En el día de hoy nos acercamos a uno de los barrios más elegantes de Madrid: Chamberí. Y allí nos espera uno de los restaurantes referentes de la capital de España y que ya ha pasado a ser un clásico tras casi 30 años en el mundo de la cocina. Estamos hablando de Gala. Su éxito se basa en la excelente calidad de la materia prima con la que tratan de elaborar platos realmente vanguardistas e innovadores. Siempre tienen presente los platos más reconocidos de la cocina madrileña, pero con acertados toques renovadores.
El interior hace honor a su nombre. Se trata de un lugar de gala. Incluso la vajilla a mí me hace recordar por su elegancia a la musa de Dalí. A destacar que si bien se trata de un local pequeño, el espacio resulta muy holgado. Dispone de 3 comedores. El principal, ocupado por 8/10 mesas es moderno con tonos blancos de la mantelería y grisáceos de las paredes, que contrastan perfectamente con las lámparas y los vasos de agua de color rojo. El otro comedor, propiamente dicho y perfecto para eventos privados, es aún más moderno, si cabe. Y finalmente, para los amantes del vino, tendrían a su disposición una más que coqueta bodega. En resumen, confortable y vistoso.
En este tipo de lugares, no podía faltar un aperitivo cortesía de la casa, y de calidad además: un más que sabroso hojaldre relleno de matanza con crema de queso. Me atrevería a decir, sin seguridad plena, que el queso podría ser feta, el cual mezclado con el chorizo, lograba una combinación de muchos quilates. Bravo.
En el capítulo de los entrantes todo fueron sorpresas y muy positivas. Croquetas cremosas de ibérico con leche de oveja. Uno no sabe si el secreto de la bechamel estribaba precisamente en dicho lácteo, pero la verdad es que estaba excelente, a la par que el relleno era de primerísima calidad. Excelente.
Como segundo entrante optamos por una recomendación de la casa, y vaya que fue una recomendación acertada: boletus con crema de patata y huevo. Al ser época de hongos y setas, las posibilidades de éxito eran enormes, pero no a tal nivel. Fue la joya de la mesa. Quizás, sin riesgo a equivocarme, los mejores boletus que he tenido el placer de degustar. Soberbio.

¡¡Platos principales a la mesa!! Carne y pescado. Para empezar, el rey del mar: lomo de merluza en meniere de trompetas negras. Que no falten, una vez más, las setas. Y nuevamente una composición de lujo. Sabroso y delicado.

El momento carne igualmente fue emotivo gastronómicamente hablando. Centro de solomillo con foie y patatas "pont neuf. Foie espectacular y una carne que se deshacía en el paladar. Más no se puede pedir.
Si aún tienen apetito, les aconsejo su gama de postres. Todos brillaron a gran altura. Uno: torrija caramelizada con helado de leche fresca. Una versión fina y sensible de la torrija clásica. Más digestiva y ligera. Acierto pleno.
Dos: un tradicional entre los dulces italianos, que no es otro que el tiramisú. Como cabía esperar, con la interpretación en modo Gala. Postre más elegante y solemne en su copa.
Y para terminar, tres: las texturas del chocolate. Posiblemente el más atractivo y más innovador de todos los postres, además de tratarse de un placer para todos y cada uno de los sentidos, y es que en el noble arte de la gastronomía todos ellos toman parte.
Finalmente, una última sorpresa para acompañar a los cafés. Gala nos ofreció unos pequeños bizcochos rellenos de anís, que endulzaron aún más la jornada gastronómica.
Si desean vivir la magia de un producto de calidad en una zona relajada de Madrid, sin duda, Gala es el lugar idóneo.
Última visita: 5/11/16
Ver ubicación Latitud: 40° 26' 26.16" Norte Longitud: -3° 41' 52.62" Oeste
28003 Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario