jueves, 7 de noviembre de 2013

Armonía entre la vanguardia y la tradición

Hoy la visita gastronómica reúne un sinfín de oportunidades: naturaleza, belleza y buen comer ¿Dónde? En el pequeño municipio vizcaíno de Amorebieta-Etxano. Estamos hablando de una joya como el Boroa. Ubicado en un caserío del siglo XV y restaurado con un escrupuloso respeto hacia su arquitectura original,  es un lugar con un encanto mágico. Por si fuera poco, es de reciente creación, puesto que fue el 17 de marzo de 1997 cuando abrió sus puertas con un amplio párking y una terraza exterior rodeado de robles centenarios. Todo ello bajo el control de Javier Gartzia, el cual fue galardonado con el Premio Euskadi al mejor restaurador del 2012.






Y es cierto. Su gastronomía de vanguardia convive en perfecta armonía con la espectacular naturaleza y la tradición arquitectónica. Dicha simbiosis perfecta le ha hecho justo merecedor de recibir una estrella Michelín recientemente. Enhorabuena. Se debe recordar que esas distinciones son el premio a una trayectoria, gastronomía, entorno y arquitectura. Y todo raya a la perfección. Nada más entrar al restaurante, uno se encuentra muy cómodo en un caserío decorado al estilo tradicional con una amplitud cautivadora.







Después de tantos circunloquios, llega el análisis gastronómico. En esta ocasión la cortesía de la casa fue por partida doble; a falta de un obsequio, dos. Una finísima crema de alubias con su flauta de pan y a continuación una sabrosa chistorra. Tradicional, pero no les parece que al mismo tiempo podría ser moderno ¿Quizás estemos hablando de una deconstrucción de un clásico plato de alubias? El tiempo lo dirá.




Vayamos a la sustancia propiamente dicha. Entrantes clásicos, pero de primera. Comenzamos con unos fritos caseros de quitarse el hipo. Allí había de todo, y calidad excepcional en los diferentes elementos que componían el plato: croquetitas cuadradas, gambas a la gabardina, calamares, merluza rebozada, lengua y delicias de jamón y queso. El poder de la gastronomía hecha con mimo.








El segundo entrante, otra de las joyas de nuestra gastronomía: unos más que deliciosos hongos a la plancha acompañados de un puré de patata cremosa, el cual es digno de mención. Ligero, suave, fino, delicado y con un sabor difícil de olvidar. Por su parte, los hongos soberbios; un trozo de tierra en nuestra boca. Delicias en miniatura.









El momento del pescado fue otro recuerdo imborrable. Tuvimos la oportunidad de degustar una selección de pescados a la plancha con arroz cremoso de almejas. Auténtica armonía del mar. Todos los grandes del océano estaban sobre el plato: rape, merluza, bonito, bacalao y chipirón. Sublime. Y lo más importante y meritorio, todos ellos frescos y sabrosos.









Por último, desde luego que la carne tampoco se quedó atrás. Exquisito el solomillo a la brasa con popurrí de setas y puré de patatas cremosa. Nuevamente se nos deleitó con este puré. A más de uno puede resultar un tanto grosero la repetición de los acompañamientos, ¿pero qué hay de malo cuando la calidad es mayúscula? La carne poco hecha, espectacular, engrandecida con un bacon fresco que le rodeaba. Mis más sinceras felicitaciones.





Por último, en esta ocasión solo fuimos capaces de enfrentarnos a un postre, dado que nuestros estómagos suplicaban clemencia. El espacio era mínimo, mas el disfrute fue enorme: esponjoso de praliné sobre crema de chocolate y helado de leche de caserío. Les aseguro que la degustación de dicho helado, debería ser un pecado venial. Sospecho que jamás volveré a tener la oportunidad de saborear un helado así. El resto del postre, igualmente exquisito, pero es que el helado era manjar de enseñanza obligatoria para todos los grandes chefs.







Y aun hay más amigos. La casa también nos ofreció unos dulces, tales como macarrones de fresa (gracias, amigos franceses por hacernos llegar este original dulce), pastas de chocolate y nueces, y finalmente, una gominola de menta. Agradecemos el detalle y el gesto. Muchas gracias.









Ya saben, si quieren disfrutar de la naturaleza, entorno, arquitectura y gastronomía hay un lugar en Amorebieta que les está esperando con una enorme ilusión.




Última visita: 01/11/13
Ver ubicación Longitud: 2º 45’ 09,7’’ Oeste Latitud: 43º 14’ 25,8’’ Norte

Barrio Boroa
Caserío Garai, 11
48340 Amorebieta - Etxano
Bizkaia



946 734 747

2 comentarios:

  1. materia prima excelente, buena cocina..y para rematar un postre redondo!

    aviso: las raciones son generosas

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