viernes, 21 de febrero de 2020

La historia le avala

Los hechos así lo confirman. El restaurante que hoy nos ocupa, que no es otro que el Andere, ubicado en la noble y elegante ciudad de Vitoria-Gasteiz, lleva una trayectoria plagada de éxitos. Para ser más exactos, desde el año 1976 cuando el empresario Fabián Tobalina decidió emprender esta aventura de ofrecer una gastronomía a prueba del paladar más exigente. Un inicio muy prometedor, que nueve años más tarde se vio confirmado, con la ampliación del local en aras de ofrecer servicio para eventos más especiales.








Si las instalaciones son amplias, los menús también son muy variados. Nosotros en esta ocasión optamos por visitar el gastrobar (otra posibilidad más que se ofrece), donde saboreamos un amplio menú, aun cuando se trataba de un menú diario. Local que arquitectónicamente hablando cumplía su cometido sobradamente, donde destacaba la decoración clásica y un mobiliario bien conservado, a lo que se unía una vajilla más que correcta.









Entrando en harina, nunca mejor utilizado el término, ya que nos centramos puramente en el tema gastronómico, el menú consistió en cuatro entrantes y un plato principal. No obstante, cortesía de la casa, primero se nos obsequió con una crema de patata con morcilla licuada, ¿quizás? Sabrosa. Lástima que llegó un poco fría a la mesa.










Comencemos con el primer entrante: carpaccio de salmón curado en casa. Bien. El corte de la pieza correcto, tarea fundamental para una correcta ejecución de este tipo de plato. Y la materia prima también de calidad.













Ensalada de brotes, calamares rebozados, cebolla frita y berenjena. Maridaje de productos estupendo, convirtiendo una ensalada en algo más especial y muy atractivo para todos los públicos, incluso para los más escépticos con este tipo de platos. 










A continuación, nos adentramos en un producto de temporada: alcachofas fritas con jamón. Suculentas. Felicitarles por ofrecer producto de temporada, circunstancia que cada vez se da menos, por la resistencia de muchos locales de variar su carta. Asimismo, destacar la calidad del jamón. Gran detalle. Desde luego que si lo que acompaña al protagonista del plato es de calidad, engrandece el resultado. Lamentablemente, muchos no lo entienden así.










Y como último entrante, unos tiernísimos pimientos rojos rellenos de carne con salsa española. Emotivo plato para un servidor, dado que son recetas de toda la vida, que prácticamente todos hemos degustado con un placer notable, pero que cada vez están más ocultas en las principales cocinas. Gracias.










Como plato principal otro clásico: entrecot troceado con patatas caseras. Nada que objetar. La carne poco hecha, como uno demandaba, que a veces algo tan sencillo se convierte en una fórmula magistral inalcanzable, acompañado de unas patatas de toda la vida. Buena nota.












Finalmente, para no abandonar los clásicos gastronómicos, en el apartado de los dulces, una cremosa tarta de queso rociada con sirope de fresa. A subrayar que no se trataba de la típica tarta de queso, puesto que no era a base de queso fresco, sino que el queso estaba bastante curado.









Si quieren ser testigos de porque el permanecer con una trayectoria continua en el tiempo es sinónimo de éxito, Andere se lo demostrará.



Última visita: 14/02/20

Calle Gorbea, 8
01008 Vitoria-Gasteiz

945 21 49 30

jueves, 13 de febrero de 2020

Notable gastronomía en un lugar señorial

Pues sí. El lugar que visitamos el día de hoy posee realmente una oferta gastronómica acorde al bellísimo entorno que le rodea. Se trata del hotel restaurante Arcos de Quejana en pleno corazón del Valle de Ayala. En uno de los 24 pueblos que componen el Ayuntamiento de Ayala/Aiara, concretamente Quejana, y a media hora de Bilbao y otra media de Vitoria/Gasteiz encontramos este lugar soñado, donde la filosofía que impera es servirse de la mejor materia prima de proximidad. Esencia pura del movimiento "Slow Food".





A continuación, un poco de historia y arquitectura, porque el emplazamiento bien lo merece. Su origen data de un palacio del siglo XVII que levantó un familiar del Canciller Ayala para un hijo bastardo, aprovechando probablemente el paraje tranquilo, verde, silencioso, que aún se mantiene. En cuanto al apartado arquitectónico, la antigua casona donde se ubica es increíble y muy cerca se sitúa el conjunto monumental más importante de la época medieval en la provincia de Álava, declarado bien cultural por el Gobierno Vasco. En el interior destaca la pequeña barra de bar en la entrada y el propio comedor, el cual es amplio, las mesas de buen tamaño y bien vestidas.







Una vez terminadas las clases magistrales de historia y arquitectura, vayamos con lo que nos ocupa, que no es otra cosa que la gastronomía. El festín estuvo compuesto por cuatro entrantes, pescado, carne, postre, y entre medias un refrescante sorbete de mandarina al Amaretto para aligerar nuestros estómagos saciados. Ahí es nada. El principio con la ensalada de bogavante, guacamole a su estilo y su vinagreta guarnecida, espectacular. Bravo.






 



Más entrantes. Mamia (cuajada) de foie, confitura artesana y caramelo de vino. Armonía y conjunción de sabores con un entrante que bien podía ser un postre. Pura magia gastronómica. Gracias, Joseba Zuazo, maestro de esta cocina, del cual aún no habíamos hablado.











Sigamos con un clásico de nuestra gastronomía, sinónimo de éxito seguro, siempre que el producto es de calidad, hecho que en Arcos de Quejana se convierte en costumbre, puesto que es el propósito final que buscan. Langostinos y gambas a la plancha, que hacen las delicias de los más pequeños y de los más adultos.








Y para finalizar con los entrantes, pasamos nuevamente de lo tradicional a lo innovador y sofisticado: terrina de pato, vegetales y manzana caramelizada sobre crema de zanahoria. A destacar sobremanera lo sabrosísimo y suculento que estaba el pato, bien maridado con la manzana, el cual es el mejor compañero de viaje de dicho ánade.








Momento de los platos principales. Primero, como es menester, el apartado del pescado: rape asado a la parrilla, refrito alimonado y canónigos. Actualmente el rape es un pescado que le ha ido cogiendo terreno a la reina de los mares, la diosa merluza, tras muchos años de brega, gracias a su carne tersa y a su evocación al marisco. Aquí cumplió su papel con creces.











Y para terminar, en la sección de carnes un plato que a más de uno sorprendería, por no ser un habitual de nuestras cartas: terrina de cochinillo deshuesado, jugo de sus manitas, garbanzos y crujiente de boniato. Tiernísimo y con una salsa deliciosa, convirtiendo el plato en una maravilla delicada y primorosa.












Finalmente, como es obvio, para los más golosos del lugar no podía faltar su dosis de azúcar, que esta vez consistió en una fantástica torrija de brioche caramelizada y su helado de vainilla al bourbon. Realmente un final de fiesta apoteósico. Si bien nuestros vientres se hallaban más que saciados, no nos pudimos resistir a semejante premio.










Si quieren desconectar del mundo en un paraíso y degustar los mejores productos de la tierra, existe un lugar como Arcos de Quejana que les está esperando. Disfrútenlo.


Última visita: 08/02/20

Ctra. Beotegui s/n 
01477 Quejana

945 399 320