martes, 12 de abril de 2016

Gastronomía con esencia familiar

Hoy, queridos lectores, no solo vamos a saborear gastronomía, sino que vamos a tratar de transportarnos al pasado gracias a la maravilla que vamos a visitar, que no es otra que el Asador Bedua, ubicado en la localidad guipuzcoana de Zumaia. Y cómo ya les anticipaba, este local es historia viva, dado que en sus comienzos, hace cuatro generaciones, los clientes venían en barca haciendo honor a la tradición de disfrutar de una buena tortilla de patata y pimientos verdes. Actualmente todavía se saborea dicho plato, pero afortunadamente la carta se ha ampliado de manera exponencial.






¡¡Y vaya que tiene historias para contar este local!! Por si no lo saben, el actual caserón se remonta a una antiquísima Casa-Lonja medieval, por donde hacia el siglo XV los carros cargados de hierro transformado pasaban muy cerca de Bedua, para rendir cuentas a la aduana de aquel tiempo. En el propio restaurante los propietarios mantienen la misma filosofía de mantener una saga familiar que sea la que consiga deleitar a los más exigentes comensales y perdure en el tiempo, tal y como lo hace el propio local. De este modo, lo que inició Jose Mari Iriondo en los fogones junto a su mujer Isabel Antia, lo continúa su hijo Xabier con renovadas ilusiones.







En esta ocasión no hubo discusión de ningún tipo. Optamos por los platos insignes de la casa. De este modo, comenzamos con una espectacular ensalada de bogavante, sabiendo que la verdura iba a ser de primerísima calidad, puesto que el restaurante cuenta con una huerta propia ubicada sobre una isla con acceso mediante un puente romano, donde se cultivan diversos productos (¡¡Que incluso podemos comprar para llevar!!) con mucho mimo por toda la familia. Y el marisco es otro de sus fuertes, por lo que no nos defraudó en absoluto.



Y el otro entrante, un guiño a la historia: la famosa tortilla de patatas. No se puede visitar Bedua sin saborear este plato modesto, no ya por su sabor (en realidad no es que sea de las mejores tortillas), sino más bien por lo que esconde en sus entrañas. Es el origen del restaurante, y los orígenes por muy austeros que sean, jamás se deben de olvidar.





A continuación los platos que avivan la fama del lugar. Por un lado, el pescado, que fue un acierto pleno: un soberbio rodaballo a la plancha. La pieza, además de sabrosa, era de un tamaño más que considerable, por lo que tuvieron el buen hacer de ofrecernos en la mesa unas reparticiones realmente muy bien medidas y calculadas.






Y por último, el grande de Bedua: su chuleta. Les recomiendo que antes de sentarse a la mesa tengan el privilegio de pasarse por la cocina, para poder ver con sus propios ojos las dimensiones que tiene cada chuletón. Increíble. Si a eso le añadimos, el arte que tienen en el manejo de las brasas tanto el padre como el hijo, lo que llega a la mesa es pura magia. Un manjar troceado, sangrante y sabrosísimo. Por cierto, mención especial para las patatas fritas. De llorar de gusto. Supongo que serán igualmente de la tan bien cuidada huerta de nuestra familia gastronómica.



En cuanto a los postres, si bien no existe testimonio gráfico de estos, la oferta era extensísima, y todos ellos caseros. Sorbetes, helados, fresas con yogur, flanes, todo tipo de tartas, y la más que demandada pantxineta: la famosísima masa de hojaldre con almendras y relleno de crema y decorado con azúcar glasé.



En definitiva, en Bedua la historia y la gastronomía se dan la mano para admiración de todos los visitantes.


Última visita: 03/04/16

Barrio Bedua
Zumaia (Gipuzkoa)

943 86 05 51



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