opiniones.








Finalmente, los postres fueron refrescantes y bastante apetecibles. Comencemos por el más atrevido: tocinillo de cielo con galleta de chocolate y helado de yogur. Muy logrado el tocinillo, y dada su tremenda dificultad, en este caso merecido aplauso. El resto de postres, sorbetes y helados, muy adecuados para combatir el calor de la mejor de las maneras posibles. Por un lado, helados de turrón, chocolate y stracciatella, y por otro, sorbete de melón, sandía y mandarina. Todos caseros y con una textura perfecta. Bravo.






En definitiva, gastronomía tradicional e historia unidas en el plato.



Última visita: 29/08/13
Paseos de la Mota s/n - 49600 Benavente
980630300

miércoles, 9 de octubre de 2013

Festa do marisco

Seguro que esto lo estaban esperando con alma en pena ¿Tal periplo gastronómico gallego es posible, sin dar buena cuenta de una típica y exquisita mariscada gallega? Pues desde luego que no, y por ello, la última visita, como no podía ser de otra manera, tuvo como objetivo único adorar a los seres más venerados del mar, osease, el marisco. Dicha visita nos llevó al restaurante A Madama del Gran Talaso Hotel Sanxenxo. Lujo, donde los haya, por muchos motivos. Veámoslos.





El lugar tiene magia ¿Saben lo que es comer sobre el mar? Uno tiene la sensación de que el producto además de requerir el citado entorno, logra que el fruto del mar sepa, incluso, mucho mejor aún. Éramos los reyes de la playa Silgar. Ella estaba a nuestros pies bella y señorial, mientras nosotros nos deleitábamos con todos los productos que ella nos ofrecía tan gentilmente. Gracias, calmado, reposado, sereno y apacible mar Atlántico.









Antes de comenzar con el festival, el servicio cortés, diligente y muy profesional, nos sorprendió con una especie de jamón ahumado con tomate, el cual era digno sparring para comenzar la auténtica batalla. Agradecidos, por tanto.











Dado que mi marisco, del que me confieso enamorado perdido, se escapaba de la piragua de marisco (así la denominé yo, y cuando vean el testimonio gráfico, estoy seguro que compartirán mi opinión), optamos por darle un protagonismo individual. Él no era otro, que el percebe gallego ¿Qué se puede decir de este señor de las rocas? Todo virtuosismo. Tamaño, sabor y textura de primera calidad. Inolvidable.




Y llegamos al homenaje gallego: mariscada desbordante. Todo tipo de marisco que puedan imaginar se encontraba sobre aquella bandeja: navajas insuperables, cigalas fresquísimas recién salidas de la plancha, berberechos y el mar todo uno, almejas sabrosísimas, gambas y langostinos exquisitos, buey carnoso, mejillones para un regimiento, ostras supremas y el símbolo de Galicia, la vieira, perfectamente cocinada.




Lástima que lo allí ofrecido era tan abundante, que tras cuatro cambios de platos no pudiéramos acabar con todos los manjares allí presentes, Y por si fuera poco, cuando nuestro estómago había solicitado ya bandera blanca, el servicio nos obsequió con un suculento postre. Deliciosa tarta y mejor, si cabe, el helado que le acompañaba.





Si quieren saciarse de marisco, hay un lugar esperándoles, y ese no es otro que A Madama.



Última visita: 28/08/13

Paseo Praia de Silgar, 3 - 9
36960 Sanxenxo, Pontevedra

986 69 11 11

martes, 1 de octubre de 2013

Galicia, tierra de mariscos y de carne

Y continuamos sin abandonar la tierra de Santiago, amigos. De nuevo visitamos un restaurante ubicado en una de las localidades que podríamos considerar centro neurálgico del turismo de las Rías Baixas: Sanxenxo. Dicho lugar no es otro que La Taberna del Náutico. Como cabía esperar se halla  en un lugar privilegiado del puerto deportivo, con excelentes vistas panorámicas de dicho puerto, con el lujo añadido de que el comensal puede, mientras saborea la típica cocina gallega, divisar los distintos pantalanes con sus correspondientes embarcaciones de recreo.





En caso contrario, si uno está ligeramente saturado del bello mar, dados sus orígenes marinos, también cabe la posibilidad de disfrutar de un comedor interior mediano, cuidado y elegante. No obstante, no creo que esta última sea la mejor elección, puesto que el ambiente peca de bullicioso. Ustedes mismos. Y antes de señalarles nuestras elecciones gastronómicas, unas pinceladas de lo que se pueden encontrar en La Taberna del Náutico; sobre todo, prima el producto típico gallego, con especial atención tanto a los pescados procedentes de la propia ría, como a la carne de los pastos gallegos.










Y ahora a lo nuestro, comer y mostrarlo. Comenzamos el menú con unos pimientos rellenos de pescado. Nada que objetar; materia prima de primera y la salsa espectacular. En cierto modo, incluso sorprendidos, porque, sin tratarse de una de las especialidades de la cocina gallega, cumplían el expediente sobradamente.











El siguiente plato, sí que era un producto típico de la zona, con lo que las probabilidades de éxito eran mucho más elevadas, como afortunadamente así fue: chipirones encebollados ¡¡Qué manjar!! Me atrevo a decir, sin temor a equivocarme que, quizás, sea el plato de más calidad de la casa. Por lo que ya saben... La teoría del producto de calidad se impone.






Y por último, otro momento de esplendor: la llegada de la carne fue un auténtico espectáculo. Muchas veces, equivocadamente, uno intuye y sospecha que la mejor materia prima está donde allí pace. Pero en este caso, las mejores vacas también pacen en Galicia, como pudimos comprobarlo al dar buena cuenta de una de las chuletas más sabrosas jamás degustadas. Por ello, y parafraseando el dicho a la inversa, no sólo de marisco vive Galicia.





Al llegar a los postres sin llegar a pedir los mismos, la casa nos obsequió con  un surtido de trocitos de distintos dulces entre los que predominaban las tartas, mientras que con los cafés se ofrecieron licores de la casa – aguardiente y café – dejando las botellas en la mesa para que el cliente se sirviera a su antojo. Desde luego, que un buen detalle.











Ya ven. Gastronomía a pie de barco ¿La Ibiza del Atlántico?

P.D. Por cierto, ya tienen a su disposición una nueva encuesta. Espero que no resulte polémica; de veras.



Última visita: 26/08/13


C. Augusto González Besada, 22
Puerto Deportivo Juan Carlos I
36960 Sanxenxo - PONTEVEDRA

986 690 423