miércoles, 31 de julio de 2024

Un hotel donde la gastronomía sí que funciona

En el día de hoy nuestra aversión al riesgo se encuentra bajo mínimos, por lo que nos disponemos a afrontar la durísima aventura de disfrutar de la gastronomía en un hotel. Ya saben mis historias de hoteles y restaurantes... Pues hoy va a cambiar un poco la cosa. Matices muy positivos. Visitamos en el bellísimo pueblo de Palamós, provincia de Girona, el más que coqueto Hotel Marina. A destacar su materia prima, homenajeando en todo momento al abundante y exquisito producto catalán.




El lugar es precioso. Desde luego, que la reciente reforma ha merecido realmente la pena. Ambos comedores y la terraza exterior presentan una arquitectura amigable y atractiva. Juegan con unos tonos verdes y blancos, donde las mesas, quizás, no estén excesivamente separadas, pero en su descargo se debe decir que los asientos-butacas tienen un tamaño superior, lo que en cierta medida limita la separación. Asimismo, la bodega a la vista es un privilegio para los ojos.







El festín gastronómico fue a base de un entrante y dos platos principales. Como entrante, carpaccio de gambas con aguacate, olivada, huevas de pescado y aceite de oliva virgen. Auténtica pleitesía al producto de la zona. Como todos sabemos, la gamba aquí es la reina, bien escoltada por las aceitunas y el aceite catalán. Bravo.











Los platos principales fueron marinos, acordes con el nombre del local. Lugar de mar exige que no falte pescado. Primero, dorada al horno con sus patatas panaderas. Al igual que las gambas, otro sanctórum de la cocina catalana. Bien asada con su sal gorda, para obtener un verdadero manjar. 















Lamentablemente, no sucedió lo mismo con el otro pescado: rape al horno con salsa de tomate y patatas. Digo salsa de tomate, porque era su ingrediente principal, enmascarando y ocultando el sabor del verdadero protagonista del plato. Experimentos extraños con condimentos que no están a la altura de una materia prima de calidad, no es de recibo.













Sin embargo, el postre compensó con creces el pequeño incidente gastronómico anteriormente mencionado. Dama blanca: helado de vainilla, nata montada, almendra tostada y chocolate fundido. Podría catalogarse como una de las copas de la casa antiguas, pero con aire fresco y moderno. Muy bien.











El interior enamora y la gastronomía muestra carácter. Eso es Hotel Marina.




Última visita: 25/07/24


Web del restaurante
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Av. Onze de setembre, 48
Palamós, Girona. Costa Brava

972 313 784

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