martes, 13 de octubre de 2015

Donde se inicia la historia del salmón

Hoy nos espera la tierra asturiana, tierra ella con historia, fuerza y raza. Y en dichos parajes decidimos realizar un alto en el camino en una preciosa villa marinera costera rodeada de no menos espectaculares edificios indianos: nos encontrábamos en Ribadesella. Y escogimos un lugar para saciar nuestro gusto de especies marinas. Aquel no era otro que El Campanu, el cual también rebosa historia digna de contar. Por si no lo sabían, así llaman al primer salmón capturado en cada uno de los ríos de la vertiente cántabra asturiana. Y como no podía ser de otra manera, quien regenta dicha joya, José Manuel Mori Cuesta "El Marqués", ha pescado el Campanu nada menos que en cinco ocasiones y en distintos ríos: Sella, Eo, Esva, Cares y Cantabria. Ahí es nada. 






Evidentemente, con todo ese bagaje de pescador de primera, las joyas de la corona son los pescados y mariscos frescos de primera calidad capturados mayoritariamente en Ribadesella y otros puertos asturianos. La ubicación del restaurante además es perfecta, puesto que se sitúa en una entreplanta que permite tener el puerto de la villa como telón de fondo. Maravilloso. Todos estos antecedentes no invitaban a otra cosa que a sentarse frente al río, dejarse llevar y estar dispuestos a disfrutar de una sinfonía de sabores de mar totalmente afinada.







Les debo comentar que antes de comenzar el festín con todo tipo de entrantes, nos obsequiaron con una crema de pixín y patatas, que provocaban un salto de lágrimas, por su exquisitez. Para los menos duchos en el bable, el pixín es el tan conocido rape.






Ahora sí y adentrándonos en los entrantes, gracias al Dios Neptuno y porqué no a mis continuas súplicas, no faltaron a la mesa los reyes del marisco: los percebes. Cocción en su punto; tamaño perfecto. Sabrosos hasta decir basta y nada de arena. Si es que en tierra de percebes como Galicia, Asturias, el riesgo al fracaso es mínimo.





Y ya que hablábamos de Galicia, un plato típicamente gallego: una docena de zamburiñas a la plancha de quitar el hipo. Llamaron la atención de todos los comensales su notable tamaño, acercándose mucho a su hermana mayor y prestigiosa vieira. No obstante, el mayor tamaño no fue menoscabo para que la zamburiña dejara de ser tan fina como la caracteriza.




¡Qué siga la fiesta! Más entrantes, y sin que sirva de precedente, este también proveniente de la cercana Galicia. Ya saben, gallegos y asturianos, primos hermanos ¿Y cuál fue el producto que nos brindó la bella Galicia? Sus delicadas almejas de cuchillo a la sartén de Carril. Y es ahí en Carril (Pontevedra), donde la almeja se convierte en una auténtica leyenda gastronómica.






Más ¿Qué les parecen unos calamares de potera fritos en rabas? Y claro, potera son palabras mayores; puesto que mientras estos están pescados a anzuelo, la otra modalidad es la denominada de arrastre. Lógicamente en el primer caso, al no ser arrastrado por las redes, el calamar llega limpio de arena y fango con la piel intacta ¡¡Y vaya que lo notamos!! Tanto es así, que aún nos arrepentimos de no haber pedido una segunda ración ¿Excusa para volver, quizás?



Y ya como último entrante, uno grande y espectacular: tacos de bonito en salsa (¿con un toque de sidra?) y patatas cocidas. Les aseguro, sin miedo a equivocarme, que en mi modesta opinión jamás había tenido el placer de saborear un bonito tan jugoso, Fantástico e inolvidable. Mil gracias.





Para finalizar el ágape, como es menester: un buen xargo. Lástima (o quizás no para que los amantes de dicho pescado podamos seguir disfrutando de él), que no sea el más popular de nuestras costas, aun siendo como es, un pariente lejano del besugo y la dorada. La verdad es que la pieza no pudo resultar más sabrosa. Lógico, por otra parte, puesto que si este exquisito pescado es un depredador de percebes, eso luego se debe de apreciar.




Y no crean que ahí finalizó la velada, dado que tuvimos fuerzas de saborear 2 postres sabrosísimos. Todos ellos caseros y exquisitos. Para comenzar el típico frisuelo asturiano, una especie de crepe, que no pueden dejar de probar si visitan la tierra de Pelayo. En esta ocasión optamos por un relleno a base de crema.






Por último, un dulce más, con el fin de terminar más gustosos, si cabe: coulant de chocolate con helado de vainilla, demostrándonos que además de ser unos auténticos profesionales en la elaboración del pescado, tampoco son mancos ni se quedan atrás en el arte de la repostería.





Ya saben, si quieren saborear el pescado más fresco del Cantábrico, hay un lugar que les espera, y ese no es otro que El Campanu, donde el pez casi salta directo del río al plato.



Última visita: 11/10/15
Ver ubicación Latitud: 43.4630508 Norte Longitud: -5.0585818 Oeste


Marqueses de Argüelles 9
Ribadesella

985 86 03 58 - 670 60 36 94

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