lunes, 9 de noviembre de 2015

El placer de la cocina francesa

Hoy, tras un periodo de reflexión más que notable, decidimos por una vez abrirnos a restaurantes ubicados fuera de nuestro país. Es verdad que ha sido una decisión muy meditada, pero hemos dado el paso; ahora está por ver si se trata de una novedad con vocación de continuidad. Y así, llegamos a la bella localidad francesa de Magesq en el paisaje infinito de las Landas francesas, cerca de la afamada playa de Hossegor. El lugar, una joya tanto en lo gastronómico (2 estrellas Michelin le avalan), como en lo arquitectónico (hotel bellísimo, en el cual todos los detalles están cuidados al máximo): Relais de la Poste.







En cuanto a la sala, muy bien aprovechados los espacios, convirtiendo todo el entorno en un lugar práctico y cómodo. El servicio, por su parte inmejorable y atento en todo momento, seña de identidad de la cultura y filosofía francesa. No se debe de olvidar tampoco, antes de entrar en lo gastronómico, su amplísima bodega, entre los que ocupan un lugar especial los vinos tintos de Burdeos, algo por otra parte lógico de esperar, dado que nos hallamos en plena cuna de Burdeos. En realidad, todo ceremonial y majestuoso, y eso que aún no habíamos comenzado a comer...




Ahora sí que llega el momento tan esperado de comer. Comenzamos con un aperitivo, que muy ingenuos de nosotros creíamos que era cortesía de la casa; otro país, otra cultura. No obstante, el aperitivo fue sublime: unas croquetas de bacalao, donde la bechamel era fina a más no poder (realmente es en este tipo de salsas donde esta cocina muestra su ventaja hacia el resto de cocinas internacionales). Arenques con una crema insuperable y finalmente los famosos cannelés de Burdeos, que en vez de ser dulces, recordaban a los suaves kirschs. Magnífico comienzo.



Otro aperitivo más aún, antes de entrar en la gran fiesta gastronómica: crema a base de mejillones con cebollino. No olvidemos que estamos en el paraíso de dicho molusco y que su degustación es más que obligada, si uno quiere salir verdaderamente satisfecho de su banquete.






Llegamos al momento de los platos principales: ensalada de bogavante con patatas chinas. Impresionante; tanto la puesta en escena del plato como el sabor, y siempre con una pequeña sorpresa; el relleno que se escondía debajo de la cabeza del crustáceo fue un placer para la vista y el gusto.






Otra delicadeza más: vieiras con trufas negras y puré de apio trufado. La sintonía de sabores permite alcanzar una de las más acertadas piezas musicales gastronómicas. Las vieiras sabrosísimas y las trufas y la salsa insuperables. Bravo.







Por último, un poco de caza: filetes de paloma asada. Se trataba de un guiso de carne del muslo de la paloma crujiente con un puré de castañas exquisito y una mezcla de champiñones salvajes. Memorable e inmejorable plato.




Y para los más golosos, llega el momento más esperado, puesto que es sobradamente conocida la habilidad en este arte de la cocina francesa. Se nos deleitó a toda la mesa con un postre denominado la pera William en juego de texturas. 4 grandes chocolates crudos con una gran salsa negra de chocolate eran la base del postre. El equilibro a la cantidad de chocolate se lo daba la refrescante y digestiva fruta. Enorme para los sentidos.








El final, agradabilísimo, unos cafés elaborados a nuestro gusto en la terraza, acompañados de los siempre magníficos dulces franceses, en los que no podían faltar los archiconocidos macarons franceses (ese tipo de galleta tradicional francesa, hecho de clara de huevo, almendra molida, azúcar glas y azúcar). Brillantísimo y dignísimo fin de fiesta.









La belleza del lugar y la calidad de su gastronomía merecen, desde luego, una visita.


Última visita: 07/11/15

24 Avenue de Maremne
40140
Magescq
(Landes)


33-5-58477025

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