lunes, 25 de octubre de 2021

El mejor arroz de las islas

Continuamos con nuestro periplo gastronómico en la isla de Lanzarote y disfrutando de sus grandes bondades culinarias. Hoy nos ocupa el restaurante SeBE dirigido por Santi Benéitez y acompañado por su mujer Begoña Ratón en la dirección de la sala. Inquietud gastronómica tardía la que se le despertó al bueno de Santi, pero realmente brillante, apostando siempre por el producto local, salvo obligadas excepciones, obteniendo un resultado insuperable. Y allá que nos dirigimos a Costa Teguise a conocer esta auténtica joya, donde nos esperan muchísimas sorpresas.



Y antes de detallar los manjares que allí degustamos, debemos detenernos para detallar su arquitectura y diseño. Llama poderosamente la atención los colores blancos, que le otorgan una enorme pulcritud y claridad al local, además de las maderas nobles que adornan toda la sala. Verdadero homenaje a la arquitectura de la isla. A destacar, del mismo modo, que somos partícipes de la cocina, dado que sólo nos separa un cristal transparente de ella y la separación de las mesas. Estas si bien no mantienen una gran separación, el comensal en ningún momento se siente invadido por el resto de clientes.





Después de estos antecedentes, seguro que están deseosos de conocer cuáles fueron los platos que saboreamos. Un lugar con tanto prestancia, no podía de dejar de ofrecernos un ágape cortesía de la casa, como así sucedió. El pescado más típico de la isla, sama concretamente, con una especie de rebozado-corteza aliñado con un poco de pimentón. Más sabroso imposible.





Vayamos con los entrantes. Primero, un tartar de atún rojo Balfegó con tuétano y huevo. Era tal el nivel de exquisitez que nuestros ojos derramaron más de una lágrima de emoción gastronómica. Por cierto, Santi excepcionalmente hizo uso de materia prima no originaria de Lanzarote y se benefició de las aguas tarraconenses. 





¡¡Y qué podemos decir del segundo entrante!! Pues que estuvo a la altura o por encima del anterior. Ceviche de gamba roja, millo y aguacate. Demostración total de que el mar es una prolongación de la cocina. La importancia de este es máxima en la elaboración de todas y cada una de las recetas, amén del millo o maíz, el cual juega un papel preponderante, incluso en los postres. Matrícula de honor. 




Como guinda final, una de las sorpresas que ya les había anticipado: arroz del senyoret. Arroz a gusto del señorito, que no eran otros, que unos servidores. Tal es el grado de exigencia de Santi que no se ha conformado con los mejores granos de arroz de Canarias, con lo que ha recurrido también a los mejores granos de la Comunidad Valenciana. Así, en la carta podemos observar todos los tipos de arroces que se nos ofrecen. En este caso Dinamita Molino Roca. El resultado de semejante trabajo no dejó lugar a dudas. Maestro de arroces.






No desfallecimos y aún nos quedó un pequeño hueco para el postre: soufflé de chocolate. De los de verdad. Con elaboración previa, como mandan los cánones, y con una espuma de chocolate caliente que se derretía al partir el bizcocho. Un servidor que se ha llevado grandes decepciones al degustar este manjar, en esta ocasión salió más que satisfecho.









Si quieren la respuesta más acertada a la pregunta de dónde saborear un arroz en Lanzarote la respuesta es inmediata: SeBE. No hay cabida a la decepción.





Última visita: 06/09/21


Av. de las Islas Canarias, 20
35508 Costa Teguise, Lanzarote



928 593 155


miércoles, 6 de octubre de 2021

La joya gastronómica de todo Lanzarote y quizás de Canarias

Tras el merecido parón vacacional nos reincorporamos con más ganas, si cabe, a seguir con nuestro camino gastronómico, el cual no ha sido en vano, pues nos ha servido para degustar la suculenta cocina de Lanzarote. Me temo que en las próximas semanas puedan llegar a aburrirse de ella, porque el abanico va a ser amplio. Espero y deseo que no sea así. Comenzamos la terna con una auténtica joya: Kamezí Deli & Bistró liderado por el gran chef Abel de Rosario, cuya gastronomía está basada en la filosofía del Km 0, donde el rey es el producto local, pero sin renunciar nunca a la innovación.





La ubicación también es idónea. Se sitúa al final de la isla de Lanzarote, casi tocando la Isla de Lobos con la palma de la mano con el Faro de Pechiguera, alumbrando el camino, y allí se encuentra uno de los complejos de villas privadas más increíbles que se puedan hallar en la isla de Lanzarote, donde se esconde este lugar mágico. Una vez conseguimos entrar, nos encontramos con una sorpresa mayúscula, lo que ellos denominan Deli Market, origen de todos sus productos locales. Y además de ese espacio para respirar el aire puro de la isla nos ofrecen la Terraza Ocean View. Placeres arquitectónicos en consonancia con los tesoros gastronómicos.







Tan impresionados nos hallábamos que no hubo discusión de que la mejor opción era saborear el menú degustación, con el fin de embebernos lo máximo posible con la cultura Kamezí. Comenzamos el festín con un atún rojo de la cofradía de pescadores de Playa Blanca (siempre producto local) con alga nori, mango, jengibre y gazpacho de fresa de la "Finca Machinda" (cercana al lugar). Un maridaje perfecto para los ojos y para el gusto. Sensacional.







Continuemos. Carabinero de La Santa con aguacate, maracuyá, batata de Jable de la "Finca Machinda" y café. Fiel a su filosofía local una vez más el artista Abel. Bravo. Les aseguro que ese carabinero de la isla es inigualable en sabor. No dejen de probarlo.








No abandonamos el mar, origen principal de sus productos y degustamos una sama con parchita (fruta jugosa), helado de palomitas, pico de gallo becerrada (ensalada a base de tomate y cebolla bien picadita que se suele acompañar a los tacos) de la "Finca Machinda". Íncreible lo que puede dar de sí un pescado con esta mezcla amplísima de sabores.











A continuación, una de las exquisiteces de la velada: calamar colichoco al pil pil con mojo hervido de almendras. Una muestra más de todo lo que se puede lograr con la abundancia de los productos de la isla. Magnífico.














Más pescado, con la denominación de ropa vieja: tollo con almogrote, que es un mojo con textura de pate, queso de bodega y garbanzo. Sabrosísimo al igual que el resto de platos.











Paréntesis para hacer una pequeña intrusión en la carne: costillas de cochino negro, la única raza porcina autóctona de la isla, con coles y piña, acompañado de palomitas de mojo y millo asado de la "Finca Machinda". Momento oportuno para hablar de esta finca, pues como ya han podido apreciar es una constante en los diferentes platos. Como bien imaginan, se trata de un espacio de cultivo ubicado en la isla, al que miman con el máximo de los cariños.










Regresemos al pescado: jurel proveniente del Atlántico más cercano, con kale, hortaliza proveniente de las coles, zanahoria e hinojo. Muy vistoso e intrépido en la mezcla de sabores.












No abandonamos el pescado y tenemos el inmenso placer de disfrutar del sabor intenso del pez vieja de la cercana isla de La Graciosa, también denominado pez loro por su colorido, cocinado en baja temperatura con un fondo a base de trigo meloso, coco y batata yema, convirtiéndose en uno de los platos a recordar, sin duda.








Y ahora sí el momento para conocer los productos cárnicos de la isla. Señalar que primeramente se nos pusieron sobre la mesa unos más que preciosos naifes canarios, cuchillos autóctonos hechos a mano por el propio local. Para empezar un exquisito cabrito acompañado de un couscous de remolacha y piñones, acelgas y cerveza negra "Rofe", autóctona y con cierto deje de sabor a plátano, como no podía ser de otra manera. Ahí es nada.









Y, por último, un divertido "corn dog", denominación que adquiere por la forma que se le da, de conejo con salmorejo canario, guanciale (chacina italiana sin ahumar) y piña asada procedente de la cercana finca de Haría. En la línea de máxima nota alcanzada con el resto de platos.












No nos podemos olvidar del momento más dulce. La secuencia golosa se inicia con un mango picante de Lanzarote, a base de alga, menta aguacate y albahaca, idóneo para que podamos ir haciendo la digestión y refrescar el paladar.











Finalizamos con una crème brûlée, elaborada con batata yema "Finca Machinda", leche de cabra "Finca de Uga" y haba tonka. Ya ven, el círculo se cierra como comenzó: producto local siempre presente.














Como no podía ser de otra manera, en el momento de los cafés nos obsequiaron con unos deliciosos petit fours. Se agradecen siempre estos detalles.












Les aseguro que si van a viajar a Lanzarote y son amantes de la alta gastronomía este es su lugar principal a visitar. Se trata de una experiencia única e inolvidable para todos y cada uno de los sentidos.

Última visita: 02/09/21


Calle Mónaco 2. 35580 Playa Blanca 
Yaiza Lanzarote



(+34) 626 87 36 95