miércoles, 5 de diciembre de 2012

Cordero y nada más...

¿Dónde acudir para poder degustar uno de los mejores corderos del país, sino es a la bella Sepúlveda? Cualquier horno de dicha población ejecutará el noble arte de asar cordero a las mil maravillas. Pero antes de asistir a estos hornos, no dejen de visitar el Parque Natural de las Hoces del Río Duratón y el Centro de Interpretación de las Hoces del Duratón (sito en la Iglesia de Santiago), que se halla en la propia villa, en el que se puede ver todo lo relacionado con el Parque Natural y con Sepúlveda. Ello hará que su banquete sea aun más merecido, si cabe.






¿Y cuál es el misterio? Tan sencillo como lo siguiente: que se trata de un cordero de raza churra alimentado con los pastos del valle del Duratón. Se encuentra en la comarca de Sepúlveda, Pedraza y las Hoces del Duratón, lo que permite que los asadores puedan controlar la calidad. En España existen muchas razas de cordero, castellanas, merinas, ojaladas, churras, etc..., pero ¿por qué se elabora el cordero con raza churra? Pues a pesar de que cada vez se cría en España menor cantidad de ejemplares de cordero de raza churra por razones económicas (da menos carne) lo cierto es que da mejor calidad y un mayor sabor. También hay que tener en cuenta que es cordero lechal (lechazo), es decir se alimenta solo de leche. El lechazo churro se asa en hornos de leña (generalmente roble) a la manera tradicional y sólo aderezado con agua y sal. Lo que le da ese sabor característico. Lo primordial. Ya ven, más fácil imposible. Y aunque en Sepúlveda cualquier lugar es ideal, nosotros optamos por el restaurante Cristóbal.





¿Qué se puede decir del local? Su principal característica es la practicidad. Se palpa la costumbre de recibir grandes grupos con afán ovino. Ello le obliga a disponer de distintos comedores, según las circunstancias: el comedor a la carta, el comedor para celebraciones y finalmente, el lugar más íntimo, el comedor en la cueva. Buena idea, por supuesto, la de separar los ambientes. El comedor donde se ofrece cordero a destajo es el más apropiado para que el ritmo sea ágil, considerando el importante número de comensales. Y, efectivamente, ahí es donde nosotros estuvimos.



¿Y qué mejor reconstituyente y tonificante tras un largo paseo invernal que un buen caldo de gallina caliente y sabroso? Cocina de toda la vida, que se mantiene a prueba, incluso de los paladares más exquisitos, sin ir más lejos el de un servidor. No todo debe de ser innovación, investigación y nueva cocina. Ambas cocinas son perfectamente compatibles, y si me apuran, se necesitan.


Y una vez puestos a carburar los paladares, llega el momento de un plato estrella, nuestro y tradicional. Además,  la zona geográfica también invitaba a ello. Nos encontrábamos ante la mejor ocasión de degustar un señor plato de jamón, pero... Para nada estuvo a la altura de lo esperado. Con el buen jamón que se puede saborear en dicha tierra, y nos presentan un jamón, que yo diría que es simplemente de bodega. En fin...



Llega la hora de los valientes, queridos lectores: el cordero con su acompañamiento de ensalada correspondiente. Aquí sí que demostraron sus condiciones. Zapatero a tus zapatos. A ver si nos estamos americanizando. Nos especializamos en algo, y únicamente sabemos de eso. No obstante, bienvenido sea, si la especialización es la óptima, aunque quizás la gastronomía no sea uno de los campos más propicios para ello, dado que es uno de los sectores más sensibles a la crisis.






Los postres tampoco fueron una excepción. Nada sorprendentes ni rompedores. Incluso dentro de su aroma tradicional, diríamos que rozaban lo mediocre. En cuanto al flan con helado que se nos ofreció, el helado era realmente industrial, mientras que el flan sí que salvaba los muebles. Era un postre casero, que es de felicitar. Algo es algo.



Sin embargo, el último postre lo calificaría de infame. Sinceramente aun nos preguntamos con qué tipo de tarta nos querían deleitar ¿Aquello qué era, una nata espuma de afeitar o un mal merengue? Y del bizcocho, mejor no hablar. Todo ello aderezado por un chocolate, que vaya a saber usted... Desde luego que no fue un buen final ¿Tragedia?


En definitiva, como es Sepúlveda lugar de adoración y peregrinación al cordero, lo es de la misma manera, el restaurante Cristóbal.


Última visita: 27/10/12
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C/Conde de Sepúlveda, 9
40300 Sepúlveda
SEGOVIA

921 54 01 00

1 comentario:

  1. Se hace la boca agua sólo con verlo, comérselo tiene que ser una delicia. Un abrazo, Clara.

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