viernes, 24 de julio de 2020

¿Viajamos al siglo XV?

Hoy visitamos un lugar mágico donde los haya: El Portalón ubicado en Vitoria-Gasteiz en pleno casco histórico. Su ubicación es excelente, puesto que nada más salir de la Catedral de Santa María y atravesando la plaza de las Burullería, uno ya da con esta joya arquitectónica y patrimonio cultural. Fue fundado en el siglo XV como Casa de Postas y su nombre del Portalón es descriptivo del edificio, el cual presenta un gran portón de roble en su preciosa fachada. Muy admirable, igualmente, el que tras la la rehabilitación que se llevó a cabo hacia 1950, periodo en el que se convirtió en restaurante, se ha mantenido la imagen de este lugar tan emblemático.




Una vez en el interior, uno no se siente defraudado en absoluto con lo que allí se encuentra. Nada más y nada menos que 5 comedores privados aparte del comedor principal, cada uno con un encanto especial que recuerda sus orígenes y todos ellos con techos y paredes de madera y piedra cuidadas al máximo detalle, decorados con utensilios y mobiliario de siglos pasados. Sin olvidar la mantelería y la majestuosidad de la vajilla. Todo de diez.







Si bien es cierto que ofrecen una enorme variedad enorme de menús, optamos por saborear las delicias que nos ofrece su carta. Como primer entrante, un clásico, que gusta a niños, jóvenes y mayores: croquetitas "El Portalón". Bechamel cremosa y sabrosa; resultado, croquetas dignas de ganar la más de las exigentes competiciones. Mencionar la diversidad a elegir: jamón, queso, chipirón, bacalao y txangurro.








Y como segundo entrante, joya donde las haya: boletus con trompeta negra, yema y aceite trufado. Manjar de dioses ¿Conocen ustedes productos que mariden tan perfectamente como los anteriormente citados? Pues de este matrimonio bien avenido, nace un plato de ensueño. Felicitaciones.










En lo que se refiere a los platos principales, a diferencia de otras ocasiones nos decidimos por saborear únicamente platos a base de carne. Por un lado, un exquisito rabo estofado con verduras y patata panadera. Es cierto que no llega a la altura de los guisos sevillanos, maestros en la elaboración de este tipo de producto, pero todo se andará.











La otra degustación carnívora fue la más clásica de nuestras mesas: solomillo con patatas panadera, pimientos verdes y piquillos. La pieza era notable y el punto de la carne el solicitado por un servidor. Poco hecha, para apreciar en toda su magnitud el sabor de la carne. Bravo.










El momento de los dulces fue sublime. En primer lugar, merece detenerse en un postre característico y particular de El Portalón: Ramonísimo, que consiste en un helado de vainilla, café en polvo, almendras y licor. Podríamos decir que es una versión especial de un irlandés o un escocés. Pruébenlo. Resulta muy especial.












Si el anterior postre fue más que singular y diferente, con el que nos ocupa regresamos a lo clásico: volcán de chocolate con helado de banana. Puedo asegurarles que con este dulce tuve la suerte de cantar bingo gastronómico. Dignísimo colofón como fin de fiesta. Aplausos mil.







En definitiva, placer memorable gastronómico.



Última visita: 10/07/20


C/ Correría, 147 - 149 
01001 Vitoria-Gasteiz


945 14 27 55

No hay comentarios:

Publicar un comentario