miércoles, 10 de noviembre de 2021

Culminación del slow food

Nueva entrega y nueva visita a un restaurante de Lanzarote, sin miedo a ser aburrido y repetitivo, puesto que cada uno es una joya en sí mismo. Hoy nos acercamos a Playa Honda, y muy próximo al aeropuerto nos encontramos con un lugar inolvidable: Aguaviva. Cierto que está bien cerca, pues los aviones se escuchan con demasiada precisión, pero el gran Javier Bartolomé, el jefe de todo, ha creado un ambiente que provoca un relax embriagador en un ambiente vintage.




Y dicho ambiente de desahogo, tranquilidad y sosiego, que se disfruta en Aguaviva, se manifiesta también en todo los que nos ofrece Javier: filosofía de slow food. Él se toma las cosas con mucha tranquilidad, de ahí que el establecimiento se abra muy pocos días a la semana y para muy pocos comensales, con el fin de atender al público personalmente y de la mejor forma posible. Su atención es primorosa y su uniforme de marinero es inolvidable. Verdaderamente se trata de un asturiano muy simpático y jovial.




 






El bueno de Javier, a falta de un obsequio gastronómico, nos invitó a comenzar la velada con dos entrantes. Primero, un gazpacho de sandía fresquísimo, con el cual el inicio iba rodado y lleno de ilusión.





El segundo fue mucho más especial, no sólo por lo inesperado de la sorpresa, sino por la dimensión del plato: marinado de atún rojo, vinagreta de pimientos y caramelo de tomate. El detalle de Javier fue de recordar. Él sabía que era uno de sus platos estrellas y quiso que tuviéramos el placer de degustarlos. Gracias, Javier.







Continuamos con otro tesoro marino, de un aspecto visual imborrable: lubina marinada con vinagreta de caviar de oricios y salsa de ostras. En este plato deja su sello asturiano Javier. Los oricios, erizos de mar, son una auténtica institución gastronómica en el Principado.







Más joyas a base de productos procedentes de nuestros mares: montaditos de papa y vieira con una salsa de yogur al azafrán. No hay plato que se acerque al significado de exquisito con mayor veracidad que este manjar. Aplausos mil.






Del mismo modo, los platos principales también tuvieron como protagonista el pescado. Dada la ubicación geográfica en la que se hallaba el local y el dominio que demuestra día a día Javier en la elaboración de esta materia prima, no había duda de un resultado exitoso. Primero, un pescado típico de la zona, como es el cherne de litoral, pero una vez más con el toque asturiano, gracias a la salsa de lapas.




El otro pescado, igualmente, un acierto, sabiendo que además Javier es un amante del atún. Así pues, la elección fue sencilla: tarantelo de atún rojo a la plancha acompañado de teriyake. En mi opinión, esa parte inferior del atún, entre la parte baja y la cola blanca, es la más sabrosa de dicho pescado, Más sabrosa, aun si cabe, gracias al teriyake o adobo de salsa dulce. Magnífico.







Y sí, dejamos un huequito para el postre: un volcán de chocolate suculento y muy artístico, porque el bueno de Javier dejó su firma presente, jugando a espolvorear el chocolate. Gracias, Javier, por todo. Tu cocina y tu trato son de diez. Este es el camino hacia el éxito. Enhorabuena.






Si desean, de verdad, disfrutar de una cocina de altísima calidad en un ambiente sosegado, Aguaviva es el lugar.


Última visita: 04/09/21

Web del restaurante (no disponible)

C. Mástil, 31, 35509 
Playa Honda, Las Palmas



928 82 15 05

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