Hoy visitamos un lugar, cuyo comienzo ya es un buen punto de partida ¿Y cuál es el principio de todo? Evidentemente, que el nombre del local: Deslorian. Ciertamente, la denominación escogida para el establecimiento es provocadora de multitud de sensaciones; le envuelve un halo de hechizo y magia, que sugiere y seduce. Y al frente de este reclamo sonoro gastronómico, el joven Unai Ramírez, cuya trayectoria profesional ha pisado las baldosas más firmes del terreno culinario. Tras
formarse en San Sebastián, tuvo la oportunidad de aprender de maestros como Juan
Mari Arzak, Martín Berasategui o Ferrán Adriá. Todo promete: el nombre del local, el recorrido gastronómico del chef...
Más ventajas; se halla en una ciudad preciosa, Vitoria, y su emplazamiento es el ideal, dado que se encuentra a un paso de la Catedral Nueva. Se puede decir que el local es minimalista, con ciertos toques modernos, al que se llega tras pasar una estilosa barra-recibidor. El punto fuerte está en la variedad de menús que ofrece, todos ellos con precios muy económicos y con cantidades más que generosas. El pequeño pero que habría que ponerle se encuentra en el aspecto de la originalidad e innovación de los platos. Si bien algunos de ellos se podrían enmarcar dentro del capítulo de cocina innovadora, yo personalmente esperaba una gastronomía más creativa y minimalista, considerando, sobre todo, los antecedentes de Unai.
Y ahora, después de tanta música y sonoridad, es momento de ir con la letra, osease el análisis de las viandas. Nosotros, sabiendo cuál eran las virtudes del Deslorian, no dudamos y decidimos explotarlas al máximo. Por ello, quisimos degustar su menú diario. Y la verdad sea dicha, se cumplieron las expectativas: precio muy competitivo, raciones generosas y un cierto aire de sofisticación.
¿O no les parece que el primer plato se adapta perfectamente a lo anteriormente comentado? Delicias de puerro con envoltura de jamón cocido bañadas con crema de queso semi-curado. Materias primas naturales, buscando algo novedoso, pero siempre sin caer en la estridencia. Y el resultado espectacular: el puerro delicioso y delicado, al tiempo que la crema le dotaba de ese pequeño toque especial.
Realmente el segundo plato, entrecot a la plancha con patatas y pimientos del piquillo no tenía ningún misterio ni secreto, lo que demuestra esa mezcla de tradición e innovación de la que acabamos de hablar. No obstante, la sorpresa, positiva en este caso, estaba en el precio. El precio de la pieza en cualquier otro restaurante de su nivel se alejaría muy mucho al que tuvimos gusto (digo bien, gusto) de pagar.
Y, finalmente, de postre, un clásico entre los clásicos: flan con helado. Nada que rebatir. Un buen helado y un flan casero y consistente. En este plato se vuelve a percibir un poco de escasez imaginativa, que se quiere subsanar, en parte, con un diseño un tanto novedoso en la vajilla, que siempre es de agradecer.
Si la esencia está en el menú, Deslorian es la clave.
Última visita: 11/01/13
C/ Adriano VI, 15 (Esquina Avenida-Gasteiz)
01008 Vitoria-Gasteiz |
945 22 31 34
Un menú estupendo, pero si se observa mucha contención. Un abrazo, Clara.
ResponderEliminarBien dices, Clara, la contención predomina, pero en época de apreturas económicas ya se sabe...
ResponderEliminarcomida sin pretensiones!
ResponderEliminarSí, así es. Nada de pretensiones.
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