lunes, 26 de enero de 2015

Low cost "Euskandinavo"

Hoy visitamos a un grande de la cocina, que acaba de abrir un restaurante renovado, con una carta justa y que quiere llegar a más bolsillos. Se trata de nuestro querido Martín Berasategui que también ha apostado por una cocina low cost, como tantos otros que ya llevan cierto tiempo realizándolo. Para ello se ha rodeado de un equipo joven y ambicioso con un "savoir faire" admirable. La profesionalidad tanto de los camareros como la del maître estuvo a la altura de lo que podemos encontrar en los restaurantes más laureados. ¿Y todo ello dónde? En una capital donde el comer siempre es un placer: en Donostia. Restaurante Eme Be Garrote; no hay que ser demasiado sagaz, para descubrir el origen del nombre. Eme be, iniciales del gran chef. La segunda parte, quizás pueda resultar más complicada, pero si son seguidores del programa televisivo de David de Jorge, gran amigo de Martín, seguro que es un término que lo han escuchado en infinidad de ocasiones.






En cuanto al lugar, aquí antiguamente se ubicaba la sidrería Urkiola, ambiente que aún se respira en el nuevo Eme Be, puesto que Martín ha decidido mantener las barricas a la vista, junto a una cocina igualmente a la vista. Un estilo de madera limpia, puro y espacioso con las barricas cercanas y pantallas de televisión por mesa. Combinación de lo rústico con lo moderno. Estilo "Euskandinavo" le han querido llamar. Esta mezcla de lo tradicional con lo vanguardista también se refleja en su gastronomía, si bien siendo su herencia principal una sidrería, el plato principal es la chuleta. Y es en ese apartado donde su fiel colaborador, Luismi Garayar, muestra un esfuerzo de titanes, recorriéndose multitud de pastos para encontrar las piezas vacunas más sabrosas.







Nada más sentarnos otra agradabilísima sorpresa. A cada comensal se le ofrecía como obsequio un ejemplar con las mejores recetas de Martín Berasategui, para que todos nosotros nos animáramos a mejorar nuestros pinitos culinarios. Y por si todo esto fuera poco, un regalo más, pero en forma gastronómica: crema de anchoas con salmón, alcaparras, zanahoria, cebollinos, y más ingredientes... Sabrosísima y una delicia para los ojos.



A continuación, un clásico de nuestras sidrerías, pero con el toque Martín, por supuesto: tortilla de bacalao con cebolla caramelizada. Y ahí, en esa cebolla, que le otorgaba un sabor jugoso excepcional a dicha tortilla, se encontraba el elemento diferenciador del que hablábamos. Puede ser que si no se trata de la mejor tortilla de bacalao que he saboreado nunca, muy cerquita esté. Bravísimo.




Y de lo de todo la vida, a la magia de Berasategui: huevos a baja temperatura, bañados con un caldo de bocadillo de jamón y migas de pan crujiente. Sí, sí, están leyendo bien; caldo de bocadillo de jamón ¿No me digan que no es pura ilusión y hechizo? Delicadeza expresada hasta sus últimas consecuencias. Un manjar con las cinco letras.




Por último, por supuesto, el plato símbolo y fetiche de la casa: chuleta asada a la brasa con puré de patata especial. Antes de centrarnos en la chuleta, mención especial al puré. Dignísimo competidor con las patatas fritas caseras tradicionales. No hubo comensal alguno que dejara sin relamer hasta el último vericueto del recipiente que guardaba esa joya. Y la carne de campeonato. Merci, Sr. Garayar.



El momento postres fue el momento Berasategui con mayúsculas. En este apartado nos volvimos a encontrar con la cocina de vanguardia del lasartearra. El primer postre fue inolvidable: soufflé de chocolate con helado de vainilla y perlas de cacao. Ya saben que quien les escribe es todo un experto en este tipo de postres (soufflés, coulants, bizcochos de chocolate...); pues bien, este me dejó boquiabierto. Insuperable a todas luces.




Más maravillas dulces: crema cuajada de café con granizado de carajillo. Ligero, digestivo y exquisito ¿Alguien da más? Y además de todo ello, innovador. Es, sin duda, una forma vistosa y novedosa de tomarse un café y un digestivo líquido. Bravo.





Para terminar esta sinfonía de postres, uno más: crema fría de cítricos, granizado de K5 y helado de albaricoque. Antes de que me pregunten qué es ese K5, no se preocupen, no se trata de un explosivo desconocido; es el txakolí elaborado por Karlos Arguiñano, igualmente gran amigo de Martín. El resto, en su línea: Postre ligero, y como todos ellos, siempre bien acompañados de helados espectaculares en su ejecución.


Renovar el pasado para afrontar un futuro sorprendente; eso es Eme Be Garrote.



Última visita: 24/01/15
Ver ubicación Lat: N 43º 18´ 02.0´´/ Lon E 2º 00´35.4´´
Camino de Igara, 33
20018 Donostia (Gipuzkoa)

(+34) 943 227 971

No hay comentarios:

Publicar un comentario